No hay imagen disponible

‘Merkel: el desencanto

En 2015, Angela Merkel despertó profundos temores en convertirse, a pesar de negarlo, en la persona que abrió las puertas de Alemania a los extranjeros. 

 

9
estados está representado el partido AfD, con éxito en tres regiones

En 2015, Angela Merkel despertó profundos temores en convertirse, a pesar de negarlo, en la persona que abrió las puertas de Alemania a los extranjeros. 

 

Y las “buenas razones” que argumenta para defender su política de asilo siguen sin lograr silenciar a sus críticos: cada aparición pública de la canciller es acompañada por una procesión de oponentes. 

 

En este aspecto, la extrema derecha sigue desafiante y promoviendo un clima de miedo perpetuado por radicales nacionalistas que acusan a los refugiados y al Islam de portar todos los males de Alemania. Y la canciller se ha convertido en su blanco perfecto.

 

El año pasado, casi un millón de inmigrantes solicitaron asilo en el país. Merkel sabía que tendría que hacer frente a la resistencia dentro de su propia familia política, que permanecía escéptica de su política de integración. 

 

Pero la canciller sobrestimó sus propias posibilidades de lograrlo. Y para muchos dio la imagen de que para ella no existían reglas, al tomar la decisión en septiembre de 2015, de no aplicar los acuerdos de Dublín a los refugiados sirios varados en Hungría y Grecia – y en situación de emergencia humanitaria– para que pudieran unirse a Alemania.

 

Pero el caos se asentó en la frontera, sumado a la falta de apoyo europeo, y después de los asaltos sexuales en Colonia en vísperas de Navidad, y los ataques terroristas en Francia y Baviera. Para Angela Merkel este verano ha instalado las dudas en la opinión pública sobre las virtudes del Willkommenskultur -cultura de la acogida- defendida por la canciller. 

 

Contra la política de Merkel

 

Su cultura de asilo político es masivamente rechazada por el 67 por ciento de los alemanes, según un sondeo publicado en septiembre por la empresa Insa. 

 

Y a principios de este mes, otra encuesta de la empresa TNS indicó que el 82 por ciento de los alemanes espera “una corrección en la política” de la canciller. Lo que significó una bofetada para Merkel.

 

Con el apoyo del 45 por ciento, la canciller había, incluso, llegado a su nivel más bajo en cinco años. 

 

Si bien en agosto de 2011 la crisis financiera amenazaba la zona euro, con una buena parte de la ciudadanía preocupada por su capacidad para defender la economía nacional, tan solo un año después, para 2012, Ángela Merkel había superado la prueba al conquistar a todo el país con una calificación del 81 por ciento de satisfacción. 

 

La crisis de los migrantes pulverizó esa confianza. Y pasó de ser la madre protectora de los alemanes, a la “canciller de los refugiados”.

 

Con un alto nivel de popularidad, a menudo relacionada con la salud económica del país, pero también a su personalidad y a su modestia: Merkel encarnaba la estabilidad y la protección del modelo alemán. Pero hoy es percibida como la misma que puso en peligro dicho equilibrio, al perder el control de la situación durante el otoño de 2015.

 

La cuestión de la reelección ya está puesta sobre la mesa: una mayoría de los alemanes espera que no se postule para un cuarto mandato: Merkel ha perdido parte de la confianza de los votantes y el Alternative für Deutschland (AfD) es el receptáculo de esa desilusión.

 

Si el partido populista antiinmigrante empuja sus recursos electorales a los abstencionistas, también podría seducir a los decepcionados por la canciller. 

 

Las últimas encuestas prometen hasta un 16 por ciento de intención de voto para el AfD en 2017 y sólo el 30 por ciento al CDU de la canciller, es decir, 10 puntos menos que en 2013.

 

Con un alto nivel de popularidad relacionada con la salud económica del país, a su personalidad y a su modestia: Merkel encarnaba la estabilidad y la protección del modelo alemán

 

Una mayoría de los alemanes espera que no se postule para otro mandato: Merkel ha perdido parte 

de la confianza de los votantes

 

Mea culpa

 

Un año después de la decisión de Angela Merkel de abrir Alemania a los refugiados –y a un año de las elecciones a nivel federal–, el partido antiinmigrante populista AfD ganó con un éxito electoral importante en una región de la antigua Alemania Oriental, dando un golpe al CDU, del cual es presidenta la canciller.

 

Y lo cierto es que, aunque la cuestión de la integración de millones de solicitantes de asilo que llegaron el año pasado monopolizó la campaña electoral, sólo unos pocos miles de refugiados se establecieron en la zona en donde ha ganado la ultraderecha alemana.

 

Tres años después de su creación, la AfD ha reforzado su posición en la escena nacional. Y el partido está ahora representado en nueve de los 16 estados, con un éxito importante en tres regiones. 

 

La elección en Berlín, el pasado 18 de septiembre, ya dibuja el panorama electoral para las legislativas del siguiente año. Y con esta crisis, sólo el 44 por ciento confía en la canciller para un cuarto mandato. 

 

Y después de haber lograr reducir el flujo de refugiados, Alemania se enfrenta ahora a la cuestión de la integración de los inmigrantes ya acogidos. 

 

¿Angela Merkel tendrá el tiempo para cambiar su política y recuperarse antes de la elecciones del 2017? ¿O bien es el principio del fin de la Era Merkel, como lo anuncia la escalada de la ultraderecha?