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Venezuela ya perdió

La historia política de Venezuela, dominada por un personaje carismático y de raíces humildes, es también la historia económica del petróleo.

Hugo Chávez, que ha estado al frente del país durante más de 13 años, ha tenido la fortuna de haber heredado un país con un recurso que todo el mundo quiere comprar, pero a pesar del discurso socialista, ha llevado al país por el rumbo de la dependencia.

El próximo domingo enfrenta en las urnas a su opositor Henrique Capriles.

Dependencia negra

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Por ciento la inflación estimada en Venezuela
Según el Banco Central, la tasa de inflación en Venezuela ronda el 28 por ciento, siete veces más alta que la de México. El país no está creando riqueza, sino inflando artificialmente su producción

La historia política de Venezuela, dominada por un personaje carismático y de raíces humildes, es también la historia económica del petróleo.

Hugo Chávez, que ha estado al frente del país durante más de 13 años, ha tenido la fortuna de haber heredado un país con un recurso que todo el mundo quiere comprar, pero a pesar del discurso socialista, ha llevado al país por el rumbo de la dependencia.

El próximo domingo enfrenta en las urnas a su opositor Henrique Capriles.

Dependencia negra

Un estudio del Fondo Monetario Internacional otorga respaldo empírico a lo que a todas luces parece obvio: las finanzas públicas del país bolivariano están casadas con el precio del petróleo.

Según estimaciones, las fluctuaciones en el precio del petróleo influye en un 80 por ciento en el presupuesto del gobierno.

Hasta ahora, le ha funcionado puesto que el precio del petróleo creció de 10 dólares el barril en 1996, hasta más de 100 hoy en día.

Pero considerando que el gobierno toma cada vez mayor relevancia en la economía de Venezuela, la herencia que deja el chavismo es clara: una dependencia peligrosa a una materia prima que, como sucedió en los 70 en México, podría resultar dolorosa.

El problema es en dos sentidos: Venezuela no exporta en ningún rubro cantidades significativas como para ser considerada una economía diversificada, mientras que el gobierno depende cada vez más de la empresa paraestatal de petróleo.

Avance artificial

Los chavistas hablan de una inversión sin precedentes en capacidades humanas y una economía creciente. Pero el crecimiento del PIB se ha visto acompañado por una tasa de inflación lejos de ser óptima.

Según el mismo Banco Central, la tasa ronda el 28 por ciento, siete veces más alta que la de México.

En pocas palabras, el país no está creando riqueza, sino inflando artificialmente su 
producción.

Esto es especialmente preocupante para los pobres, a quienes Chávez se jacta de ayudar más, pues es de conocimiento común que la inflación golpea desproporcionalmente más a los que menos tienen.

A los desempleados también se les dificulta mantener su poder adquisitivo sin incrementos nominales en sus ingresos y con una inflación tan alta.

Las políticas de controles de precios también le han salido muy caros a los 
venezolanos.
Constantemente se reporta de la escasez en ciertos alimentos básicos porque el gobierno se rehúsa a permitir mayor independencia a los productores.

Además, el récord de nacionalizaciones del presidente ha hecho que la deuda conlleve un alto riesgo, mismo que debe ser compensado con intereses más altos.

El gobierno de Venezuela paga tres veces más en intereses a inversionistas que el promedio de todos los países de América Latina.

Gasto para subsistir

Pero además de la subsistencia petrolera, el presidente Hugo Chávez ha ahuyentado a la inversión extranjera para obtener recursos para mantenerse en el poder, una medida que le resultará costosa en el largo plazo.

Un ejemplo son las “grandes misiones sociales”, que Chávez inició a principios de la elección.
El presidente ha prometido 350 mil casas para personas de escasos recursos,  sin embargo, esto parece improbable puesto que en los últimos 11 años se han construido 600 mil.

La verdadera intención, según The Economist, podría ser recabar información sobre los votantes más pobres, quienes naturalmente se inscribieron al programa y que quienes ni siquiera les construirá una casa sino después de la elección.

Esto también le da una ventaja en la elección a Chávez, quién argumenta que de ganar su oponente, no se llevaría a cabo el programa.

Pero no soló se trata de promesas de vivienda. El Financial Times reporta que tan sólo durante agosto, el gasto del gobierno central incrementó 41 por ciento en términos reales, la mayoría destinado a aumentos de sueldo.

Para financiar estos proyectos, el presidente ha hecho uso de las reservas, que lejos de funcionar para su propósito inicial, se han convertido en la caja chica del gobierno.

En este sentido, según reportó Reuters, durante agosto Venezuela fue el único país en el mundo que redujo sus reservas de oro durante este periodo de incertidumbre mundial.

A precios de mercado, el Banco Central de Venezuela obtuvo 200 millones de dólares por la venta, aunque la cifra oficial no es conocida.

Pero esto es tan solo la punta del iceberg. Según una investigación periodística reciente, el Banco Central ha transferido más de 47 mil millones de dólares desde el 2005 a la cuenta del Fondo Nacional de Desarrollo, cuyas cuentas son confidenciales y manejadas exclusivamente por el presidente.

Con la llegada de las elecciones, la tendencia se ha acelerado, llevando a las reservas del país a un mínimo de cinco años de menos de 25 mil millones o 7.4 por ciento de su PIB, según estimaciones del FMI.

El resultado de tanto gasto es que quien salga victorioso el domingo tendrá que apretar el cinturón estatal, cosa que no será fácil para los venezolanos.

La diferencia entre Henrique Capriles, el contendiente de oposición, y Chávez es que el primero podría sentar bases para una economía menos dependiente y tal vez más productiva.
El segundo seguirá aplicando la misma combinación de dependencia y opacidad en el manejo de la economía.

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