Las mochilas, uniformes y útiles llevan meses en un rincón

Útiles en el olvido sin actividades escolares

Los negocios que dependen de las actividades escolares resienten los efectos de la pandemia y el panorama luce mucho más complicado porque en el plan de las clases televisadas muchos de los insumos que venden no serán requeridos por los alumnos al estar en sus casas

Las mochilas, uniformes y útiles llevan meses en un rincón. Detrás de los múltiples retos que enfrenta el sistema educativo por la pandemia existe otra crisis: los comercios que viven del regreso a clases no podrán sostenerse por el desplome de sus ventas.

La situación será un duro golpe para más de 287 mil unidades económicas, ya que en la mayoría de los casos esta fecha representa el 90 por ciento de sus ventas en todo el año.

En 2019, el regreso a clases generó una derrama estimada de 82 mil millones de pesos provenientes de la venta de útiles y mercancías escolares, de acuerdo con datos de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur).

Para este año es difícil cuantificar e incluso esperar ganancias porque las clases que comenzarán el próximo 24 de agosto serán televisadas. Por lo tanto muchos materiales que usualmente aparecían en la lista de útiles en esta ocasión no serán esenciales.

Dentro de los principales giros que se beneficiaban de la temporada se encuentran las papelerías, zapaterías, tiendas de uniformes escolares y de mochilas, así como librerías. Y aun cuando varios negocios levantaron la cortina por el cambio de color en el semáforo desde ahora ya resienten el impacto en sus ventas.

En los 84 años de existencia de la emblemática tienda de mochilas Miguel Petacas sus propietarios nunca había experimentado una crisis similar a esta, ni siquiera cuando fue la pandemia de influenza AH1N1 en 2009 o los sismos de septiembre de 2017.

Mauricio DíazKaram, director de Operaciones y Mercadotecnia de Miguel Petacas, comparte que la emergencia sanitaria provocó una reducción del 70 por ciento de sus ventas, por eso buscaron otras alternativas para sacar adelante el negocio.

Una de las apuestas fue habilitar canales de venta diferentes como el comercio electrónico para apoyar, por principio, a sus trabajadores, así como a los padres de familia que cada año buscan una mochila, lonchera o lapicera para los pequeños del hogar. Otra de las estrategias fue enfocarse en la elaboración de mochilas delivery o de repartidor.

Los papás saben que los niños no van a regresar a clases de manera presencial y por ende la mochila no es una prioridad en este momento. Sin embargo, confiamos en que una vez que el semáforo cambie a verde podamos recuperar algo de lo perdido durante esta temporada que va desde julio, agosto y principios de septiembre
Mauricio DíazKaramDirector de Operaciones y Mercadotecnia de Miguel Petacas

Hacia adelante, el director de Operaciones y Mercadotecnia mantiene un optimismo moderado, pues confía en que cuando los turistas comiencen a viajar la demanda de maletas también aumentará.

Dura realidad para comercios de útiles y uniformes

Cada comercio alrededor del regreso a clases vive su propia crisis. En el ramo de los uniformes escolares la situación es crítica.

El gasto estimado en uniformes para cada ciclo escolar va de los 700 a los 2 mil 500 pesos, según sea el grado académico. No obstante, estas prendas están descartadas mientras los 26 millones de estudiantes de nivel básico en México permanezcan en sus casas.

Miguel Vega, propietario de Casa Vega uniformes escolares y disfraces, vive en primera persona esta dura realidad. En años anteriores, las ganancias que obtenía las reinvertía en más material e incluso asegura que le quedaba algo para ahorrar.

Derivado de las restriciones sanitarias el comercio ubicado en el Mercado Tacuba, en la alcaldía Miguel Hidalgo, tuvo que cerrar durante unos meses. Pero el microempresario encontró un tanque de oxígeno en el crédito de 25 mil pesos que otorga el Gobierno federal y del que se han beneficiado más de 885 mil micronegocios. Estos recursos le sirvieron para sacar adelante a su familia, que con él suman cuatro integrantes.

Aunque Miguel Vega reconoce que la pandemia puso en riesgo su establecimiento considera que lo primordial es que se preserve la salud de los estudiantes y de los docentes, incluso si eso significa que hoy solo venda un uniforme.

“Ya no tenemos expectativas. Para los que vendemos ropa escolar esta crisis fue devastadora porque todo lo que invertimos se perdió. Independientemente de que pase todo esto la economía de las personas va a quedar muy dañada y nosotros, si bien nos va, tardaremos en recuperarnos dos años”.

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