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Tenemos que hablar de Andrés

JP Morgan, Citibank y Moody’s coinciden en que AMLO es un factor de volatilidad para los mercados mexicanos. Como candidato puntero de cara al 2018, representa el desafío más claro para un modelo económico que comienza a exhibir grietas evidentes

A todas luces, Andrés Manuel López Obrador representa el desafío más claro para el modelo económico mexicano de apertura financiera, estabilidad macroeconómica y crecimiento basado en una plataforma competitiva de exportación.

La élite empresarial lo ha estigmatizado como un populista, una etiqueta que los medios anglosajones han recogido arbitrariamente. The Financial Times, Bloomberg, The Economist, Forbes, The New York Times e incluso The Guardian utilizan el término populista como descripción inmediata de López Obrador.

Esta decisión editorial tiene una fuerte connotación económica. AMLO, como es conocido el presidente nacional de Morena, es una de las pocas figuras de disenso frente al status quo que ha regido a la economía mexicana desde el sexenio de Miguel de la Madrid. Es también la más importante.

De acuerdo a una encuesta elaborada por el diario El Universal, López Obrador es el candidato con mayores preferencias electorales de cara a la sucesión presidencial de 2018. Bajo diferentes escenarios, su intención de voto se encuentra en un rango que va del 28.6 por ciento al 31 por ciento de los electores.

Esta posición ha obligado a los mercados financieros a intentar descifrar la plataforma económica de AMLO. A la fecha, hay pocos indicios de que alguien haya tenido éxito.

Vagamente, el discurso de López Obrador recorre diversas propuestas que, incluso, pudieran ser incompatibles entre sí: austeridad fiscal para garantizar niveles de deuda pública y déficit presupuestario sostenibles, ahorro de 500 mil millones de pesos a partir de un programa de lucha contra la corrupción, inversión en infraestructura, promoción de una política social con énfasis redistributivo, enfoque en el mercado interno, respeto a la autonomía del Banco de México, creación de un Estado de bienestar, doble mandato (inflación y crecimiento) para el banco central, referéndum sobre las reformas estructurales implementadas por la administración de Peña Nieto, etc.

Si acaso, pudiera considerarse que la única constante en el discurso económico de López Obrador es su crítica a lo que él denomina como el modelo neoliberal. En muchos sentidos, se trata de una postura iconoclasta que rompe con un esquema ortodoxo que, pese a su falta de resultados contundentes en materia de crecimiento, combate a la pobreza y desigualdad; ha sido aplaudido ampliamente por Wall Street.

El economista mexicano Santiago Levy y el economista turco Dani Rodrik se refieren a la paradoja mexicana como el fenómeno de un país emergente cuyos esfuerzos de reforma integral y de consolidación de la estabilidad macroeconómica no han sido acompañados por tasas de crecimiento óptimas.

AMLO representa el desafío más claro para el modelo económico mexicano de apertura financiera, estabilidad macroeconómica y crecimiento 
basado en una plataforma de exportación

AMLO y el disenso

El mensaje de confrontación económica de AMLO ha encontrado su entrada en esta paradoja, abriendo la puerta a un posible cambio de modelo de desarrollo que pudiera generar una notoria sensación de incertidumbre en la transición.

Por eso, con la intención de disipar dudas, López Obrador viajó la semana pasada a Nueva York para reunirse con inversionistas internacionales. Acompañado del empresario Alfonso Romo y del economista de Cambridge Rogelio Ramírez de la O, AMLO sostuvo encuentros con ejecutivos de los bancos JP  Morgan y de Citi.

Éstos últimos emitieron una nota para clientes argumentando que el plan fiscal de AMLO ofrecía poca claridad y que el escenario base para México contempla un repunte en la volatilidad financiera que comenzará a volverse patente en los meses previos a la elección del 2018.

La percepción de JP Morgan y de Citi se suma a la idea planteada por la agencia Moody’s de que López Obrador es un claro factor de volatilidad para los mercados mexicanos.

Sin embargo, estas consideraciones son coyunturales, fenómenos que pudieran disiparse en cuestión de meses, como lo evidenció el llamado “efecto Trump” sobre el tipo de cambio.

López Obrador es una de las figuras de disenso más importante frente al status quo que ha regido a la economía nacional desde Miguel de la Madrid

Amenaza al status quo

Más bien, el riesgo que supone AMLO para el modelo económico actual se encuentra en dos elementos puntuales: su declaración al diario The Wall Street Journal de que resultaría más conveniente postergar la renegociación del TLCAN hasta después de las elecciones y la idea de someter la reforma energética a un referéndum.

Ambos elementos atacan al corazón de una apuesta de desarrollo cimentada en una plataforma competitiva de exportación. Por un lado, el TLCAN corre el riesgo de quedar contaminado políticamente. Por otra parte, la reforma energética es, parafraseando al expresidente de McKinsey Bernardo Minkow, una condición necesaria para la competitividad manufacturera mexicana que va más allá de los 78 mil millones de dólares en inversiones comprometidas del sector petrolero.

Para la industria petrolera el peligro es latente. El Instituto Americano del Petróleo, la Asociación Canadiense de Productores Petroleros y la Asociación Mexicana de Compañías de Hidrocarburos piden un blindaje en el TLCAN que incluya “provisiones para la protección de la inversión, mecanismos de resolución de disputas y el Estado, así como reglas que prohíban la expropiación de inversiones o que prevean la compensación efectiva en caso de que la expropiación ocurra”.

El miedo a Andrés Manuel López Obrador aún cae en el terreno de la especulación.

La negociación del TLCAN podría acabar antes del proceso electoral de Julio de 2018; asimismo, la firma de consultoría Stratfor considera que Morena difícilmente conseguirá una mayoría legislativa necesaria para dar marcha atrás a las reformas estructurales.

Lo único certero es que el discurso económico de AMLO refleja la manifestación de un modelo de desarrollo que comienza a exhibir grietas evidentes.

78,000
Millones de dólares es la inversión comprometida por la reforma energética, la cual podría ser sometida a referéndum si AMLO gana las elecciones
500,000
Millones de pesos es el ahorro que generará el combate a la corrupción planteado por las proyecciones del equipo económico de AMLO
28.6%-31%
Es el rango de preferencias electorales de AMLO según distintos escenarios de una encuesta que publicó El Universal esta semana
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