La materialización una moneda regional parece difícil debido a las disparidades productivas y de desarrollo entre los países latinoamericanos. Foto: Especial

Sur, la moneda latina que tomaría años antes de entrar en circulación

Para que se materialice la circulación de una moneda en común entre los países de la región se necesita la integración de la política fiscal y monetaria de los países, algo que con las condiciones actuales parece difícil

Los gobiernos de Brasil y Argentina preparan la creación de “Sur”, una moneda que tiene el objetivo de integrar comercialmente a Latinoamérica y reducir la dependencia ante el dólar, pero en todo caso, este sería un plan que podría materializarse hasta dentro de un par de décadas.

Ambos países están por arrancar con el análisis de sus economías,  el papel que tendrían los bancos centrales y diversas cuestiones fiscales, de acuerdo con información del diario especializado estadounidense Financial Times que consultó a funcionarios.

“Este proyecto sería de muy largo plazo, puede tomar cinco, 10 o hasta 15 años. Analizar las posibilidades solo sería un primer paso, difícilmente se verá un resultado en el corto plazo y por las implicaciones en el contexto actual ¿Se trata de una buena o mala noticia? la realidad es que tiene sus pros y contras”, señala James Salazar, subdirector de análisis económico de CIBanco.

Tomando en cuenta el contexto económico actual de la región, la materialización de este proyecto parece difícil debido a las disparidades productivas y de desarrollo entre los países latinoamericanos, explica el especialista.

Un referente común en torno a la integración económica de una región es el euro, la moneda que se utiliza en 20 países de la Unión Europea y la usan 346 millones de europeos. Pero para poder implementarla tuvieron que pasar 12 años desde los primeros trabajos y acuerdos, pasando por la creación de instituciones supranacionales, procesos de adaptación, hasta su circulación y uso común.

“Se puede implementar como la Unión Europea que estableció un consejo europeo, unión aduanera, un banco central en común, además de tener una libre movilidad de trabajadores para que se puedan neutralizar los choques que se presenten, con países muy vinculados en términos económicos, tener una política fiscal y monetaria en común.

“Aunque Argentina y Brasil pertenecen al Mercosur junto con otros países, la verdad es que no están operando de esa manera, no tienen las condiciones necesarias actualmente para poder llevar a cabo la implementación de una moneda en común”, señala el Salazar.

En el caso de la puesta en marcha del Euro se trató de un proceso dividido en tres fases: la primera inició en julio de 1990 con la supresión de las restricciones a la circulación de capitales entre los Estados miembros, el fortalecimiento del Comité de Gobernadores de los bancos centrales de la Comunidad Económica Europea, la modificación de este ente y la adopción del Tratado de la Unión Europea.

En enero de 1994 inició la segunda fase en la que se creó el Instituto Monetario Europeo y se enfocó en el fortalecimiento de la cooperación entre los bancos centrales y la coordinación de políticas monetarias, se diseñaron los billetes y se determinaron a los miembros del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo.

Ya para la tercera fase que arrancó en enero de 1999 se fijaron los tipos de cambio de las monedas de los once estados miembros de la Unión Europea, se introdujo el euro sólo con fines escriturales, es decir, utilizado en mercados financieros; y se ejecutó una política monetaria única. Fue hasta enero de 2022 cuando empezó a circular la nueva moneda.

Invitación a México

México es uno de los países que ha sido invitado a integrarse a este bloque económico, sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha rechazado este planteamiento, aunque apoya la integración de todo el continente americano.

Sobre esta propuesta, López Obrador fue cuestionado el pasado tres de enero y señaló que no plantearía la sustitución del dólar y que “nosotros lo que estamos buscando es que se integren más las economías de los países del continente americano, que nos integremos más”.

La idea de una moneda para los países de Latinoamérica expedida por un banco central regional no es reciente. Lula la abanderó durante su primera administración, entre 2003 y 2011, coincidiendo con otros mandatarios de la primera ola izquierdista de la región como el venezolano Hugo Chávez, quien presentó ideas como el sucre o el petro.

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