Si ellas mejoran comemos sano

Cuando de seguridad alimenticia se trata, las políticas económicas impuestas en los mercados pueden ser cuestión de vida o muerte.

Muchos impuestos a la agricultura, o negar a los productores el acceso al financiamiento, significa que puede haber poca producción de comida y mucha gente con hambre.

Por otro lado, subsidia el consumo y a los productores y se puede generar un ciclo vicioso, en el que se desperdicia comida o se consumen alimentos que no son nutritivos.

Cuando de seguridad alimenticia se trata, las políticas económicas impuestas en los mercados pueden ser cuestión de vida o muerte.

Muchos impuestos a la agricultura, o negar a los productores el acceso al financiamiento, significa que puede haber poca producción de comida y mucha gente con hambre.

Por otro lado, subsidia el consumo y a los productores y se puede generar un ciclo vicioso, en el que se desperdicia comida o se consumen alimentos que no son nutritivos.

Se trata de un acto de balance con muchas ramificaciones, por lo que existen ya una serie de herramientas económicas para predecir precios y cantidades de producción agrícola.

Un estudio realizado por The Economist Inteligence Unit, auspiciado por la empresa de químicos DuPont, es la última herramienta de este tipo.

Establecer correlación

En este estudio se pueden observar diversos descubrimientos interesantes.

Primero se crea un índice, que es una manera sencilla de calificar a un país respecto a su seguridad alimenticia.

En el país con calificaciones cercanas a 100, las personas tienen una probabilidad muy baja de morir de hambre o desnutrición.

En cambio, países más cercanos al cero son aquellos en los cuales hay poca seguridad alimenticia y mucha probabilidad de morir por falta de nutrientes.

Luego se toman 25 variables que tienen que ver con precios de la comida, condiciones de mercado, estabilidad política y muchas otras.

La comparación directa entre una variable y el índice, o calificación del país, nos debe dar una idea de qué factores son aquellos que más influyen en que un país tenga seguridad alimenticia.

Los investigadores llaman a esta comparación, correlación, y entre más alta sea, más está relacionada la variable con el índice.

Curiosamente, los datos del estudio arrojan una correlación importante con el índice de oportunidades para las mujeres.

En su blog “detalle gráfico”, el diario inglés The Economist explica que la correlación de oportunidad de las mujeres con la seguridad en alimentos es de un 0.93, mayor que para los demás indicadores, lo que puede dar testimonio del rol que las mujeres toman en preparar alimentos y ayudar con los gastos del hogar.

Otros factores, que son aludidos constantemente como causas de la inseguridad alimenticia resultaron sorprendentemente lejos de ser tan importantes como uno pensaría.

La democracia tiene una correlación de tan solo 0.77 y el acceso al financiamiento por parte de los productores, un problema que muchas políticas públicas buscan remediar, tan solo 0.85.

También se encuentra que los impuestos a las importaciones, lejos de incentivar a la producción nacional, tienen poco que ver con la seguridad alimenticia, pues éste tiene una correlación con el índice de tan solo 0.08.

Es decir, si la meta es dotar de alimentos a un país, tal vez la mejor manera sería otorgándole mayores libertades y posibilidades a sus ciudadanas.