¿Por qué se opone Alemania?

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunció el jueves pasado lo que tanto esperaban los mercados financieros.

La mayoría de los responsables de la política monetaria de la Eurozona está de acuerdo con él de adoptar un programa de compra ilimitada de bonos a los países con problemas, así que recibieron con entusiasmo el pronunciamiento de Draghi sobre implementar ese programa.

Pero… aparece en escena el apellido Weidmann, que a países como Italia y España no les cae en gracia.

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mil 110 puntos base prima de riesgo 
de Grecia respecto 
a Alemania

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunció el jueves pasado lo que tanto esperaban los mercados financieros.

La mayoría de los responsables de la política monetaria de la Eurozona está de acuerdo con él de adoptar un programa de compra ilimitada de bonos a los países con problemas, así que recibieron con entusiasmo el pronunciamiento de Draghi sobre implementar ese programa.

Pero… aparece en escena el apellido Weidmann, que a países como Italia y España no les cae en gracia.

Jens Weidmann, presidente del banco central de Alemania, el Bundesbank, se ha opuesto tajantemente ante esta posibilidad.

Sin temor a dejar de ser políticamente correcto, uno de los valores más preciados de hoy en día, expresó que “las compras de bonos son el equivalente a financiar a los gobiernos imprimiendo dinero”.

Inclusive Angela Merkel, canciller de Alemania, respaldaba el programa de estímulo monetario que propone el BCE.

Sin juzgar si la postura de Weidmann es correcta o no, es interesante analizar los factores económicos y sociales que van pudieran estar detrás de esta decisión.

Estructuras distintas

Una comunidad económica debería ser formada por países que funcionen de la misma manera, tomando en cuenta distintas dimensiones como productividad, competencia de mercados, uso de política fiscal, estado del mercado laboral, etcétera.

Claramente Alemania está muy por encima de algunos países de la Eurozona. El Índice Global de Competitividad publicado la semana pasada por el World Economic Forum nos ayuda a comparar a los países en algunos rubros de importancia.

Empezando por el índice en general, vemos que Alemania obtuvo el lugar número 6, mientras que los países más emproblemados actualmente están muy lejos: España en el 36; Italia, 43, y Grecia, 90.

Si nos adentramos a variables más particulares podemos ver un mayor contraste entre estos países.

En pagos y productividad, Alemania se encuentra en el lugar número 38 del mundo, mientras que Grecia, Italia y España en los lugares 122, 125 y 126, respectivamente. Esto demuestra un tema central para una comunidad como la Eurozona.

En los modelos económicos propuestos desde los 60 por Robert Mundell y Peter Kenen, se mencionaba que en una zona con una moneda única y libre mercado debería haber convergencia en los salarios y en la productividad del trabajo.

Lo lógico es que en caso de haber brechas salariales, los trabajadores migrarían a los países con mejores pagas y esto reduciría las brechas. Sin embargo, Vemos que no ha sucedido esto entre los países de la Eurozona.

El rubro de Desperdicio de Gasto Gubernamental es otra medida que hace contrastar a los países. Alemania obtuvo el lugar número 40, mientras que Grecia, Italia y España los lugares 131, 114 y 108, respectivamente.

Esto es algo que ha tomado en cuenta el Banco Central de Alemania, ya que considera que es injusto que tengan que pagar rescates por países que no tuvieron la disciplina necesaria para el manejo de las finanzas públicas.

También es interesante ver la diferencia de la Calidad de Infraestructura de estos países. Esta variable permite visualizar aspectos difíciles de medir como la calidad de vida, entre otros aspectos. Para esta variable, Alemania obtuvo el puesto 10, mientras que Grecia se ubicó en el 62; España, 22, e Italia el 79.

Brechas culturales

Un factor que tal vez no se pueda medir como los economistas prefieren, es el sentido de identificación entre los países. Paul Krugman escribía sobre esto hace algunos meses en su columna del New York Times.

El argumento es muy simple, una de las alternativas de la Eurozona era convertirse en algo que se le pudiera llamar “súper país”.

De esta manera los países que pertenecen a esa comunidad económica serían lo equivalente a los estados de un país. Para esa entidad, Grecia, Alemania y Francia vendrían a ser algo así como Oaxaca, Jalisco y Nuevo León para México.

Hablaba del caso estadounidense: si hubiera necesidad de un estímulo económico dentro del mismo país, se implica la necesidad de transferir recursos de los estados más ricos a los más pobres, sin que esto cause un sentimiento de injusticia por tener que apoyar a algún estado 
necesitado.

Esto sentimiento de empatía no se ha replicado en Alemania, tal vez por falta de un sentimiento de identidad colectiva en la Eurozona.

Se nota por ejemplo con el hecho de que 172 académicos alemanes firmaron una carta diciendo que Alemania cometería un error al tratar de rescatar la deuda de la Eurozona. Haya sido objetivamente o no, se observa un desmarque por parte de los germanos.