Pemex y Repsol 
tienen mala química

Entre Pemex y Repsol, la discordia parece no tener fin. 

Después de protagonizar un vergonzoso intento por tomar la dirección de la petrolera española en el 2011, Petróleos Mex icanos se encuentra de nuevo en una posición incómoda en la negociación. 

El consejo administrativo de la compañía ibérica rechazó, por unanimidad, la más reciente oferta de indemnización por la expropiación de la petrolera argentina YPF, un acuerdo que Pemex se encargó de negociar con el gobierno que encabeza Cristina Fernández de Kirchner.

70 %
es la participación de Gas Natural Fenosa, donde Repsol es el mayor accionista, en Gas Natural México
El exdirector de Pemex Juan José Suárez Coppel intentó en el 2011 intervenir en la administración 
de Repsol, por lo que fue expulsado
del consejo administrativo 
de la compañía española
http://www.youtube.com/watch?v=miHYaVMfYg8

Entre Pemex y Repsol, la discordia parece no tener fin. 

Después de protagonizar un vergonzoso intento por tomar la dirección de la petrolera española en el 2011, Petróleos Mex icanos se encuentra de nuevo en una posición incómoda en la negociación. 

El consejo administrativo de la compañía ibérica rechazó, por unanimidad, la más reciente oferta de indemnización por la expropiación de la petrolera argentina YPF, un acuerdo que Pemex se encargó de negociar con el gobierno que encabeza Cristina Fernández de Kirchner.

Con este nuevo fracaso, Emilio Lozoya, director general de Pemex, parece seguir los pasos de su antecesor, Juan José Suárez Coppel, en la participación de la paraestatal en Repsol. 

Suárez es recordado por  conspirar para intervenir en la administración de Repsol, lo que le ganó el rechazo de Antonio Brufau, presidente de la compañía, quien lo expulsó de su consejo administrativo.

Desairan nuevo negocio

La oferta de indemnización del gobierno argentino que Repsol rechazó consistía en crear una empresa conjunta para explotar el 6.4 por ciento del yacimiento Vaca Muerta, que contiene petróleo y gas no convencionales, mejor conocidos como shale. 

La empresa estaría compuesta por YPF (51 por ciento), Repsol (47 por ciento) y Pemex (2 por ciento), y el acuerdo requería que los mil 500 millones de dólares en bonos argentinos que Repsol recibiría adicionalmente fueran invertidos en el financiamiento de proyectos de exploración.

A pesar de la presión ejercida por algunos de sus mayores accionistas, el consejo administrativo de Repsol rechazó el miércoles esta última oferta, y en un comunicado de prensa explicó que su decisión se debía a que la valoración de los activos de Vaca Muerta está inflada, además que la oferta no corresponde con los daños que la empresa reclama y no cuenta con garantías jurídicas. 

Repsol demanda como compensación por la expropiación de YPF 10 mil 500 millones de dólares.

Para Emilio Lozoya, el rechazo de Repsol es un tropiezo importante. El diario El Clarín reportó que Lozoya fue un actor clave en las negociaciones con el gobierno argentino, al reunirse en la segunda semana de mayo con Miguel Galuccio, presidente de YPF, para negociar la oferta para Repsol. Adicionalmente, el periódico El País reporta que el 2 por ciento que Pemex recibiría para participar en la explotación de Vaca Muerta sería en concepto de comisión por haberse encargado de presentarle la propuesta argentina al consejo de Repsol.

La negativa de Repsol además coloca mayor presión sobre el gobierno de Argentina, que ha tenido dificultades para atraer a los inversionistas que necesita para poder explotar los recursos de Vaca Muerta. 

Reuters apunta que el yacimiento necesitará 25 mil millones de dólares anuales para ser desarrollado, pero las amenazas de Repsol de demandar a cualquier inversionista que se acerque han ahuyentado el capital necesario.

Socios en pugna

Los tropiezos y malas decisiones de Pemex en los últimos años han amargado la relación entre la paraestatal y Repsol, a pesar de la larga historia entre ambas compañías. 

Además han resultado en varias humillaciones para la paraestatal mexicana. Pemex es accionista y socio fundador de Repsol, y ha colaborado en proyectos energéticos en España desde hace más de 30 años.

Repsol es una empresa internacional integrada de petróleo y gas, con actividades en más de 30 países. La empresa es una de las diez mayores petroleras privadas de mundo, y la más grande compañía privada energética en Latinoamérica en término de activos. 

Además, es el segundo mayor accionista (30 por ciento) de Gas Natural Fenosa, lo cual le otorga una fuerte presencia en los mercados de gas y electricidad de España, Europa y Latinoamérica. En México, Gas Natural Fenosa es dueña del 70 por ciento de las acciones de Gas Natural México.

Aunque por mucho tiempo la participación de Pemex en Repsol no excedió el 5 por ciento, en julio del 2011 la paraestatal realizó compras para aumentar su participación al 9.8 por ciento. 

Luego, firmó un acuerdo con la constructora española Sacyr-Vallehermoso (en ese entonces dueña del 20 por ciento de las acciones de Repsol) para votar en conjunto y realizar cambios en la administración de la compañía. Entre los principales cambios que se buscaban era separar las funciones de presidente del consejo de administración y director ejecutivo, ambas desempeñadas por Antonio Brufau.

El acuerdo Pemex-Sacyr, creado por Juan José Suárez Coppel, entonces director general de Pemex, y Luis del Rivero, al momento presidente de Sacyr-Vallehermoso, fue muy mal recibido por Brufau. 

Después de lograr que Repsol comprara la mitad de la participación de Sacyr gracias a los problemas de refinanciamiento de la constructora, Brufau canceló efectivamente la alianza y expulsó a Suárez y del Rivero del consejo.

Paz incómoda

Después del fallido intento por intervenir en la compañía, Pemex terminó firmando, en enero del 2012, una alianza industrial estratégica con Repsol que fue vista por los analistas como un pacto de paz entre ambas. 

Dicha alianza estipula que Pemex no reducirá su participación en Repsol por debajo del 5 por ciento y no buscará aumentarla por encima del 10 por ciento por los siguientes 10 años. 

A cambio, Repsol no le retiraría su lugar en el consejo administrativo a Pemex, y le permitiría acceder a tecnología de exploración petrolífera que la paraestatal necesita y Repsol ha desarrollado. Cabe apuntarse que el intercambio tecnológico no ha logrado desarrollarse.

A pesar del acuerdo, en mayo de este año Pemex anunció que pondría en venta casi la mitad de su participación en Repsol. 

Entre su fallido intento de intervención y una nueva alianza estratégica firmada con Exxon Mobil, que le permitiría acceso a la tecnología que necesita, parece que Pemex ha llegado a considerar su acuerdo con Repsol como algo prescindible.

La relación entre Pemex y Repsol definitivamente ya no es lo que fue en el pasado. Tras ambiciones fallidas, estrategias fracasadas y una inversión considerable, quizá es momento de que Pemex salga de Repsol y se enfoque en actividades de mayor provecho.

Pero dejar pasar la humillación es difícil. ¿Debería Pemex darle a Gas Natural el mismo trato que se le da a la mexicana en España?.

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