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Nueva alianza latina

En los últimos años, el Mercado Común del Sur (Mercosur) se ha convertido en un sinónimo de proteccionismo y en un vehículo de solidaridad política para sus miembros: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Bolivia.

Los gobiernos de estos países han privilegiado una política económica intervencionista y un antagonismo frente a la liberalización e integración de las economías de la Alianza del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú).

Sin embargo, el cambio de gobierno en Argentina podría devolver al Mercosur a sus raíces de libre comercio.

289 millones de personas
la población total aproximada de los países que integran el Mercosur
 
3.84 por cientoproporción aproximada del PIB global generado en conjunto por los países del Mercosur

En los últimos años, el Mercado Común del Sur (Mercosur) se ha convertido en un sinónimo de proteccionismo y en un vehículo de solidaridad política para sus miembros: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Bolivia.

Los gobiernos de estos países han privilegiado una política económica intervencionista y un antagonismo frente a la liberalización e integración de las economías de la Alianza del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú).

Sin embargo, el cambio de gobierno en Argentina podría devolver al Mercosur a sus raíces de libre comercio.

Mauricio Macri, el nuevo presidente argentino, llegó al poder con una serie de promesas que apuntan hacia una nueva política económica más amigable hacia el mercado.

Una de estas promesas es quitarle la etiqueta política al Mercosur con el fin de alcanzar tratados de libre comercio con Rusia, India, la Alianza del Pacífico y particularmente con la Unión Europea.

De concretarse, América Latina se convertiría en una región con dos de los bloques comerciales más importantes del mundo.

La divergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico desaparecería para dar lugar a un grupo de prominentes países emergentes con políticas que favorecen la integración comercial.

Uruguay y Paraguay, dos de los miembros fundadores, han tratado de impulsar un regreso a la vocación comercial de Mercosur, haciendo llamados para celebrar nuevos tratados que les permitan explotar nuevos mercados.

No obstante, la retórica prevaleciente de proteccionismo del gobierno kichnerista en Argentina, del “socialismo del siglo 21” en Venezuela y del estatismo del Partido del Trabajo en Brasil minaron estas aspiraciones en pro del comercio.

Danilo Astori, ministro de Economía de Uruguay, llegó a declarar que Argentina significaba el principal obstáculo para alcanzar el tan esperado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.

Ahora Argentina representa el factor de cambio que podría sacar al Mercosur del aislamiento comercial en el que se encuentra sumergido desde inicios de la década pasada.

Aires de cambio

En las últimas semanas, el gobierno argentino eliminó los impuestos a las exportaciones de trigo y de maíz. El presidente Macri realizó una visita de Estado a Brasil para impulsar las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea.

Tras una reunión con su homólogo argentino, Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, dijo que el tratado con la Unión Europea es un tema prioritario para el país y que se comprometía a empeñarse personalmente en hacer que evolucionen las negociaciones con Europa.

Después de que se suspendieron las conversaciones comerciales con la Unión Europea entre 2004 y el 2012, Rousseff afirma que el Mercosur tiene su propuesta de integración lista desde junio del año pasado.

Ante el cambio de discurso del grupo, se espera que la reticencia de Bruselas de responder a la oferta de los países sudamericanos llegue a su fin en poco tiempo.

Al concluir una reunión entre los presidentes de los países miembro del Mercosur, celebrada el lunes 21 de diciembre, Astori declaró que “el Mercosur está entrando en una etapa positiva, superando algunos de los problemas que lo han trabado hasta ahora”.

Economía, no política

pesar de que el cambio político en Argentina es visto como el principal catalizador de cambio hacia dentro del Mercosur, las economías de los países miembro se encuentran en un estado vulnerable y están urgidas de una renovación en el enfoque de política económica.

Brasil atraviesa su peor recesión en casi un siglo, las perspectivas de crecimiento de Argentina son pobres y Venezuela espera una contracción continua de su economía en conjunto con la inflación más alta del mundo emergente.  

El común denominador de esta coyuntura es que los tres países son altamente dependientes de la exportación de materias primas. Después de una década de bonanza, el fin del ciclo alcista del precio de estos productos se tradujo en menores ingresos y la conclusión del financiamiento para onerosos programas gubernamentales.

Además, la debilidad de la demanda global se suma a la presión de los bajos precios de las exportaciones sudamericanas.

En un contexto marcado por una baja actividad comercial a nivel mundial, Estados Unidos está patrocinando dos iniciativas de integración comercial de gran calado: el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), el cual ya ha sido firmado por 12 países que representan el 40 por ciento de la economía global, y un Acuerdo Transatlántico con la Unión Europea.

Regresar al origen

El mantenimiento del status quo implicaría una desventaja sustancial para los miembros del Mercosur.

Ningún miembro del grupo puede celebrar tratados bilaterales con otros países sin el aval de todos los países que conforman el Mercosur, lo que ha exacerbado el aislamiento comercial del bloque. En numerosas ocasiones, las variables políticas se han interpuesto en el avance de la integración.

Durante su visita de Estado a Brasil, Macri dijo recientemente que buscaba una “desideologización” del Mercosur. En ese sentido, Gustavo Leite, ministro de Industria de Paraguay declaró: “El Mercosur ideológico y político no le ha beneficiado a nadie, tenemos que volver al Mercosur económico y comercial, de integración real y libre comercio”.

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