Nómadas digitales, libres de impuestos y otros efectos poco positivos

La llegada de extranjeros con trabajos remotos a diferentes zonas urbanas del país está redefiniendo la dinámica económica de éstas, sin embargo, especialistas identifican elementos no tan positivos de este fenómeno migratorio
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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Los bajos costos de la vivienda, el cálido clima la mayor parte del año y la posible exención en el pago de impuestos locales son algunas de las promesas que han atraído a miles de nómadas digitales a las zonas urbanas mexicanas.

La presencia de extranjeros con empleos remotos en diversas ciudades del país está redefiniendo la dinámica social y economía en las zonas en las que se asientan, sin embargo, se ha señalado que esto podría generar impactos recaudatorios y en materia de vivienda negativos.

No hay una definición específica para los nómadas digitales, pero estos están identificados como trabajadores remotos que viajan por diversas razones y periodos de tiempo, de acuerdo con MBO Partners una firma enfocada en la búsqueda de talento.

La pandemia por COVID-19 que obligó a muchas empresas a adaptar sus actividades al trabajo remoto provocó un aumento significativo del nomadismo digital. Por ejemplo, este tipo de trabajadores originarios de Estados Unidos pasaron de ser 7.3 millones en 2019 a 16.9 millones en 2022, según datos de MBO Partners.

En materia de regulación fiscal en México se exige a los extranjeros que viven y trabajan en el país registrarse ante el SAT, pero con las nuevas características del empleo remoto existe una “ventana muy amplia” para que éstos evadan impuestos.

“Vamos a pensar en una persona que llega de Canadá a México aunque esté trabajando en empresa canadiense pero que todo lo haga remoto… y aquí renta una casa, trabaja para la empresa en Canadá y además le depositan en una cuenta que tienen en aquel país, total que el gobierno mexicano no captó su entrada, no lo captó como residente y no capta que tenga depósitos en el sistema financiero mexicano, de tal suerte que en México no paga impuestos por ninguna de las tres razones”, explica José Luis Gallegos Barraza, presidente de la comisión fiscal del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP).

El contador señala que la lógica del por qué debería de pagar impuestos en México es porque al tener su residencia en el país utiliza la infraestructura mexicana y hace uso del gasto público mexicano.

El especialista advierte que estos trabajadores no escapan del pago del Impuesto al Valor Agregado y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) porque se enfocan en el consumo. Sin embargo, señala que ya hay organismos internacionales que ya exploran la naturaleza de estas migraciones y cómo es que se debería grabar a los nómadas digitales.

Acceso a la vivienda

La carga tributaria no es el único aspecto que debe explorarse en torno a los efectos de los nómadas digitales, también se ha señalado constantemente el impacto en el acceso a la vivienda que pueden significar estos migrantes.

La relocalización de estos trabajadores extranjeros remotos podría incluso generar una “competencia injusta en el acceso a la vivienda en alquiler”, en palabras de Rosalba González Loyde, consultor independiente en temas urbanos y profesora de la UNAM.

La académica recuerda que la cada vez más notoria llegada de extranjeros a, por ejemplo, colonias centrales de la capital del país tiene su origen en el entendimiento del suelo y las viviendas como un activo financiero y no precisamente un espacio para habitarlo, además de la poca regulación del mercado.

“El mercado de alquiler está únicamente regulado por el Código Civil, lo que implica que es una regulación en el que la Ley entiende el tema de arrendamiento como el vínculo entre dos individuos que llegan a un acuerdo, un propietario y un inquilino, pero eso no toma en cuenta el impacto en la toma de estas decisiones para la ciudad y como el propietario tiene una posición importante de a quién decide dejarle su inmueble”, detalla la especialista.

Este proceso ha generado un encarecimiento en los costos de las viviendas, mismo que ha derivado en un proceso de “segregación urbana” al imposibilitar que personas de clase media puedan vivir en estas colonias centrales, afirma.

De 2021 a 2022 se registró un incremento de 16 por ciento en el costo de las rentas de casas y nueve por ciento en el costo de la renta en departamentos en la Ciudad de México en gran medida impulsado por la llegada de los nómadas digitales, de acuerdo con datos del portal inmobiliario Propiedades.com.

El portal confirma que debido a que los nómadas digitales tienen un mayor poder adquisitivo al del promedio de los capitalinos, y un estilo de vida muy consolidado, el impacto en el alquiler de inmuebles también se ha trasladado a las colonias como la Roma y la Condesa pero también en zonas aledañas a ellas.

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