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Ante la amenaza extraordinaria presentada por la crisis financiera del 2008, los bancos centrales del mundo emprendieron intervenciones de estímulo sin precedentes para evitar una segunda Gran Depresión.

Pero tras siete años y billones de dólares gastados en estos programas, los bancos centrales han agotado sus municiones y ya no podrán actuar como la caballería al rescate de la economía global si se presenta otra crisis. 

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billones de dólares la inyección de capital realizada hasta el momento por los programas de estímulo de los bancos centrales de los países desarrollados, según estima el FMI
"En última instancia la resolución de la crisis debe ser manejada por los gobiernos, parlamentos y autoridades públicas, así como por el sector privado que debería aprovechar la oportunidad temporal ofrecida por este periodo extraordinario de política (de estímulo)”
Jean-Claude TrichetPresidente del G30 y expresidente del BCE7
Las tasas de interés cercanas al 0 por ciento y las inyecciones de dinero no son suficiente para revivir el crecimiento económico y están en riesgo de convertirse en medidas semi-permanentes
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Ante la amenaza extraordinaria presentada por la crisis financiera del 2008, los bancos centrales del mundo emprendieron intervenciones de estímulo sin precedentes para evitar una segunda Gran Depresión.

Pero tras siete años y billones de dólares gastados en estos programas, los bancos centrales han agotado sus municiones y ya no podrán actuar como la caballería al rescate de la economía global si se presenta otra crisis. 

Lo que es peor, la continuación de sus estímulos extraordinarios incluso podría representar un riesgo igual de grande que los problemas que estas políticas intentan corregir, ya que inflan artificialmente los precios de activos como las acciones y las propiedades inmobiliarias al mismo tiempo que estimulan el endeudamiento.

Estas preocupaciones se ven reflejadas en un reporte publicado esta semana por el Grupo de los 30 (G30), un grupo de investigación presidido por Jean-Claude Trichet, expresidente del Banco Central Europeo (BCE).

El G30 cuenta entre sus miembros a Ernesto Zedillo, expresidente de México, y a Guillermo Ortiz, exsecretario de Hacienda y Crédito Público y exgobernador del Banco de México, junto con luminarios como Paul Krugman, ganador del Premio Nobel en Economía.

El reporte advierte que las tasas de interés cercanas al 0 por ciento y las inyecciones de dinero no son suficiente para revivir el crecimiento económico y están en riesgo de convertirse en medidas semi-permanentes que generen sus propios problemas.

“Una recuperación duradera requiere que los gobiernos tomen más responsabilidad y emprendan las reformas fiscales, regulatorias y estructurales necesarias para apoyar el crecimiento económico, en lugar de depender tanto de la política monetaria”, indicó el G30 mediante un comunicado.

Estímulo riesgoso

En su reporte el G30 destaca como riesgos de las políticas extraordinarias de estímulo los efectos que éstas tienen sobre la estabilidad financiera y el incentivo al endeudamiento que generan.

El crecimiento del endeudamiento en los mercados desarrollados y emergentes, sumado a los pronósticos de menor crecimiento económico en ambos, tiene tanto al G30 como al Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzando advertencias de una trampa de deuda en potencia.

“La crisis dejó en claro que la búsqueda de estabilidad de precios en el corto plazo no es una panacea. Peligrosos desbalances financieros impulsados por el crédito pueden acumularse aún cuando la inflación es baja y estable”, dijo en el comunicado del G30 Axel Weber, presidente del banco UBS y expresidente del Bundesbank, el banco central alemán.

“En el futuro las dinámicas crediticias tendrán que ser monitoreadas mucho más de cerca, ya que la deuda excesiva podría generar grandes desbalances y distorsiones”, agregó Weber.

Esta advertencia se une a la promovida en un reporte de FMI publicado esta semana, el cual indica que los 18 billones de dólares en deuda corporativa en los mercados emergentes tienen un componente significativo de “préstamos excesivos”, los cuales podrían generar grandes pérdidas si las condiciones económicas empeoran.

Normalización controversial

A pesar de los riesgos creados por las actuales políticas de estímulo, las consecuencias de ponerle fin a la era del dinero fácil también son impredecibles y las señales de esta transición han generado volatilidad en los mercados financieros.

El G30 señala que el riesgo de esta perspectiva es que los banco centrales se saldrán demasiado tarde de este camino por miedo a causar otra crisis.

En contraste con esto, Minouche Safik, subgobernadora del Banco de Inglaterra, dijo esta semana que “el apretar la política monetaria en las economías avanzadas sólo para desincentivar más endeudamiento podría volver la tarea de impulsar la inflación hacia los objetivos oficiales más difícil”.

Estas dos perspectivas se ven reflejadas en la actual división dentro de la Reserva Federal (Fed), que entre las economías desarrolladas es el banco central que está más cerca de poner fin a la era de los estímulos.

La mayoría de los miembros con voto del comité de política monetaria de la Fed, incluyendo a su presidenta Janet Yellen, consideran que un alza de tasas de interés, la primera en casi una década, es posible antes del cierre del año.

Sin embargo, otros como los gobernadores Lael Brainard y Daniel K. Tarullo, junto con Charles L. Evans, presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, han mostrado que prefirían posponer el alza hasta el 2016 debido a la baja inflación y crecimiento. 

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