No son ninis, sí trabajan… pero en la informalidad

Millones de jóvenes en México viven bajo la sombra por no estudiar ni trabajar. Sin embargo, un gran porcentaje de ellos ha buscado una oportunidad en la economía informal, que es sinónimo de no pagar impuestos y no tener acceso a prestaciones sociales
Nayeli Meza Orozco Nayeli Meza Orozco Publicado el
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“Debemos replantear el término ‘nini’ y darles visibilidad a los jóvenes”
Fiorentina García MiramónInvestigadora del CIEP

Ana vive en la colonia Cerro de La Estrella, en la delegación Iztapalapa, y hace dos años dejó de ir a la escuela. La razón por la que abandonó sus estudios no fue porque éstos le aburrieran. La joven de 19 años quedó embarazada a los 17 y al nacer su primogénita, se convirtió en madre soltera. Al contar sólo con el apoyo de su abuela materna, tuvo que buscar una forma de subsistir, pero, al hacerlo, el principal obstáculo al que se enfrentó fue su limitado historial académico.

A dos semanas de la búsqueda logró encontrar empleo como trabajadora doméstica en la casa de un conocido. “Quise regresar a estudiar, pero ya no pude porque tenía que trabajar”, dice Ana en voz baja, mientras sostiene la mirada en sus manos que delatan un dejo de nerviosismo.

La joven madre no es una nini (ni estudia, ni trabaja), pero ante la sociedad vive con ese estigma, pues no concluyó sus estudios y, a pesar de contar con un trabajo, no pertenece a la economía formal, por lo que no paga impuestos y tampoco tiene acceso a prestaciones sociales. Esto último ha significado un reto mayúsculo, pues cuando su pequeña se enferma, recurre a consultorios genéricos, que muchas veces no dan un diagnóstico acertado.

“Como sociedad, tenemos una idea muy equivocada del término nini”, asegura Fiorentina García Miramón, especialista en educación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), al explicar que muchos de los jóvenes que son “etiquetados” bajo ese término sí trabajan, aunque no precisamente en un empleo formal, por lo que “son invisibles” para las estadísticas y los estudios que realizan organismos nacionales e internacionales, como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) o el Banco Mundial (BM).

Sí trabajan, pero en la informalidad

Estimaciones de la OCDE y el Inegi refieren que el costo para la economía mexicana de los 3.9 millones de ninis que hay en el país asciende a 194,090 millones de pesos, que equivalen al 0.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). “Es desafortunado cómo lo han manejado los organismos, pero sé que no lo hacen con la finalidad de crear un estereotipo, sino de simplificar el término”, comenta la investigadora del CIEP.

La población joven en México, de 15 a 24 años (rango de edad en que se considera a los ninis), es de 21.5 millones de jóvenes, muestran cifras de la Encuesta Intercensal, realizada por el Inegi. Cálculos de García Miramón estiman que, de los 21.5 millones, 20 por ciento no son estudiantes, ni empleados que trabajan en la formalidad. De ese 20 por ciento, 5 por ciento recibe algún tipo de ingreso, pero, no son personas asalariadas, ni personas físicas. “Los jóvenes sí están trabajando, sí están generando riqueza, pero no están pagando impuestos. Es un gasto tributario muy alto para el país, pero eso no significa que no estén realizando alguna actividad económica, como trabajar. Lo están haciendo, pero en la informalidad porque no tienen otra alternativa”, detalla la también licenciada en Economía y Ciencia Política por el Tecnológico de Monterrey.

194,090
Millones de pesos es el costo de los ninis para la economía mexicana

Cuando Ana habla de su trabajo, lo hace con cautela. La joven mamá, que no pudo concluir la preparatoria, comparte que en sus jornadas laborales, de las 9 de la mañana a las 5 de la tarde, obtiene un sueldo que va de los 70 a los 90 pesos al día. “Depende de si quieren que también les cocine o solo les haga el aseo, lave y planche”, externa la trabajadora doméstica que atiende una casa en donde habitan cuatro personas.

En promedio, por cinco días de trabajo, en ocasiones seis, la residente de Iztapalapa obtiene entre 350 y 450 pesos a la semana. “No es mucho, pero al menos ya es algo para salir adelante”, reconoce, al tiempo que una sutil sonrisa aparece en su rostro para tratar de consolarse.

Al pertenecer al mercado informal, Ana no cuenta con derechos sociales, no está contribuyendo a su pensión, tampoco recibe servicios básicos de salud y no percibe un salario competitivo respecto a la economía formal.

Impulsar a los jóvenes

Para Fiorentina, dos de las principales determinantes de esta población son la poca transición que hay de la secundaria a la preparatoria, así como el abandono prematuro de la educación media superior, situaciones que dificultan su ingreso a la fuerza laboral. “Esto nos habla de las debilidades que hay en el sistema educativo nacional porque no está siendo capaz de hacer que los jóvenes transiten exitosamente de la secundaria a la preparatoria”, recalca.

La especialista considera que impulsar las carreras técnicas en el país y fomentar una vinculación con las empresas puede ayudar a abrirles las puertas al mercado laboral formal, ya que esta brecha educativa está generando un déficit de capital humano a nivel técnico. “Las industrias necesitan más jóvenes que puedan desempeñar capacidades técnicas, tal vez no son ingenieros, pero saben cómo utilizar las máquinas”.

Sin embargo, reconoce, en México las carreras técnicas están muy desvalorizadas. “Lo curioso es que muchas veces estas carreras tienen sueldos más atractivos que la misma licenciatura en Derecho o en Administración de Empresas, porque son importantes para el desarrollo de las industrias”, comenta.

Derribar el estereotipo

Uno de los perfiles más comunes entre la población nini es el de las mujeres jóvenes que no concluyeron sus estudios y viven en un hogar urbano pobre o vulnerable, de acuerdo con el estudio ‘Ninis en América Latina’ elaborado por el Banco Mundial. “Las mujeres representan dos tercios de la población nini de la región y en este grupo el factor de riesgo más importante asociado a la condición de nini es el matrimonio antes de los 18 años y el embarazo durante la adolescencia”, dice el reporte.

Las carreras técnicas son una buena oportunidad para concluir la educación media superior

En este sentido, Fiorentina García Miramón asegura que las madres jóvenes como Ana pueden tener la oportunidad de concluir su educación media superior a través de una carrera técnica y con ello acceder a la economía formal, lo que les brindaría estabilidad para sus hijos. “Existen muchos factores detrás de esta población, como para reducirlo sólo al término de que no estudian ni trabajan. Sociológicamente te imaginas a un joven en su casa o en la calle sin hacer nada, pero la realidad es que existe una incapacidad de nuestro sistema para hacerlos transitar de manera exitosa”.

Muchas de las puertas que Ana tocó nunca se abrieron, pero no deja que eso le nuble el ánimo. Al hablar de su pequeña hija, su semblante cambia: “se ha convertido en mi mayor motivación, cuando quiero tirar la toalla recuerdo que estamos juntas en esto y debemos salir adelante”. Con una firme convicción, la joven madre asegura que no desea pasar el resto de su vida “limpiando y cocinando para otros” y, mientras levanta la mirada y sonríe, comparte que el primer paso ya lo ha dado. “Quiero regresar a estudiar el bachillerato dentro de poco tiempo. Deseo ser una mejor persona y una mejor madre para ella”.

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