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México, cliente fiel

Sin importar si acuden a misa cada domingo, los clientes mexicanos son una importante fuente de ingresos para la empresa religiosa a nivel mundial

El Papa Francisco es el CEO de la empresa más poderosa del mundo. La iglesia católica tiene 1,285 millones de clientes que representan el 17.7 por ciento de la población total del planeta. Por país, México es el segundo cliente más importante al contar con 110.9 millones de católicos, sólo por debajo de Brasil que ocupa el primer lugar con 172.2 millones, de acuerdo con el Anuario Pontificio de 2017, basado en datos disponibles hasta 2015.

Además de concentrar una importante cantidad de fieles clientes, nuestro país también es una valiosa fuente de ingresos para la Santa Sede

“México es un cliente fiel a la marca y en términos económicos ha sabido redituar muy bien a esta empresa”, comenta Augusto Reynaud, especialista en asuntos de política y religión.

Las finanzas del Vaticano siempre han sido resguardadas con recelo, por lo que los datos disponibles no están actualizados. Tal es el caso de los ingresos del Óbolo de San Pedro (las donaciones de las diócesis y cristianos católicos del mundo entero).

Cifras hasta 2005 muestran que el Óbolo logró una recaudación de 59.4 millones de dólares (mdd), cifra 14.95 por ciento superior a lo reportado un año antes, de acuerdo con datos disponibles en la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede.

La lista de los países que más donaciones hacen al Vaticano a través del Óbolo está encabezada por Estados Unidos, le sigue Italia, Alemania, Francia, España, Irlanda, Canadá, Corea, mientras que México ostenta la novena posición.

Las finanzas de Dios

El Instituto para las Obras de Religión o IOR, conocido popularmente como el Banco Vaticano, administra 64 mil millones de activos en nombre de sus 14 mil 960 clientes registrados hasta 2016, según su último informe anual. El documento muestra que, hasta 2016, el banco poseía 764 millones de dólares en capital.

El banco mantiene reservas de oro por un valor de más de 20 millones de dólares con la Reserva Federal de Estados Unidos.

Si bien estos números parecen no ser mucho en el camino de la transparencia para la institución más grande del mundo, Reynaud destaca que, hasta hace un par de años, estos datos hubieran sido imposibles de saber.

“El Vaticano mantuvo durante muchos años sus estados financieros muy bien resguardados y lejos de la luz pública. Saber cuántos activos tiene una institución que se ha visto envuelta en diversos escándalos, ya es un paso a favor de esta empresa religiosa”, explica el también maestro en ciencia política por la Universidad de Tel Aviv.

59.4
Mdd fue la recaudación del Óbolo de San Pedro

El Papa Benedicto XVI renunció después de un escándalo que involucró documentos infiltrados y transferencias de dinero a Estados Unidos para pagar los juicios de abusos sexuales de sacerdotes.

Fue en 2015 cuando el Papa Francisco, ya en el cargo, aprobó nuevos planes detallados para reformar las finanzas del Vaticano y dio al cardenal australiano George Pell autoridad para liderar los cambios y monitorear los departamentos de la Santa Sede y asegurar que los presupuestos cumplieran con los estándares internacionales de contabilidad.

Los cambios fueron las principales señales de que el Papa estaba comprometido con el mandato que recibió de los cardenales que lo eligieron en 2013 para que hiciera una limpieza tras una serie de escándalos financieros.

El especialista en asuntos de política y religión manifiesta que esto fue un punto de inflexión para cambiar el rostro turbio que hasta ese entonces se tenía del dinero mejor guardado en el mundo.

El Pontífice argentino también hizo públicas las declaraciones financieras, de transferencia y operativas del banco. De acuerdo con un artículo del 29 de mayo de 2015 en Reuters, para el año fiscal 2014, el Banco del Vaticano reportó unos 76 millones en ganancias netas, más de 20 veces los 3.1 millones reportados el año anterior.

“El papa Francisco es considerado como el Steve Jobs de la religión”
Augusto ReynaudEspecialista en asuntos de política y religión

Tras implementar una amplia reforma fiscal, el Papa Francisco despidió a los integrantes de la Junta de la Autoridad de Información Financiera del Vaticano, un grupo que estaba integrado sólo por italianos, y en su remplazo nombró a representantes de Singapur, Suiza, Estados Unidos y, en su minoría, de Italia.

¿Clientes satisfechos?

En México, la religión es cosa seria. En promedio, ocho de cada 10 mexicanos se consideran católicos y sólo 1 por ciento de quienes se asumieron como tal no saben si creen o no en Dios, muestra la última Encuesta Nacional de Cultura y Práctica Religiosa elaborada por el Instituto Mexicano de Doctrina Social Católica e IPSOS.

Al ser cuestionados sobre qué tan felices son con su religión, el análisis revela que 62 por ciento de los católicos declararon ser muy felices.

En relación a la confianza en las instituciones, la encuesta expone que la iglesia católica es la tercera institución en la que más confían el 47 por ciento de los mexicanos, por debajo de la Marina y el Ejército, con un 57 y 49 por ciento, respectivamente.

Para el 37 por ciento de los mexicanos, la Iglesia ayuda a resolver problemas sociales como apoyo a la gente pobre, ayudar al prójimo, drogadicción, delincuencia, inseguridad, violencia, unión de comunidades y promoción de una cultura de la paz.

Aunque en los últimos años la empresa religiosa se ha visto envuelta en varios escándalos relacionados con desvío de fondos y conductas sexuales inapropiadas, Augusto Reynaud comenta que esto no ha dañado la reputación de la marca en México, ya que los clientes nacionales no están en contacto con los “gerentes” (los obispos) de las subsidiarias, sino con los mandos medios que son los sacerdotes en parroquias locales. Ello son la cara amable de la compañía religiosa que encabeza el Papa Francisco.

“Aunque los mexicanos no vayan a misa todos los domingos, siguen aportando ingresos a la iglesia por medio del pago de bautizos, bodas y XV años. Son clientes fieles a la marca independientemente de que si consumen el producto espiritualmente o no, pero, sí la apoyan económicamente”.

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