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México acelera sus motores

No es ningún secreto que la industria automotriz mexicana está viviendo una época de éxito. El año pasado, la producción automotriz mexicana creció 1.7 por ciento, y las exportaciones automotrices crecieron 2.9 por ciento. 

Con grandes inversiones anunciadas, ventas cada vez mayores, y una significativa generación de empleos, el sector automotriz es una de las industrias de mayor crecimiento en el país, y será parte crucial del crecimiento económico de México en el 2014, que se estima sea de aproximadamente 3.5 por ciento.

68%
de las exportaciones automotrices mexicanas van dirigidas a Estados Unidos
Desde el 2012, México se ha convertido en el cuarto mayor exportador de automóviles del mundo
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No es ningún secreto que la industria automotriz mexicana está viviendo una época de éxito. El año pasado, la producción automotriz mexicana creció 1.7 por ciento, y las exportaciones automotrices crecieron 2.9 por ciento. 

Con grandes inversiones anunciadas, ventas cada vez mayores, y una significativa generación de empleos, el sector automotriz es una de las industrias de mayor crecimiento en el país, y será parte crucial del crecimiento económico de México en el 2014, que se estima sea de aproximadamente 3.5 por ciento.

En 1990, México representaba tan solo el 6 por ciento de la producción de vehículos ligeros de Norteamérica; hoy esa cifra es más de tres veces mayor, alcanzando aproximadamente el 20 por ciento. 

Y esta producción no muestra señales de desaceleración, ya que productores como Mazda, Honda, Nissan y Audi han anunciado planes para invertir miles de millones de dólares en México para expandir sus capacidades productivas en el país.

Por si fuera poco, México se ha convertido, desde el 2012, en el cuarto mayor exportador de automóviles del mundo, y como podría esperarse, hoy la industria posee un carácter global. Actualmente el 68 por ciento de los automóviles producidos en el país está destinado a los Estados Unidos, y el 45 por ciento de las exportaciones automotrices es producido por empresas originarias de Asia y Europa.

Las grandes empresas automotrices se han concentrado en México gracias a los bajos costos de producción del país y a un entorno que facilita la exportación desde México. 

El país posee costos inmobiliarios y laborales más baratos inclusive que China, y los trabajadores mexicanos no solo son productivos, sino que cada vez poseen habilidades técnicas más sofisticadas. 

Además, la localización geográfica, cómodamente en medio de América, y su proximidad a los Estados Unidos vuelve al país excepcionalmente atractivo para los productores que buscan exportar. 

Por el lado institucional, los 44 acuerdos de libre comercio que México sostiene con diversos países también contribuyen a su atractivo exportador.

En contraste con el resto de la industria automotriz en Norteamérica, en México los empleos de hecho han crecido. Del 2000 a la fecha, aproximadamente el 25 por ciento de los empleos automotrices han desaparecido, en parte gracias a la mayor automatización en la industria. Pero en México, durante el mismo periodo, el empleo automotriz creció casi 5 por ciento. Actualmente casi el 40 por ciento de los empleos automotrices norteamericanos se encuentran en México.

Industria de gigantes

El tamaño no siempre es lo más importante. Cuando se trata de la industria automotriz, las empresas suelen apostarle a una gran producción que les permita tener economías de escala. Para conseguir esto más de un fabricante ha tomado la decisión de adquirir a su competidor o fusionarse. Sin embargo, la historia parece indicar que el plan de negocios debe adaptarse al mercado y las características de la empresa, por lo que apostar a ciegas al tamaño no siempre da el resultado deseado.

Los avances tecnológicos en las líneas de producción han permitido una mayor flexibilidad para adaptar la oferta de carros a su respectiva demanda. De tal modo, las economías de escala son aprovechadas para una amplia gama de carros que explotan diferentes nichos de mercado. 

Del mismo modo, el tamaño facilita reducir los costos que requiere cumplir con las regulaciones ambientales que son cada vez más estrictas. Cumplir con este tipo de normas a menudo requiere una gran investigación en nuevas tecnologías que reduzcan las emisiones de contaminantes. 

Por ejemplo, de acuerdo con información publicada en The Economist, la marca automotriz de Volkswagen (VW) ha anunciado una inversión de más de 114 mil millones de dólares para los próximos 5 años. 

Dos tercios de este dinero será puesto para desarrollar nuevos vehículos con mejores avances tecnológicos, por lo el anuncio ha sido visto como una manera de intimidar a los pequeños fabricantes que no tienen la capacidad de hacer ese tipo de gastos.

Los no tan grandes

Las empresas que no tienen la capacidad de competir con los grandes productores han encontrado diferentes formas de aprovechar las economías de escala de la industria automotriz. 

A principios de mes Fiat llegó a un acuerdo para comprar el 41 por ciento de Chrysler por 4.35 mil millones de dólares. Sin embargo, la nueva empresa producirá apenas 4 millones de autos al año, muy por debajo de los 10 millones que produce Toyota.

Este tipo de fusiones no siempre ha tenido buenos resultados. Otros casos similares, como el de DaimlerChrysler y BMW no consiguieron los resultados deseados. En el 2005 General Motors se vio obligada a pagar 2 mil millones de dólares para salirse de sus compromisos comerciales con Fiat.

En vez de crear una nueva empresa, otros competidores han optado por realizar alianzas estratégicas para aprovechar fortalezas. Este año se cumplen 15 años del acuerdo entre Nissan y Renault, donde el primero ha puesto dinero y tecnología y el otro se ha dedicado a la gestión de ambas firmas. No obstante de compartir ciertas partes del negocio, las dos empresas continúan trabajando de forma independiente.

Por otro lado, también las alianzas pueden resultar complicadas cuando los beneficios para las partes no están del todo claro. Suzuki y Volkswagen siguen en un pleito arbitral que surgió de la iniciativa de combinar fuerzas para incursionarse en mercados emergentes. La moraleja parece ser que nada está escrito cuando se trata del negocio automotriz.

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