La recesión pegó parejo

Durante una recesión, es común hablar de la caída del Producto Interno Bruto como si fuera la misma para todos.

Pero como en cualquier fenómeno económico, es normal que haya ganadores y perdedores en tiempos difíciles. Algunos saben aprovechar los malos tiempos para hacer inversiones a futuro.

Podemos comprobar estas situaciones por los desafortunados episodios de crisis que hemos sufrido en México.

En la denominada “crisis del tequila”, durante 1994 y 1995, el Producto Interno Bruto –es decir todo lo que se produjo dentro del país- cayó 6.2 por ciento en promedio.

Eduardo Flores Eduardo Flores Publicado el
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Las épocas en las que crece el PIB son ideales para ahorrar recursos públicos para tiempos más dificiles, cuando es necesario gastar para contrarrestar la caída privada. 

Durante una recesión, es común hablar de la caída del Producto Interno Bruto como si fuera la misma para todos.

Pero como en cualquier fenómeno económico, es normal que haya ganadores y perdedores en tiempos difíciles. Algunos saben aprovechar los malos tiempos para hacer inversiones a futuro.

Podemos comprobar estas situaciones por los desafortunados episodios de crisis que hemos sufrido en México.

En la denominada “crisis del tequila”, durante 1994 y 1995, el Producto Interno Bruto –es decir todo lo que se produjo dentro del país- cayó 6.2 por ciento en promedio.

Sin embargo, aquello no fue parejo. Once estados lograron tener resultados positivos a pesar de que el país estaba en plena crisis económica.

Entre estos, los casos de los estados de Michoacán, Sonora y Veracruz destacan, pues lograron crecer 6.6, 5.5 y 4.7 por ciento anual, respectivamente.

En el otro extremo las caídas no fueron mesuradas, sino brutales. Durante ese pésimo año económico, el Producto Interno Bruto de los estados de Hidalgo y Morelos cayó casi 21 por ciento en el primer caso y 16 por ciento en el segundo.

En cambio, en la crisis del 2009, solo hubo tres estados que incrementaron su producto interno bruto: Tabasco, Zacatecas y Baja California Sur, según datos del último informe de gobierno del Presidente Felipe Calderón.

Sin embargo, las caídas fueron mucho más amables. El estado que peor sufrió la crisis, Coahuila, cayó un 12 por ciento, mientras que la caída promedio fue de 6 por ciento.

¿Aprenden lección?

Debido a que hay una brecha de más de 10 años entre las dos crisis, bien vale la pena preguntarnos qué entidades han mejorado su desempeño desde 1995.

Los estados de Hidalgo y Morelos resultan obvios ganadores. A pesar de registrar caídas durante la última crisis financiera, estas fueron menores a las que registraron en la del 94.
Pero resulta más importante señalar a los que retrocedieron cuando el país entero avanzó.

Coahuila, Michoacán y Tamaulipas fueron los estados que más retrocedieron en su manejo de crisis. Mientras Coahuila incluso creció durante 1995, en el 2009 su PIB cayó más del 12 por ciento.

Las razones de ello desde luego que son complejas.

En el caso de Coahuila, el origen de la crisis podría explicar hasta cierto punto la caída.

A diferencia de 1994, en la que México cometió un error de política económica, en el 2008, la crisis comenzó con nuestro vecino, Estados Unidos, y nos contagió.

La tesis de un artículo publicado en la revista de Comercio Exterior de Bancomext señala que debido a los cambios en política comercial desde 1994, los ciclos económicos de México muestran una mayor relación con los ciclos de Estados Unidos.

A su vez, otros estudios académicos demuestran la estrecha relación económica entre Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas con el estado fronterizo de Texas.

Si bien uno podría argumentar que durante la crisis del 2009, esta relación fue la causante de su bajo desempeño económico, esto no es del todo claro, pues Texas fue una de las entidades en Estados Unidos que mejor sortearon la crisis económica.

Probable culpable: La deuda estatal

Las condiciones macroeconómicas mundiales son solo un lado de la moneda, no se puede descartar un pésimo manejo por parte de las autoridades locales.

Durante la misma época se abrió también la caja de pandora de las deudas estatales.
Michoacán, por ejemplo, no podría escudarse fácilmente en la excusa del comercio exterior, porque está lejos de la frontera. En este estado, el PIB retrocedio más de 6 por ciento durante el 2009, en comparación con un aumento de más 6.5 por ciento durante 1995.

Es decir, un giro completo de 360 grados.

En este caso, es probable que se pueda encontrar la culpa en problemas locales, como la inseguridad o la deuda estatal.

Los niveles de deuda en Coahuila y Michoacán son preocupantes. Además, este último brilla por no captar recursos propios, pues es el tercer lugar en deuda respecto a los ingresos que capta.

Además, la estructura del uso de la deuda implica que tampoco se ha usado para mejorar las condiciones de competitividad.

Según el Instituto Mexicano para la Competitividad, Michoacán se encuentra entre los peores estados en términos de competitividad. Por ejemplo, en el 2008, fue el estado con peor calificación en las pruebas de enlace en el país.

Y todos conocemos los problemas de inseguridad que aquejan a regiones enteras en Tamaulipas.

Ahorrar ahora para tiempos difíciles

Queda claro que es más deseable una crisis como la del 2009, sobre una como la de 1995. Las pérdidas de las entidades más afectadas fueron aliviadas con las que serían ganancias de otras entidades.

No obstante, también preocupa que los estados no han podido aplicar de manera eficiente políticas contraciclas.

El alto nivel de endeudamiento con el que cuentan, y su uso contínuo en gasto corriente, es decir solo para pagar más salarios y prestaciones, complica todavía más esa situación.

Las épocas en las que crece el Producto Interno, como la actual, son idóneas para ahorrar los recursos para tiempos más dificiles, cuando se vuelve necesario gastar para contrarrestar la caída privada.

Sin embargo, el crecimiento de la deuda estatal sigue creciendo sin que alguien se preocupe por poner un alto. Y lo peor es que se sigue usando para pagar cosas que no ayudan a generar mayor riqueza.

Si las cosas en Europa empeoran, y no se detiene la furia de gasto que vienen acumulando los estados, más vale que -ahora sí- nos agarren confesados.

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