La era de los monopolios

La oferta de adquisición de 69 mil millones de dólares que la farmacéutica CVS ha hecho por la aseguradora Aetna pone de relieve que la consolidación de mercados se ha vuelto la principal estrategia de crecimiento en la economía del siglo XXI
Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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El domingo, la firma farmacéutica estadounidense CVS anunció que llegó a un acuerdo con la compañía aseguradora Aetna para concretar una operación de adquisición de 69 mil millones de dólares.

Se trata de una de las transacciones de concentración más importantes del año y se suma a una oleada de integraciones verticales (fusiones entre empresas de diferentes industrias) que se han vuelto objeto de escrutinio regulatorio, a partir de la decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de investigar el acuerdo de fusión entre AT&T y Time Warner.

David Balto, un abogado especializado en regulación de competencia, dijo al diario The New York Times que la integración de CVS y Aetna cede el control del sistema de salud pública a los intereses de una cadena minorista de venta de medicamentos.

El auge en la concentración industrial alrededor del mundo está correlacionada con el avance en las prácticas del capitalismo rentista

Esto pone de relieve un argumento que ha ganado tracción en los principales círculos de la academia económica: conforme crece el poder de mercado de una firma, la habilidad y necesidad de obtener poder político se vuelve más intenso.

Esta tesis, propuesta por el economista Luis Zignales en un documento de trabajo del Centro Stigler de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, refiere que la concentración de mercado deriva en un fenómeno denominado “el círculo vicioso de los Medici”, donde el dinero compra poder político y el poder político genera rendimientos extraordinarios.

En septiembre, la Conferencia de Comercio y Desarrollo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicó su reporte anual, en el que se dedicó un capítulo completo a la idea de que el auge en la concentración industrial alrededor del mundo está correlacionada con el avance en las prácticas del capitalismo rentista: cabildeo y tráfico de influencias, abuso sistemático de las leyes de propiedad intelectual, excesiva actividad de fusiones y adquisiciones, captura regulatoria, así como otras prácticas de extracción de rentas.

En un momento en el que la participación del ingreso laboral como proporción del ingreso nacional se encuentra a la baja en el grueso de las economías industrializadas y emergentes, estas prácticas rentistas son referidas como uno de los factores que exacerban el crecimiento de la brecha de desigualdad de ingresos.

Capitalismo rentista global

El reporte de la ONU explica que este fenómeno de defensa de poder de mercado ha trascendido las fronteras de Estados Unidos y se ha vuelto generalizado en una escala internacional.

Stephanie Blankenburg, una economista que contribuyó a la redacción del capítulo de poder de mercado del reporte de la ONU, asegura que en el “capitalismo rentista global” se sustituye la innovación y la competencia por el crecimiento de los ingresos corporativos a partir de una estrategia de control de activos: La tendencia es extremadamente clara y tenebrosa. Lo que observamos es la casi normalización del comportamiento rentista, basado en el poder de mercado”.

El reporte de la ONU documenta la creciente concentración de poder de mercado y la tendencia incremental de lo que los economistas denominan como ganancias extraordinarias.

En 1995, las 100 mayores compañías globales contaban con un valor de capitalización de mercado 31 veces mayor que el de las dos mil compañías de la base de la pirámide. En el 2015, este múltiplo fue de 7 mil veces. Asimismo, las ganancias extraordinarias (derivadas de prácticas rentistas) estimadas como proporción de las ganancias totales de las 100 mayores compañías globales pasó de 16 por ciento para el periodo 1995-2000 a 40 por ciento para el periodo 2009-2015.

“Se ha vuelto una parte inherente del capitalismo, una nueva normalidad, al menos para las grandes corporaciones”, explica Blankenburg, quien se refiere a éstas como la clase rentista de la economía del siglo XXI.

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