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Fed: con las manos atadas

La Reserva Federal (Fed) podrá ser el banco central más poderoso del mundo, pero esto no le ha ayudado a cumplir con sus planes para normalizar su política monetaria. Factores dentro y fuera de su economía le impiden a la institución estadounidense continuar con su ciclo de alzas de tasas de interés de acuerdo a lo previsto.

1.6%
la inflación subyacente anualizada registrada en Estados Unidos en abril - esta medida lleva cuatro años por debajo del objetivo oficial
“Si quieres matar cualquier idea en el mundo, pon a un comité a trabajar en ella”
Charles KetteringInventor y empresario estadounidense
“Basándonos en la comunicación de la Fed, en realidad no sabemos cuándo va a suceder (el alza de tasas)” 
Ward McCarthyEconomista financiero
en jefe en Jefferies

La Reserva Federal (Fed) podrá ser el banco central más poderoso del mundo, pero esto no le ha ayudado a cumplir con sus planes para normalizar su política monetaria. Factores dentro y fuera de su economía le impiden a la institución estadounidense continuar con su ciclo de alzas de tasas de interés de acuerdo a lo previsto.

Los mercados de futuros asignan una probabilidad implícita de 0 por ciento a que hoy la Fed anuncie un alza en su tasa de interés, y aún en las reuniones planeadas de aquí hasta febrero del 2017 la probabilidad nunca rebasa el 50 por ciento. Esto a pesar de que en diciembre del año pasado, cuando anunció su primer alza de tasas en casi una década, la Fed pronosticó que realizaría cuatro alzas durante el 2016, y aún en marzo la actualización pesimista de este pronóstico contemplaba dos alzas antes del cierre del año.

Los mercados no creen que la Fed pueda ignorar el turbulento contexto internacional que existe hoy en día, con focos de preocupación por la desaceleración económica y endeudamiento de China y por la posible ruptura repentina entre el Reino Unido y la Unión Europea.

Además, los indicadores económicos estadounidenses registrados en marzo sorprendieron de mala manera a las autoridades, cayendo por debajo de las expectativas y restando fuerza al argumento de recuperación y normalización de la Fed.

Para México la pausa de la Fed ofrece una oportunidad para ampliar el diferencial de tasas entre ambos países, quizá aminorando el castigo que está sufriendo el peso mexicano en el mercado cambiario. El Banco de México (Banxico) podría de esta forma anunciar un alza de tasas durante la reunión de su junta de gobierno planeada para el 30 de junio, incrementando los costos crediticios en 25 puntos base.

Sin embargo, aún esta defensa fundamental probablemente sería insuficiente para revertir la tendencia de depreciación del peso, ya que la volatilidad financiera incrementa la aversión al riesgo en los mercados, y debido a su liquidez y profundidad la divisa mexicana es utilizada por los inversionistas como herramienta de cobertura.

Volviendo a lo normal

A mediados del 2007, la Fed comenzó un ciclo de recortes en su tasa de interés de referencia, el cual tocó fondo en diciembre del 2008 cuando se tomó la decisión extraordinaria de fijar la tasa en un mínimo histórico de entre 0 y 0.25 por ciento con el fin de estimular la economía durante su peor crisis desde la Gran Depresión.

Además de estos recortes en los costos crediticios, la Fed inyectó 3.8 billones de dólares a su economía a través de tres rondas sucesivas de relajación cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés), la cual consistió en la compra masiva de activos financieros por parte del banco central.

En parte gracias a la lenta pero segura recuperación económica y en parte debido a los riesgos de distorsiones financieras generadas por un entorno de tasas ultrabajas y de QE, la Fed emprendió planes para normalizar su política monetaria.

De esta forma, el banco puso fin a sus compras masivas de activos en octubre del 2014, y realizó su primer alza de tasas en casi una década en diciembre del 2015.

Pero ahora el siguiente paso, continuar con el ciclo de alzas, está resultando más difícil debido a los estragos que esto podría causar en el sistema financiero y a señales mixtas acerca de la salud de la economía estadounidense.

¿Bueno o malo?

El actual estado del mercado laboral estadounidense, y por extensión de la economía del país, se encuentra en duda desde el decepcionante nivel de contrataciones registrado en mayo.

La generación de empleos por debajo de lo previsto se une a una tendencia de desaceleración en lo que va del año; el número promedio de contrataciones netas mensuales desde marzo ha sido de 116 mil empleos, mientras que en 2015 el ritmo promedio fue de 229 mil.

Pero al mismo tiempo, la tasa de desempleo se encuentra en un mínimo de nueve años, de 4.7 por ciento. Esto es cercano al nivel de pleno empleo estimado por la Fed, lo cual se está reflejando en los incrementos salariales. Los salarios crecieron a su mayor velocidad desde enero del 2009 durante el pasado mayo.

Esto levanta una duda crucial: ¿se están contratando menos trabajadores porque se está apagando la demanda laboral o porque se está encogiendo la oferta?

En otras palabras, ¿hay menos puestos disponibles debido a pesimismo empresarial o hay menos trabajadores disponibles para llenarlos debido a que la economía se está acelerando?

La respuesta a esto será parcialmente responsable por definir el curso que tomará la Fed en los próximos meses.

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