‘The art of the deal’
Donald Trump ha marcado un antes y un después en la manera de hacer política. Ahora, también marcará un punto de inflexión en la manera de hacer negocios en Estados Unidos. Esta dinámica fue puesta en evidencia por las diferentes compañías que, en un inicio, fueron criticadas de una u otra manera por el presidente de Estados Unidos, pero que después obtuvieron condiciones ventajosas como el otorgamiento de incentivos fiscales o contratos gubernamentales.
Lourdes González
Donald Trump ha marcado un antes y un después en la manera de hacer política. Ahora, también marcará un punto de inflexión en la manera de hacer negocios en Estados Unidos. Esta dinámica fue puesta en evidencia por las diferentes compañías que, en un inicio, fueron criticadas de una u otra manera por el presidente de Estados Unidos, pero que después obtuvieron condiciones ventajosas como el otorgamiento de incentivos fiscales o contratos gubernamentales.
En ese sentido, la administración de Trump inaugura una nueva era en la que el presidente busca privilegiar la discrecionalidad para ganar influencia, afectando la naturaleza de la relación entre la América corporativa y el gobierno estadounidense.
Esto tiene implicaciones directas para la toma de decisiones de negocios de las firmas, así como en su estrategia de relaciones públicas.
Ejemplo de lo anterior es el caso de Carrier, que tras las amenazas de Trump canceló una inversión en Nuevo León de 200 millones de dólares. Posteriormente, al negociar con el entonces presidente electo de Estados Unidos, obtuvo un beneficio fiscal para llevar la inversión a ese país.
Otros casos recientes han sido las compañías automotrices, además del contratista militar Lockheed Martin, que busca cerrar un proyecto de nueve mil millones de dólares con el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Luego de que Donald Trump se quejó públicamente sobre el precio de los aviones de combate F-35, el director general de Lockheed Martin agendó una reunión privada con el presidente. Se acordó bajar el precio de los aviones debajo del umbral de los 100 millones de dólares.
Sin embargo, las pláticas todavía están en proceso para el décimo lote de aviones de combate furtivos, que se esperaría sean anunciados a finales de este mes, de acuerdo con reportes de prensa.
Trump criticó el programa F-35 por ser demasiado caro, pero el precio por jet ha bajado. Lockheed, el contratista principal, junto con sus socios están trabajando en la construcción de una nueva cadena de suministro más rentable, para alimentar las líneas de producción en Fort Worth, Texas.
Esto es una prueba patente del enfoque pragmático que, según analistas políticos, definirá a la administración de Trump.
Aprender de la era Trump
Los presidentes de las compañías están aprendiendo a manejar los negocios con el presidente de Estados Unidos porque basta con publicar un tweet o poner sobre la mesa la exigencia de regresar los empleos a ese país para que las empresas distribuyan comunicados de prensa para satisfacer a Trump.
En esa tesitura pueden encontrarse el anuncio de Wal-Mart de generar 10 mil empleos, los planes de General Motors para invertir mil millones de dólares y crear siete mil puestos de trabajo en Estados Unidos, así como el comunicado del gigante farmacéutico alemán Bayer AG de que invertirá 8 mil millones de dólares para agregar tres mil empleos.
Trump ha hecho público, a través de tweets, que está complacido con esas decisiones de negocio de las compañías como General Motors y Wal-Mart.
También ha sostenido reuniones con ejecutivos como el director de AT&T, Randall Stephenson, y Dennis Muilenburg, director general de Boeing, quienes mostraron una posición de sometimiento al nuevo rey.
Frente a estas nuevas reglas del juego han surgido interrogantes sobre si es Trump quien doblega a las compañías para cumplir con sus promesas de campaña o éstas son las que sacan jugo a esa situación.