En México se estudia para ser pobre; esto ganan los profesionistas

Mexicanos se preparan cada vez más; en contraste, su poder adquisitivo ha caído en un 40 por ciento en la última década

Los estudios no son garantía de éxito en la vida de los mexicanos, a pesar de que todavía se tenga la idea de que sucede lo contrario.

Hace unos meses, una adolescente que se hace llamar “la Mars” generó polémica en las redes sociales de México. Mediante un video que se hizo viral, explicó que a sus 16 años había renunciado a estudiar la preparatoria; criticó al sistema educativo y aconsejó a los jóvenes a dedicarse a lo que quisieran, en vez de esperar hasta terminar la universidad.

Cientos de comentarios criticaron la postura de la joven, al mencionar que el estudio es una pieza importante para el desarrollo, pero un artículo del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) asegura lo contrario.

Por desgracia, la Mars tenía algo de razón, debido a que el estudio no es una promesa de tener una vida cómoda económicamente hablando, al menos en México.

En 2005, un profesional universitario percibía por sus actividades 24 mil pesos mensuales; para 2016, su poder adquisitivo había caído hasta los 14 mil pesos; es decir, una reducción del 40 por ciento.

De acuerdo con el WEF desde hace varios años se observa una tendencia contraria: mientras los mexicanos cada vez estudian más; en contraste reciben menos salario.

Mientras en el año 2000 casi la mitad de la población no tenía educación básica, para el 2016, esa cifra cayó al 32 por ciento. Pero, curiosamente, el salario promedio en México es de 7 mil 365 pesos, que es a su vez menos de la mitad del promedio de la OCDE, que oscila en los 16 mil pesos.

Pero los años de formación acompañados de sacrificios para alcanzar un mayor nivel de estudios y el alto riesgo de convertirse en ser una persona situación de pobreza, no son el único problema, debido a que los trabajadores en México son de los que más trabajan a nivel mundial. El 29 por ciento de los empleados laboran hasta 2 mil 228 horas al año; lo que se traduce a más de 50 horas por semana.

Sin embargo, el salario bajo es un reflejo de varios factores, entre ellos, el WEF señala a la baja productividad del trabajador mexicano, ocasionada por la informalidad y la cultura del presencialismo. Además, asegura el artículo que los dueños y directivos no invierten en una mayor eficiencia laboral, con el fin de reducir las horas reglamentarias, lo que beneficiaría a empresas y a empleados.

Por su parte, el gobierno federal ha celebrado la creación de millones de empleos. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, reveló en mayo del 2017, que se incrementaron los empleos precarios, por su poca remuneración.

Mientras en 2006, 9.3 millones de trabajadores percibían entre 2 mil 400 y 4 mil 800 pesos (entre uno y dos salarios mínimos); para el 2017, fueron 14.2 millones.

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