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El costo de no planear

A una semana de que Enrique Peña Nieto anunciara que se hará una inversión récord en infraestructura, un estudio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) nos recuerda los riesgos de construir sin planear.

Dentro de los países miembros de la OCDE, México se encuentra entre los que más desastres naturales y humanos ha tenido en relación con el tamaño de su población.

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veces más caro es lo que cuesta reparar los daños ocasionados por los desastres, en comparación de invertir para prevenirlos
La Cenapred estima en más de 22 mil millones de pesos los daños y pérdidas causados tan solo en el sector vivienda por desastres naturales entre los años 2000 y 2012
Un reporte de la OCDE afirma que planear y prevenir no es atractivo para los políticos. Las obras de infraestructura adecuadas, por ejemplo, para prevenir inundaciones no son llamativas ni consiguen votos
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A una semana de que Enrique Peña Nieto anunciara que se hará una inversión récord en infraestructura, un estudio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) nos recuerda los riesgos de construir sin planear.

Dentro de los países miembros de la OCDE, México se encuentra entre los que más desastres naturales y humanos ha tenido en relación con el tamaño de su población.

Si bien un país no tiene la culpa de tener un número elevado de desastres naturales, mantiene una responsabilidad de tomar las medidas necesarias para disminuir las consecuencias en daños materiales.

Más vale prevenir que lamentar. Cifras publicadas por la OCDE señalan que en un país como México el costo de reparar el daño ocasionado por un desastre natural a posteriori, es tres veces mayor al gasto que representa la inversión necesaria para haberlo prevenido.

En otras palabras, es más barato gastar en prevención que pagar por los trabajos humanitarios y de reconstrucción que a menudo se necesitan.

Sin embargo, los políticos en México parecen trabajar bajo otra lógica. De acuerdo con la OCDE, más del 60 por ciento de los edificios nuevos construidos a partir del 2011 son ilegales.

Esto significa que la edificación se llevó a cabo al márgen de la ley sin los permisos necesarios, por lo que a menudo no cumplen con los códigos de construcción vigentes.

El reporte afirma que planear y prevenir no es atractivo para los políticos. Las obras de infraestructura adecuadas, por ejemplo, para prevenir inundaciones no son llamativas o consiguen votos.

En lugar de realizar estas obras, el dinero suele ser destinado a programas de asistencia social o incluso a complejos habitacionales que tienen su días contados al no cumplir con las normas de edificación.

Otro de los problemas que señala la OCDE es la falta de una regulación actualizada para prevenir catástrofes. 

Con el tiempo, los riesgos de una zona geográfica en particular cambian. Es necesario actualizar de manera constante los códigos de construcción.

También es importante que los proyectos de infraestructura deben estar planeados para soportar el peor de los escenarios posibles.

Todas estas indicaciones deben ser tomadas en cuenta por el nuevo Programa Nacional de Infraestructura del gobierno federal.

Costos reales

El plan de contingencia nacional en contra de desastres naturales está basado en ahorrar dinero para usarlo en los casos de emergencia.

Sin embargo, esta táctica ha resultado ser cara e ineficiente. Lo que es peor, una mala planeación puede significar el costo de vidas humanas.

Hace menos de un año el país se vio azotado por el huracán Ingrid en la costa del Atlántico y por la tormenta tropical Manuel en el Pacífico. El incidente causó estragos en 30 estados de la república y dejó un saldo de decenas de muertos.

El trágico incidente sirve como ejemplo del costo que tiene la falta de prevención. Tan sólo para el trabajo de ayuda humanitaria urgente, la Secretaría de Gobernación destino más de 500 millones de pesos.

A lo anterior se le debe sumar las caras labores de reconstrucción que siguen pendientes hasta la fecha. Tan solo en el año 2010, los desastres naturales que sufrió el país dejaron un costo de más de mil millones de dólares, esto equivale al costo total del terremoto de 1985 en la Ciudad de México, de acuerdo con Protección Civil.

En contraste, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), afirma que en los últimos 12 años el impacto de los desastres naturales ha representado un costo promedio de 2 mil millones de dólares anuales.

Otro estudio de la misma Cenapred coloca en más de 22 mil millones de pesos los daños y pérdidas causados tan solo en el sector vivienda por desastres naturales entre los años 2000 y el 2012.

Trabajo en equipo

Entre las recomendaciones que destaca la OCDE en su informe se encuentra la de compartir la prevención de riesgos con la inversión privada.

La táctica tradicional señala como único responsable (y aparente afectado) al gobierno. Sin embargo, en la práctica debe realizarse un verdadero trabajo en equipo para evitar las catástrofes.

La OCDE afirma que las políticas donde la inversión privada juega un rol protagónico al momento de la prevención de riesgos son las más efectivas al momento en que se presenta un desastre natural.

Por un lado, el capital que pueden aportar los inversionistas a estos proyectos facilitaría su implementación y disminuiría su costo político.

Además, el gobierno debe trabajar para asegurarse que los proyectos de particulares cumplan desde un principio con las regulaciones pertinentes.

Para esto se proponen diferentes estrategias donde el riesgo es compartido entre todos los inversionistas. 

Cuando una carretera se derrumba por estar construida de manera inadecuada, la constructora que realizó el proyecto debería compartir el costo de su reparación.

Esto obligaría a la inversión privada a tener más cuidado e implementar medidas de reducción de riesgos.

Aunque los problemas con la falta de planeación en infraestructura son de los más prevenibles, la OCDE también advierte por otro tipo de deficiencias al manejar emergencias sanitarias.

El brote de influenza H1N1 en el 2009 generó alrededor de un costo de 10 mil millones de dólares, además de los miles de personas que perdieron la vida.

Todos estos tipo de incidentes pueden ser prevenidos con una buena política gubernamental.

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