Educación en el limbo

El sistema educativo en México lleva años sumergido en un periodo de incertidumbre ante la poca continuidad a los programas que se han impulsado desde gobiernos pasados. Esta situación se agrava por otros factores relacionados con el gasto y las necesidades de infraestructura

“Se necesita hacer más eficiente al sistema educativo”
Sandra MayaSandra Maya Directora de gestión y coordinación con los estados en la SHCP

México lleva años reprobado. El sistema educativo nacional se enfrenta a importantes atrasos, que no solo están relacionados con problemas de enseñanza al interior de las aulas.

Aunque en los últimos años se  ha destinado aproximadamente cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en educación y para 2019 los recursos aprobados para el rubro ascienden a más de 720 mil millones de pesos, monto 12.3 por ciento superior al asignado en 2018, el panorama no es alentador.

El país se ubica los últimos lugares del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), con 416 puntos frente a los 492 puntos en promedio de los 34 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Durante el sexenio pasado, la educación básica, media y superior experimentaron transformaciones con la reforma educativa y el Nuevo Modelo Educativo.

Este último proyecto trajo consigo un cambio de fondo en casi 60 años en el modelo tradicional. Surgió bajo la primicia de enseñar a los alumnos “aprender a aprender” y sacar de las aulas las enseñanzas enciclopedistas.

Aunque ambas medidas buscaban beneficiar a más de 35 millones de estudiantes, se quedaron cortas para mejorar la calificación de México en nivel educativo.

Por principio, porque ambas se quedaron a medio camino por la llegada de la Cuarta Transformación, además de que el Nuevo Modelo Educativo presentaba, entre otros obstáculos, una falta de sostenibilidad financiera y tenía una visión centralizada que dejaba de lado que las condiciones educativas son diferentes en todo el país.

Hoy, el escenario es confuso ya que la presente administración puso sobre el escritorio la iniciativa de abrogación de la reforma educativa con un enfoque regional y local, que contempla la creación de un sistema de promoción de las y los maestros que se creará con la participación de ellos, con escalafones verticales y horizontales

Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió esta semana que si no se logra un acuerdo para que avance su propuesta cancelará la contrarreforma y las cosas permanecerán igual que antes de la promulgación de la reforma en 2013.

Thamara Martínez, coordinadora de educación y finanzas públicas en el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), comenta que la intención del Gobierno federal de hacer una transformación en el modelo educativo luce bien, al menos en el papel, pero genera incertidumbre dado que las reglas de operación no están claras y tampoco cómo se va a concretar su estrategia.

“Todavía existen muchos rezagos en el sistema educativo mexicano y también se ha dejado de lado el eje del gasto, que sin una buena ejecución el objetivo que persigue el gobierno se queda a medias”, dice la especialista.

El talón de Aquiles

La infraestructura en el sistema educativo es uno de los temas prioritarios desde hace años, aunque sus mejoras han sido pocas. La necesidad de mejorar las condiciones de los planteles educativos en la República Mexicana quedó plasmada en la meta III del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

Uno de los proyectos de los que se valió el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto fue el Programa Escuelas al CIEN (Certificados de Infraestructura Escolar Nacional), con el que se bursatilizaron proyectos equivalentes a 25 por ciento de los recursos del Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM) para obtener hasta 50 mil millones de pesos en tres años.

Una investigación elaborada por Sandra Maya y Alejandra Huerta para el Instituto Belisario Domínguez (IBD) revela que a nivel nacional las escuelas necesitan renovar o reparar el 28 por ciento del mobiliario dentro del salón de clases, y en nivel primaria este porcentaje sube a 30 por ciento. Esta cifra se agrava al analizar los planteles educativos al sur del país.

Otro rezago está en el servicio sanitario, pues en la República Mexicana aproximadamente 26 por ciento de las primarias carecen de un número mínimo de retretes que funcionen y que cuenten con servicios básicos como agua, en relación al número de alumnos.

50
por ciento de las escuelas públicas en Chiapas, Guerrero y Oaxaca no cuentan con sanitarios funcionales

Sandra Maya, directora de gestión y coordinación con los estados en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), comparte que el rezago en infraestructura no sólo genera una brecha de conocimiento, también en el acceso a tecnologías de la información y comunicaciones.

“Tener malas condiciones de infraestructura influye de manera negativa, además de que no se favorece el mecanismo de superación de la pobreza”, precisa la exinvestigadora del IBD.

La educación olvidada

Al mirar hacia la educación tecnológica que se imparte tanto a nivel medio superior como superior, el presupuesto para este año fue de 29 mil 705 millones de pesos, monto que representa 28.7 por ciento de lo asignado a educación media superior total para el actual ejercicio fiscal, según cálculos de Thamara Martínez.

Al comparar esta cifra con el presupuesto asignado en 2018 a las direcciones entonces encargadas de la educación media superior tecnológica, se observa un decremento real de 4.2 por ciento para el ejercicio fiscal de este año.

La investigadora del CIEP argumenta que, pese a que en el nivel medio superior la educación tecnológica concentra al 49 por ciento del total de estudiantes inscritos en instituciones públicas del mismo nivel a escala nacional, a estos planteles se les destina 28.7 por ciento de lo asignado en el paquete económico para educación media superior, situación que pone en desventaja la enseñanza en estas escuelas.

“La educación media superior está contemplada, pero a la tecnológica se le ha dejado de lado, a pesar de que es la formación con la que el egresado obtiene su cédula profesional y se incorpora directo al mercado laboral”

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