¿Sin miedo a Trump?

Las aguas se han calmado. Si bien, la administración de Donald Trump aún mantiene una postura particularmente adversa en relación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se transitó desde una posición que pedía la cancelación unilateral del acuerdo hacia una de negociación.

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Cayó el índice de confianza empresarial del INEGI de abril, en términos anualizados
El ‘efecto Trump’ ha reforzado la condición de bajo crecimiento estructural, que ha caracterizado a la economía mexicana en las últimas tres décadas

Las aguas se han calmado. Si bien, la administración de Donald Trump aún mantiene una postura particularmente adversa en relación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se transitó desde una posición que pedía la cancelación unilateral del acuerdo hacia una de negociación.

La ratificación de Robert Lighthizer como Representante de Comercio de Estados Unidos de parte del Senado estadounidense significó una de las señales concretas más evidentes de que Trump está privilegiando la opción del ala moderada de la Casa Blanca: la de mantener el status quo comercial mediante la renegociación del TLCAN.

Sin embargo, la iniciativa privada mexicana entiende que esto representa apenas un paso minúsculo para salvar al TLCAN, la base del modelo de crecimiento y desarrollo de México.

La incertidumbre todavía es la principal característica de la relación comercial entre México y Estados Unidos.

 La semana pasada, el Consejo Mexicano de Negocios, la organización de más alto perfil del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), anunció que la inversión planeada de los miembros del grupo para 2017 sería de 31.4 mil millones de dólares, 6.17 por ciento menos que el año pasado.

En Estados Unidos, también se mantiene un aura de precaución en la clase empresarial.

A pesar de que los índices accionarios estadounidenses continúan con una tendencia ascendente que los ubica cerca de máximos históricos, el “riesgo Trump” se ha vuelto una constante en los reportes financieros de las compañías americanas.

La firma de investigación Sentieo hizo un repaso de los reportes financieros que las empresas públicas deben turnar a la Comisión de Intercambio de Valores (SEC, por sus siglas en inglés) y cuantificó los factores de riesgo más evidentes en cada uno. El análisis concluyó que Trump fue referido como un factor de riesgo en una proporción de tres a uno, sobre las veces que Barack Obama fue citado como un riesgo potencial por las compañías estadounidenses en los primeros meses del 2009, cuando asumió la presidencia.

La incertidumbre que rodea a los posicionamientos de política económica del presidente de Estados Unidos se conjugan con un entorno políticamente adverso para la administración de Donald Trump.  El consenso de analistas considera que las oportunidades de éxito cabal de este gobierno, para alcanzar los principales objetivos de campaña (construcción de muro fronterizo, reforma fiscal integral, reemplazo de la Ley de Seguridad Social conocida como Obamacare) son bajas.

Golpe a la inversión

El “efecto Trump” ha reforzado la condición de bajo crecimiento estructural que ha caracterizado a la economía mexicana en las últimas tres décadas. El anuncio del Consejo Mexicano de Negocios exacerbó la debilidad de la demanda agregada mexicana.

Aunque la disminución en el monto de inversión de la iniciativa privada no es motivo de alarma para la economía, sí marca una tendencia clara de desaceleración en uno de los componentes clave para el crecimiento en México.

El hecho de que la economía mexicana se haya expandido a una tasa anual promedio de 2.3 por ciento en los últimos 30 años es ampliamente atribuido a la fragilidad de la inversión pública y privada.

Antes de la victoria electoral de Trump, la economía mexicana ya daba muestras de que iniciaría el 2017 con un sesgo de debilidad. El presupuesto para este año, aprobado en la segunda mitad de 2016, contempla el gasto de inversión más bajo desde 1939, según un análisis de la organización México, ¿Cómo Vamos?.

Los indicadores de inversión fueron deteriorándose conforme se acrecentó la incertidumbre derivada del fenómeno Trump. De acuerdo al INEGI, la inversión fija bruta de febrero descendió 2.5 por ciento en términos anualizados.

En abril, el indicador de confianza empresarial cayó 2.3 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Las cifras anualizadas de este indicador para enero y febrero presentaron caídas de una magnitud dos veces mayor a la de abril.

Esta coyuntura podría profundizar el deterioro del producto interno bruto (PIB) potencial de México.

La agencia calificadora Moody’s estima que éste pasó de 2.6 por ciento en 2012 a 2.2 por ciento en 2016. Asimismo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público calcula que el PIB potencial de México descendió desde un nivel de 3.6 por ciento en 2008 a un nivel de 2.7 por ciento en 2017.

Este contexto ha dado pie a la exigencia para el gobierno mexicano de tomar posturas más firmes en relación al TLCAN. En la opinión pública se ha ventilado la recomendación de imponer un ultimátum a la administración de Donald Trump para negociar el acuerdo trilateral. En caso de que no se cumplan los requisitos de tiempo de la delegación mexicana, el gobierno de Enrique Peña Nieto optaría por salir del TLCAN para acabar con el clima de incertidumbre de golpe.

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