Casarse está en yenes

Como si fueran pocas las responsabilidades que se contraen en el matrimonio, los hombres que se quieren casar en China deben pagar por su novia grandes cantidades de dinero.

La tradición en el país asiatico demanda que los hombres paguen una especie de dote invertida a la familia de la novia, con la cual se pretende ayudar a los suegros con un fondo de retiro. 

A pesar de que esta ayuda económica ya no es necesaria, muchas novias esperan que sus pretendientes paguen grandes sumas de dinero como indicador de prestigio ante la sociedad.

Como si fueran pocas las responsabilidades que se contraen en el matrimonio, los hombres que se quieren casar en China deben pagar por su novia grandes cantidades de dinero.

La tradición en el país asiatico demanda que los hombres paguen una especie de dote invertida a la familia de la novia, con la cual se pretende ayudar a los suegros con un fondo de retiro. 

A pesar de que esta ayuda económica ya no es necesaria, muchas novias esperan que sus pretendientes paguen grandes sumas de dinero como indicador de prestigio ante la sociedad.

Esta costumbre ha causado polémica después de que una empresa de bienes raíces publicara un mapa en donde se aprecia los costos aproximados que se deben pagar por las novias en función de la región del país. 

Los precios varían desde 5 meses de sueldo, hasta los 24 mil dólares que se pagan en la región de Zhejiang. En contraste, el salario anual promedio en el país es de 9 mil 300 dólares.

Y también 
que tenga casa

Además de las dotes, se espera que los solteros se encarguen de comprar una casa, lo que puede significar hasta 400 mil dólares por un departamento de 100 metros cuadrados en Shangai. 

El incremento de los costos en bienes raíces y la tradición impide que muchos hombres, sobre todo los jóvenes, tengan el dinero suficiente para casarse.

El problema ha empeorado debido a la disparidad que hay entre la cantidad de hombres y mujeres en China. Durante los últimos años se ha registrado un mayor número de hombres, por lo que la escasez de mujeres comienza a ser un factor que determina el precio de su dote. 

Al no haber mucha oferta, las mujeres pueden ser más selectivas con sus pretendientes, tal y como lo estableció Adam Smith en la ley de la oferta y la demanda.

Críticos de la medida apuntan que los altos precios de la dote reflejan una sociedad que cada vez es más materialista e impide la convivencia social. 

Los jóvenes se ven obligado a ahorrar durante años y pedir préstamos para llegar al precio que exigen sus suegros por la novia. 

Incluso, se han registrado casos donde las parejas terminan separándose porque la presión de consegir el dinero suficiente y cumplir con las expectativas es muy grande.

Ante la situación, los solteros recomiendan buscar parejas en regiones más baratas, como en Hong Kong, donde se acostumbra donar un juego de joyería. 

Sin embargo, el mejor lugar sigue siendo Chongqing, donde por tradición no se otorga una dote porque las personas se casan antes de la edad en la que empiezan a ganar dinero.

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