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Brasil le abre la puerta a China

El gobierno de Michel Temer está vendiendo activos estratégicos a gran escala a compañías de China, un país que cuenta con un ambicioso plan de inversión en América Latina. Este escenario contrasta con la fuerte reticencia de México a aceptar inversión extranjera directa de Beijing

El modelo de crecimiento de México depende en gran medida de la inversión extranjera directa. Paradójicamente, el país ha bloqueado sistemáticamente la entrada de capital de uno de los inversionistas más activos en las economías emergentes: China.

Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, China ha aportado menos del 1 por ciento de la inversión extranjera directa que ha captado México. La cifra genera disonancia cognoscitiva: el gobierno chino está promoviendo una iniciativa de inversión en América Latina que promete extender la inyección de capital en la región en 250 mil millones de dólares para el 2020. Desde el 2005, Beijing ha invertido 140 mil millones de dólares en el subcontinente.

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Millones de dólares invertirá China en América Latina para el 2020, según una iniciativa de Beijing

Brasil se ha posicionado al centro de esta iniciativa. El país, que está saliendo de la peor recesión en su historia, está urgentemente necesitado de inversión y China está lista para capitalizar esa necesidad.

Desde el 2016, las compañías chinas han realizado 24 operaciones de adquisición en Brasil que en conjunto se valuaron en 22.7 mil millones de dólares. Los sectores de mayor interés para Beijing son la infraestructura y la energía. Sin embargo, la influencia de las firmas chinas se ha extendido también al campo de las finanzas, la tecnología y la aeronáutica.

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Millones de dólares es el valor de las adquisiciones que han realizado empresas chinas en Brasil desde el 2016

A consecuencia de la crisis brasileña, patente en la contracción de 7 por ciento del producto interno bruto (PIB) en los últimos dos años, el gobierno de centro-derecha de Michel Temer implementó un agresivo programa de privatización y venta de activos estratégicos para estabilizar el marco fiscal del país.

Sinopec y CNOOC, las dos principales firmas petroleras de China, obtuvieron contratos para explotar los preciados campos de pre-sal de aguas profundas. China Three Gorges Corporation, que ha invertido 7 mil millones de dólares en proyectos de infraestructura  y generación de energía de Brasil, ha aprovechado la cesión de activos de firmas como Odebrecht, que han sido castigadas a raíz de la investigación anticorrupción denominada Lava Jato. China Mobile está en pláticas para adquirir la firma de telecomunicaciones Oi,  con 64 millones de suscriptores de telefonía celular.

Éstos son los ejemplos de un nuevo enfoque de inversión de Beijing, que privilegia el sentido estratégico de sus proyectos por encima del sentido político. Mientras que el gobierno de China comienza a retirarse gradualmente de Venezuela y Ecuador, los bancos estatales del país asiático están financiando un nuevo fondo de 20 mil millones de dólares para promover el desarrollo de proyectos de infraestructura en Brasil.

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Millones de dólares es el valor del fondo China-Brasil para proyectos de infraestructura en el país sudamericano

México: reticente a la inversión de Beijing

Históricamente, México ha sido reticente a aceptar la entrada de inversión china porque las opciones de cooperación no han sido lo suficientemente atractivas. México y China cuentan con economías que no son complementarias; de hecho han sido rivales de exportación de manufacturas hacia Estados Unidos.

Este argumento soslaya que la política industrial de Beijing trasciende la exportación de exceso de capacidad y el aseguramiento de fuentes alimentarias y energéticas. La nueva visión de China plantea que sus empresas estarán al centro de las cadenas de valor del siglo XXI, en el sector de tecnología y semiconductores.

Para el consenso de analistas, esto sugiere que la reticencia mexicana es un tema político: aún en un momento en el que México ha recibido un trato hostil de parte de Estados Unidos, el acercamiento con China tendría consecuencias diplomáticas severas.

Un alto exfuncionario federal, referido por la revista The Atlantic, dijo que la administración de Barack Obama habría presionado al gobierno mexicano para bloquear el acceso de China a proyectos de infraestructura en México.

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