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CINE Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – El Inicio (2023)

Una vez más, occidente intenta traer a la vida real un anime legendario ¿Lo logra o se une al grupo de lo que nos gustaría olvidar?

Los Caballeros del Zodiaco es una serie que marcó e incluso definió a toda una generación. Para muchos, fue este anime el que dio el banderazo de salida para una vida de fanatismo a las animaciones japonesas en general. Los trazos de Masami Kurumada nos dieron historias llenas de drama, hermandad, peleas épicas e inspiración a nunca rendirse. Era obvio que al escuchar y ver el anuncio de la adaptación de esta legendaria franquicia generaría emoción inmediata a todos los fans y nostálgicos, esa emoción pronto se convertiría en duda y poquito miedo al ver las primeras imágenes, ya que era imposible pensar en cosas como Dragon Ball Evolution, o más recientemente, Death Note o la serie de Cowboy Bebop… ¿Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – El Inicio logra romper con esta maldición de adaptaciones? Spoilers: NO.

UN ACCIDENTE HECHO HISTORIA

Esta cinta se toma la libertad de rehacer la serie animada y construye sobre la base que esa adaptación (también occidental) había planteado. Por lo que cosas cómo el Torneo Galáctico o las Doce Casas no son siquiera mencionadas; en su lugar, lo único con lo que nos encontraremos será una breve escena inicial que muestra a caballeros de armadura dorada peleando para proteger a Athena y que dan una muy vaga introducción a todo el universo creado por Kurumada. Después de esa presentación nos encontraremos con un Seiya que participa en peleas callejeras y está en búsqueda de su hermana que fue secuestrada años atrás. Durante uno de estos enfrentamientos clandestinos Seiya sentirá la fuerza del cosmos y esto llamará la atención de dos bandos que harán todo lo posible para apoderarse de este personaje y utilizarlo en beneficio propio. Así pues, Seiya comenzará un “largo” camino de entrenamiento para ser el caballero pegaso y proteger a Athena.

La película no solo se aleja de la trama original de la animación, sino que también narra su historia de una forma por demás torpe y acelerada. A esta pobre narrativa le sumamos secuencias de artes marciales exageradas, clásicas del cine occidental, con movimientos de cámara frenéticos, exceso de giros y caídas y un sinfín de recursos innecesarios y francamente ridículos para un universo que si bien tiene peleas, se tratan de enfrentamientos más fantasiosos en donde poderes y luces se hacen presentes. En su lugar, el poder del cosmos aparece muy de vez en cuando y durante momentos breves, haciendo que la cinta se sienta totalmente desaprovechada y sin un propósito claro. 

Los personajes explican hasta el hartazgo la importancia de Athena como si trataran de convencer al público de algo que ni ellos mismos se creen. La palabra “diosa” va a hacerse presente en casi todos los diálogos y llegando a ser francamente molesta. Por último, algo que me provocó particular desagrado fue la integración de armas de fuego a escenas dónde enfrentan a los “caballeros negros” que más bien son como cyborgs. Si bien, el uso de armas contra estos personajes está justificado dentro de este universo (si es que le puedes llamar justificación a eso), nunca voy a terminar de entender la fascinación del cine hollywoodense por meter armas de una manera tan forzada a todas sus historias.

MEDIOCRIDAD Y FLOJERA

Particularmente en dos escenas hay momentos medianamente rescatables en donde se pueden ver referencias y elementos que los fans del producto original van a apreciar. Pero los momentos que por un pequeño momento construyen algo decente son cortados por algún mal chiste, clásico de este tipo de adaptaciones.

Quién destaca del reparto, al menos por apariencia, es Arata Mackenyu. El actor intenta de todo por intentar hacer creíble todo lo que está sucediendo en pantalla, pero el pésimo guión y los efectos paupérrimos, no ayudan para nada. Por su parte, Sean Bean, quién ya ha demostrado ser un buen actor en producciones pasadas, aquí se siente como una oportunidad perdida.

Por último, lo único medianamente bueno son las armaduras. Ssi bien se toman libertades en el diseño y se sienten fuera de proporción (particularmente en Fénix), tiene un par de guiños a las armaduras originales y uno no puede evitar emocionarse un poco al verlas.

En conclusión, nos encontramos a años luz de recibir una adaptación siquiera decente de algún anime por parte de creadores occidentales, lo único que logra Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – El Inicio, son tres cosas: entregarnos momentos de comedia involuntaria bastante graciosos, recordarnos a aquella desafortunada adaptación de Dragon Ball del 2009 y sumarse a una (ya larga) lista de pobres intentos por parte de Hollywood de adaptar anime al live action.

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