
A sus 23 años, Javier Aquino abandonó su México natal para enrolarse en la aventura europea, y aterrizó en una pequeña ciudad de no más de 40 mil habitantes llamada Villarreal. Muchas fueron las voces críticas por abandonar Cruz Azul con un gran futuro y aterrizar en un equipo de segunda división, pero él hizo caso omiso a estas críticas, pues esperaba ser una pieza clave para su nuevo club.
Llegado en el invierno, Javier ha revolucionado al equipo, y gracias a su rápida adaptación y buen juego, ha llevado al cuadro amarillo a luchar por el ascenso.