El teléfono de Justin Verlander sonó en noviembre. Le llamaba Steve Cohen, propietario de los Mets de Nueva York.
“No fue en realidad una llamada para hablar de béisbol. Simplemente me dijo algo así como: ‘Hola, habla Steve. ¿Tú eres Justin? Déjame saber un poco más de ti”, recordó el lanzador el martes.
La conversación desembocó en un contrato por dos años y 86,7 millones de dólares, pactado el 5 de diciembre y concretado dos días después.
Tres veces galardonado con el Cy Young, Verlander fue presentado por los Mets el martes, durante una conferencia de prensa en el Citi Field. Se unirá en Nueva York a Max Scherzer, su excompañero en Detroit, como los dos astros principales de la rotación.
Semejantes contrataciones compensarían de sobra la pérdida de Jacob deGrom, quien se marchó tras suscribir un contrato por cinco años y 185 millones de dólares con Texas.
“Yo esperaría que los juegos de pool y pimpón alcancen otro nivel”, bromeó el gerente general de los Mets, Billy Eppler, al referirse a la incorporación de otro pelotero hipercompetitivo en el clubhouse.
Nueva York, que no gana la Serie Mundial desde 1986, ha reforzado su nómina para colocarla en unos 360 millones de dólares en la campaña venidera. Con ello tendría que pagar un “impuesto al lujo” sin precedentes, de unos 85 millones de dólares.
En la antesala de su tercera campaña con Cohen como propietario, los Mets se han comprometido a desembolsar 476,7 millones de dólares en siete agentes libres. Han incorporado además a dos abridores, el japonés Kodei Senga y el colombiano José Quintana; retuvieron al jardinero central Brandon Nimmo y al taponero boricua Edwin Díaz; reclutaron al relevista David Robertson y alcanzaron un acuerdo con el cátcher venezolano Omar Narváez, todavía a la espera de un examen médico.
“Simplemente hablamos de conformar el mejor equipo que pudiéramos en el terreno y de permitir que las victorias decidan”, dijo Eppler. “Con algunas de las conversaciones que hemos tenido, el futuro luce mejor. Pero aquí y ahora, ser capaces de conformar un club con el que nos sentimos bien era muy importante”.
Verlander dijo que él mismo ha “mostrado fe” en el equipo.
Su esposa, la modelo Kate Upton, se sentó en primera fila, con un conjunto morado y junto a su hija Genevieve de 4 años. Ambas miraron el momento en que el lanzador se puso el jersey de los Mets con el número 35.
“Billi tiene una visión. Conoce íntimamente el equipo y sabe qué piezas encajan mejor en el rompecabezas”, dijo Verlander, nueve veces elegido al Juego de Estrellas. “Pero a fin de cuentas, algunas de estas piezas no son baratas”.
