30 de Oct, 2018

El paso de críticas y controversias a Javier Jiménez Espriú no es nada nuevo para él, ya que a finales de los noventa y principio de los 2000 el ahora futuro secretario de Comunicaciones y Transportes protagonizó uno de las polémicas del ámbito deportivo.

Su dirigencia como Vicepresidente Ejecutivo del Club Universidad, Pumas, de 1998 a 2001, está marcado como uno de los peores en cuanto a lo deportivo y lo económico del club.

Una relación ríspida con Hugo Sánchez como director técnico, que concluyó además en su despido, y malversación de fondos fueron algunos de los señalamientos que despertaron polémica en los aficionados.

De acuerdo con el periodista e historiador de futbol mexicano, Jorge Ernesto Witker, Espriú fue uno de los peores directivos en la historia de los Pumas.

En su columna de la revista Proceso titulada “Pumas se hunde en el huracán”, el historiador afirma que a Espriú lo apodaron “el americanista infiltrado”, ya que sólo un directivo que no ame al equipo puede hacerle tanto daño.

La demanda por malversación de fondos que enfrentó el club Pumas, provocó que el técnico de esa época, Hugo Sánchez, declarara que se debía castigar al culpable de la situación, aludiendo a Espriú.

Ante las declaraciones, Jiménez Espriú, también presidente de la junta de gobierno, decidió despedir a Sánchez en medio de la marca perfecta que el entrenador llevaba en la temporada 2001.

La demanda, interpuesta por el empresario Eduardo Cesarman, implicaba el incumplimiento de pago de unos pagarés para el jugador brasileño Joao Batista, lo que provocó que al le equipo le fuera embargada la taquilla de su partido frente a Veracruz.

Aunado a ello, el integrante del equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador estuvo involucrado en la compra de la carta del futbolista brasileño Leandro Augusto, por lo que prestó, supuestamente, 300 mil dólares.

Pese a que se vendieron y compraron cartas de jugadores, a la salida de Jiménez Espriú de la directiva de Pumas, el nuevo directivo Arturo Elías Ayub afirmó que las arcas del equipo se encontraban vacías.

Ayub también informó que pese a las transacciones millonarias de varios jugadores de los Pumas, no se registró ninguna ganancia y “nada de esos recursos está en caja”.

Por su parte, a su salida Jiménez Espriú se defendió y dijo que las acusaciones en su contra eran falsas.

“No me llevé nada, nadie puede reclamar nada, estoy con la conciencia tranquila y nadie enloda mi prestigio ni mi nombre”, expresó.

Tras retomar el mando de los Pumas, Ayub volvió a llamar a Hugo Sánchez y éste adjudicó totalmente la culpa a Espriú; y el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes quedó como uno de los peores directivos en la historia de Pumas.