Los empresarios, los ciudadanos, los organismos no gubernamentales, bueno, ayer hasta la Iglesia criticó el tibio comportamiento de las autoridades estatales en Guerrero.

Nadie concibe por qué Rogelio Ortega, quien dice ser el gobernador de esa entidad, no se pone firme contra las bandas del crimen organizado que ya están matando candidatos. 

Tampoco se pone firme con los maestros que un día sí y el otro también realizan bloqueos y quemas de vehículos.

La pregunta de los 64 mil. Pero en esta ocasión nadie responde para ir por el premio. La pregunta es muy fácil: ¿Qué hará Manlio Fabio Beltrones? ¿Ir por el Comité Ejecutivo Nacional del PRI? ¿Unirse al Gabinete?

No hay nadie que pueda dar una respuesta concreta y convincente. Elucubraciones sobran. Respuestas fidedignas faltan. Lo cierto es que por la expectativa que está provocando pareciera que hay a quienes pone nerviosos, quienes esperan conseguir algo y quienes quieren verlo acabado.

Marcelo Ebrard ha demostrado que en eso de darle la vuelta a la crisis en la que se encuentra –y a la Ley– es un experto. Y es que teniendo fuero el miedo es menor. Cuando le tumbaron su candidatura aseguró que iría a tribunales a pelear su derecho a estar como diputado –al fuero, obvio– y luchar por un mejor México.

En el Senado les cayó como bomba la información sobre el precio de los boletos de avión con los que viajan al extranjero para hacer turismo, perdón, labores legislativas en otros países.

Tanto así que Fernando Torres Graciano, senador del PAN por Guanajuato, decidió regresar al Senado un cheque por 155 mil 607 pesos por un boleto de avión en la ruta México – Madrid –México por un viaje que hizo en enero pasado. Y eso que no era el boleto más caro.

No me ayudes compadre, dice el refrán popular cuando el auxilio es más grave que el accidente. Felipe Calderón ahora anda apoyando a candidatos del PAN a puestos de elección popular.

Así fue ayer en Nuevo León, en donde comió con el candidato a la gubernatura, Felipe de Jesús Cantú, y a quien refrendó su apoyo. El problema está en que Calderón por donde le quieran ver es sinónimo de muerte por la guerra que emprendió contra el narcotráfico y que tiene secuelas hasta nuestros días.