
“Ese día tenía el cabello suelto y, en él, dos moños rojos; el uniforme y los zapatos bien embetunados combinaban con mi inocencia. Bajaba por el sendero con apuro, pues odiaba llegar tarde a mi colegio. Llevaba, si acaso, cinco minutos caminando cuando sentí pasos tras de mí, él saludó, yo saludé, aunque mamá había […]