Indira Kempis
INDIRAKEMPIS Vivos se los llevaron…

Juany intenta que sus lágrimas no delaten su profundo dolor. 

Contiene su desesperación en un suspiro. 

Junto con su familia, recuerda la desaparición de Brenda Dámaris González Solís, su hija, el miércoles 31 de julio de 2011. Pero no puede más. Solloza, se recarga en mi hombro para estallar en angustia: “me gana la desesperación”, ¿cómo no le va a “ganar” la batalla si no ha recibido más que escaso apoyo?

INDIRAKEMPIS Casino Royale: la deuda

Justo antes de escribir esta columna, y a casi dos años de la tragedia del casino Royale, me entrevistan sobre las primeras reacciones sociales en Monterrey ante el atentado del 25 de agosto.

Admito que no tengo ánimo de recordar. Esas imágenes viendo a los conductores de televisión de todas partes del mundo, narrando una historia de terror que desmanteló lo que pocos querían admitir: la red de complicidades entre autoridades y crimen organizado, en medio de una sociedad silenciada por el miedo, me angustia de nuevo. 

INDIRAKEMPIS La mejor de las armas

Malala Yousafzai está enfundada en el vestido rosa. 

En su rostro, aunque todavía con secuelas visibles del atentado que sufrió, luce una seriedad increíble. 

Con su sonrisa y palabras pausadas conmociona a sus oyentes en el discurso que pronuncia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. 

Es el día de su cumpleaños número 16, aproximadamente un año antes sería víctima de radicales talibanes que le dispararon mientras iba en un camión escolar. 

INDIRAKEMPIS El tiro por la culata

El miedo es natural. A pesar de que, aparentemente, vivimos cierta calma o tranquilidad, la verdad es que el clima de inseguridad no se ha movido de lugar. 

Al menos en Nuevo León, incrementa el número de determinados delitos, o bien, la escasa acción judicial oportuna desalienta cualquier panorama de justicia real para quienes son víctimas de la delincuencia. 

En zonas ricas o pobres, a donde quiera que vas en la Zona Metropolitana de Monterrey existe infraestructura que se ha hecho a la medida de los miedos. 

INDIRAKEMPIS México secuestrado

La primera vez que escuché hablar sobre el delito del secuestro fue en mi adolescencia. 

No fue exactamente una noticia de secuestro, pero sí una amenaza a una persona cercana a mi círculo de amigos. 

Se le llama miedo o pánico a las emociones que se generan cuando sientes que acecha el peligro constantemente. 

Esa vez no pasó nada. Pero cuando llegué a los 17, la palabra secuestro tuvo un significado todavía más impactante. 



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