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La energía no renovable

Cuando era niña me aterraba aterrizar en la juventud. No sé si han pasado por lo mismo, pero esa etapa de la vida en donde no eres un niño, pero tampoco un adulto y has dejado el “permiso” de ser un “adolescente desquiciado”, es rara. 

Afortunadamente llegué en medio de la crisis mundial y eso me permitió que madurara rápido y que al mismo tiempo la niñez no se alejara demasiado. 

Las generaciones han cambiado tanto que incluso en algunos países están cambiando las edades legales mínimas y máximas de lo que se considera juventud. 

Cuando era niña me aterraba aterrizar en la juventud. No sé si han pasado por lo mismo, pero esa etapa de la vida en donde no eres un niño, pero tampoco un adulto y has dejado el “permiso” de ser un “adolescente desquiciado”, es rara. 

Afortunadamente llegué en medio de la crisis mundial y eso me permitió que madurara rápido y que al mismo tiempo la niñez no se alejara demasiado. 

Las generaciones han cambiado tanto que incluso en algunos países están cambiando las edades legales mínimas y máximas de lo que se considera juventud. 

Es éste mismo “bono poblacional” el que coloca a México, actualmente, como un país joven. 

Ahora mismo voltea en donde estás y saca el promedio. Somos jóvenes. 

Quizá por eso tampoco es fortuito que los jóvenes sean los más afectados por el narcotráfico y las bandas del crimen organizado, por ejemplo. 

Eso es un hecho comprobable por cualquier estudio de los lugares en donde los jóvenes parecen no tener más alternativas, sea porque el mercado o los gobiernos no las ofrecen, o porque tampoco son buscadas con vehemencia (claro, porque esas búsquedas se convierten en una proeza de largo plazo). 

Y, a la vez, somos el foco de atención de las violencias. Así que ni para cual camino arrimarnos. 

También, son estos mismos jóvenes los que en menos de dos décadas, de acuerdo con los expertos, serán una minoría en este país porque conforme pasan los años estará envejeciendo. 

Imaginemos de pronto que nuestra población más densa comienza a decrecer. 

Esa energía de la juventud, más que sumar,entonces, comenzaría a restar. 

En ese escenario de futuro que no es tan halagüeño, hay que poner la atención en el presente para entender que, hoy más que en otros momentos, debemos dejar de ver a los jóvenes como el estandarte del discurso “bonito” de la esperanza, para ser esa energía que sabemos no va a ser renovable y que, por tanto, es clave para los cambios que requerimos. 

Cuando algunos han planteado esto, hay que ser sinceros: Muchas iniciativas se conforman y se convierten con tener una “cuota” de juventud en algún lado. 

Uno que otro programa público, uno que otro concierto, uno que otro “asiento” en posiciones claves de la política y así, un sinfín de “uno que otro”. 

A veces también me pregunto si es un “defecto de fábrica” el que los jóvenes no respondan como los de otros tiempos ante las demandas de una sociedad harta. 

Ahora sí que cada quien puede tener su teoría de qué fue primero, “si el huevo o la gallina”. 

Lo que sigue siendo un gran misterio es dónde se encuentran esos hombres y mujeres que no están en el crimen organizado, ni clavados en una carrera individual por el éxito que nos venden como el “pan nuestro de cada día”. 

Lo pienso seriamente porque en estos últimos días fui a dar una conferencia y me hablaron de “usted”. 

Creo que ya llegué a ese piso y quisiera encontrar a los que “vienen detrás de mí”. 

Miro a mi alrededor y encuentro un escenario, si no triste, más bien lleno de vacíos en donde no sólo están desaparecidos 43 estudiantes, sino un montón de jóvenes que podrían hacer algo por México. 

Pero que o no les hemos dado la oportunidad o no la han buscado. 

Cualquiera que fuere la respuesta, hoy es preponderante entender esa energía del presente que está impulsando decisiones indispensables. 

En un par de semanas conoceré a más jóvenes, tanto de Estados Unidos como de México, que trabajan previniendo el delito en una Cumbre Binacional, que organizamos como Red Juvenil VIRAL junto con otras agrupaciones. 

Si hay algo que no deberíamos de perder de vista para el futuro del país, son esos jóvenes, porque su energía también es de esas que no se renueva. 

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