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Con el miedo a ser reclutado

Un ambiente de zozobra y miedo viven decenas de jóvenes por el miedo al reclutamiento obligado de los cárteles de la droga en colonias vulnerables en Monterrey.

Y es que estos menores han vivido en carne propia la traición que conlleva entrar a una organización criminal: sus familiares nunca volvieron y otros fueron asesinados.

Para los candidatos a la alcaldía regia será un reto importante, en cual el precandidato priista Adrián de la Garza lleva mano por encima de Ivan Garza y Adalberto Madero, aspirantes panistas a la presidencia municipal de Monterrey.

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Fuente: Estudios del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Conapred e Inegi
"Para no subir de grado, así le llaman ellos (Los Zetas), te engañan y te matan. Cuando te mandan a una parte a cubrir una baja, ahí ya valió, porque cuando llegas vas directo al pozo, por eso muchos tienen miedo"
Describe un joven de la Colonia Lomas Modelo
En su paso como procurador, el precandidato priista a la alcaldía regia, Adrián de la Garza, conoció de cerca el tema del reclutamiento de los jóvenes

Un ambiente de zozobra y miedo viven decenas de jóvenes por el miedo al reclutamiento obligado de los cárteles de la droga en colonias vulnerables en Monterrey.

Y es que estos menores han vivido en carne propia la traición que conlleva entrar a una organización criminal: sus familiares nunca volvieron y otros fueron asesinados.

Para los candidatos a la alcaldía regia será un reto importante, en cual el precandidato priista Adrián de la Garza lleva mano por encima de Ivan Garza y Adalberto Madero, aspirantes panistas a la presidencia municipal de Monterrey.

Éstos últimos no cuentan con la experiencia en este tema.

De la Garza vivió el punto más alto de la inseguridad como procurador de Nuevo León: la lucha entre cárteles de la droga en la ciudad regia.

Incluso, cualquiera que llegue deberá plantear a la ciudadanía programas para salvar a los menores en sectores de alto riesgo delincuencial.

Reporte Indigo tomó testimonio a varios jóvenes en colonias con carencia de vigilancia y con entorno de drogadicción.

Revelaron cómo la reorganización de estos grupos está brotando poco a poco y hay presencia de integrantes de estos cárteles. 

“Con los Zetas estaba bien gacho… porque te reclutaban y a veces te mataban para no pagarte o no te pagaban,  y te hacen trabajar a la fuerza”, dice Orlando, un joven de la colonia Lomas Modelo.

Este joven explica que un familiar entró como sicario por amenazas de integrantes del grupo de Los Zetas.

Y lo vio por última vez un sábado de marzo del 2012, cuando éste se fue en apoyo a esa organización en Coahuila.

El joven de 15 años se mete las manos a las bolsas del pantalón, observa hacia los techos de este sector y dice que se respira un miedo por la amenaza de ser reclutado.

Al ver que en los alrededores no hay “halcones” comienza a explicar de manera rápida la forma en que eran reclutados para la delincuencia organizada, en la etapa más cruda de la guerra contra la delincuencia.

“Te contrataban, pero a veces a la fuerza, pero ahora ya sabes que no vas a regresar”, dice el menor.

Platica que los jóvenes que entran a las filas de crimen organizado son atraídos porque creen que “ellos que se convertirán en un jefe de sicarios”, dice.

Menciona que muchos piensan que al llegar a la organización podrán tener un arma de lujo, dinero y drogas, pero esto nunca sucede con Los Zetas, afirma.

Y es que prácticamente son secuestrados por el crimen, no hay vuelta atrás, entras a un mundo delictivo sin regreso.

Dice que  cuando los mandos van cayendo abatidos o detenidos, muchos de los que entran a la organización piensan que serán el sustituto, pero en la realidad es que terminan muertos.

“Para no subir de grado, así le llaman ellos, te engañan y te matan. Cuando te mandan a una parte a cubrir una baja, ahí ya valió, porque cuando llegas vas directo al pozo, por eso muchos tienen miedo”, dijo el joven.

Asegura que a un tío le pasó así, su primo logró salirse y viven con el miedo de que regresen miembros de este grupo delictivo.

El destino hacia la muerte es seguro, platicó.

Abajo el tabú

Esta angustia por ser reclutados a las filas del crimen organizado se extiende a otros sectores vulnerables en el área metropolitana.

En el 2011, la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados informó que el crimen organizado reclutó al menos a 23 mil jóvenes. Mil 200 menores de edad terminaron muertos.

Este fenómeno aún no acaba, asegura el menor.

Y continúa el reclutamiento de jóvenes al crimen organizado.

“Están ahí, pero más sordeado, la Policía llega hasta cierta parte, pero arriba no llegan”, dijo Rubén, otro menor que se atreve a hablar.

Ya no son muy cautelosos al nombrar a Los Zetas, lo dicen abiertamente, el tabú quedó de lado.

Pero ahora tienen simpatía por el Cártel del Golfo o Cártel de Sinaloa.

Hay pintas de esta última organización en lo que fue un centro comunitario de la Secretaria de Desarrollo Social estatal.

Ahora está abandonado, las personas que operaban este centro ya no acuden con frecuencia. Las clases de manualidades son esporádicas.

Estudios dedicados al fenómeno de los jóvenes ligados con el crimen organizado arrojan que estas organizaciones necesitan de personas para hacer funcionar su negocio.

Los muchachos ocupan los puestos más bajos de la estructura de las colonias y barrios, sectores donde operan.

Y son también los más expuestos a ser detenidos o asesinados.

Adolescentes vs la Ley

El estudio “adolescentes en conflicto con la ley” realizado por Elena Azaola, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, arrojó que habría unos 10 millones de adolescentes de entre 14 y 18 años  de edad.

De esos, 12 mil están en proceso penal o detenidos por cometer delitos.

La investigadora precisó en su estudio que 50 de cada 100 mil adolescentes fueron encarcelados por cometer delitos de alto impacto en el 2013.

Detalló que 78 por ciento de los adolescentes presos tiene entre 16 y 18 años.

El análisis señala que los jóvenes son más susceptibles de caer en la delincuencia cuando abandonan la escuela.

Otro estudio realizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) expone que en Nuevo León, por ejemplo, la edad promedio de personas con conducta delictiva es de 15 años.

Además, señala el documento, 60.71 por ciento tiene primaria o menos estudios.

Un 71 por ciento viene de familia disfuncional, y 85 por ciento pertenece a un estrato socioeconómico bajo.

En los centros para menores infractores en el ámbito nacional, de acuerdo con el Inegi (2010), están internados 11 mil 723 varones, y 681 mujeres, y los delitos más comunes que habrían cometido son los que atentan contra el patrimonio, robo y homicidio.

 

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