PANgmatismo azul

Pese a que su dirigente nacional lo niegue, el Partido Acción Nacional (PAN) vive una guerra interna que hace más evidente su crisis de identidad y el alejamiento de su proyecto ideológico.

Es un cisma inédito en la historia del partido albiazul: un grupo busca pactar con el PRI y otro más con la izquierda moderada, representada por el PRD.

Luego están los panistas tradicionales que en medio de la vorágine siguen buscando mantener un proyecto conservador que dejaron sus fundadores como Gómez Morín.

“Lo que aquí se está planteando es el proyecto de cambio de régimen. Los mexicanos tienen derecho al bienestar”
Dante DelgadoDirigente de Movimiento Ciudadano
De las cuatro alianzas que se concretaron entre PAN y PRD para las gubernaturas en 2016, tres de ellas dieron resultados de éxito
En 2010, por primera vez PAN y PRD compitieron juntos. Y aunque fue llamada contra-natura, esa coalición ganó siete gubernaturas
En un papel aparentemente secundario y como una vía alterna aparecen Ernesto Ruffo, Luis Ernesto Derbez y Juan Carlos Romero
Mientras nuevas piezas se mueven en el tablero panista, Margarita Zavala aprovecha la coyuntura para pedir -nuevamente- la renuncia del dirigente nacional
La maniobra de los senadores Ernesto Cordero, Roberto Gil y Javier Lozano sería un duro golpe a las aspiraciones del candidato o candidata albiazul, no sólo por los apoyos que puedan llevarse, sino por el golpe a la credibilidad de la ‘unidad panista’

Pese a que su dirigente nacional lo niegue, el Partido Acción Nacional (PAN) vive una guerra interna que hace más evidente su crisis de identidad y el alejamiento de su proyecto ideológico.

Es un cisma inédito en la historia del partido albiazul: un grupo busca pactar con el PRI y otro más con la izquierda moderada, representada por el PRD.

Luego están los panistas tradicionales que en medio de la vorágine siguen buscando mantener un proyecto conservador que dejaron sus fundadores como Gómez Morín.

La división y coyuntura que se vive en Acción Nacional va más allá de las diferencias que puedan existir o la lucha por el control del partido, son los síntomas de una falta de rumbo político y de pérdida de ideología.

La ilusión de partido unido que ha propagado Ricardo Anaya se ha roto, y la nula posibilidad de negociación entre sus principales actores políticos – que no solo tienen profundas diferencias sino distintos proyectos políticos – presagian un futuro poco alentador.

Los cuestionamientos sobre el rumbo – o la falta de rumbo del partido – suenan hoy más alto que los llamados que han hecho los panistas de privilegiar el bien superior del país por sobre los intereses personales.

Acción Nacional es hoy un partido sin rumbo claro de cara al proceso electoral 2017-2018, una oportunidad histórica para el panismo pueda regresar a la Presidencia de la República y que, sin embargo, cada día luce más lejana. El pragmatismo panista y la búsqueda del poder por el poder se vuelve en su contra.

La rebeldía de los senadores Ernesto Cordero, Roberto Gil y Javier Lozano, quienes presuntamente pactaron su apoyo al “pase automático” del Fiscal General a cambio de posiciones legislativas, se lee también como un primer paso para el respaldo a una hipotética candidatura de José Antonio Meade con el PRI, con quien compartieron gabinete en el sexenio calderonista.

Mientras este grupo político al interior del PAN estaría negociando con el sector pragmático del PRI, Anaya centra sus esfuerzos en la conformación de un Frente Amplio de la mano con la izquierda moderada, el PRD, con la esperanza de encabezarlo y alcanzar la silla presidencial.

Con el 2018 a la vuelta de la esquina, los panistas de cepa cuestionan el feroz pragmatismo en aras del poder y que en el camino se lleva los principios y valores que han distinguido al panismo y proponen una tercera vía: La construcción de una plataforma nacional independiente de cualquier otra fuerza política, basado en la más férrea doctrina del partido.

La hipótesis es sencilla: el PAN por sí mismo tiene la fuerza y la autoridad moral de competir y ganar en 2018, y las alianzas no pueden ser un condicionante ni un factor de división. Primero el proyecto, y si en el camino se encuentran con otras fuerzas que coincidan y aporten, bienvenidas.

Tres visiones tan diferentes unas de otras que parecen imposibles de conciliar y el arranque del proceso electoral a la vuelta de la esquina, con un partido dividido y debilitado y un discurso de unidad panista nunca tan alejado de la realidad.

Las visiones del PAN

Los que buscan al PRI

Los senadores Ernesto Cordero, Roberto Gil y Javier Lozano presuntamente pactaron su apoyo al “pase automático” del Fiscal General a cambio de posiciones legislativas. Esto sería un primer paso para el respaldo a una hipotética candidatura de José Antonio Meade con el PRI.

Los que buscan al PRD

El líder nacional, Ricardo Anaya, centra sus esfuerzos en la conformación de un Frente Amplio de la mano con la izquierda moderada, el PRD, con la esperanza de encabezarlo y alcanzar la silla presidencial.

Los que buscan al PAN

Los panistas de cepa proponen la construcción de una plataforma nacional independiente de cualquier otra fuerza política, basada en la más férrea doctrina del partido.

El nuevo tablero

El movimiento de los senadores Ernesto Cordero, Roberto Gil y Javier Lozano – quienes se negaron a seguir la instrucción de la dirigencia nacional de boicotear la instalación de la Mesa Directiva en el Senado – le ha dado una nueva dimensión a la pugna entre panistas rumbo a la sucesión presidencial.

Ninguno de los tres legisladores tienen aspiraciones presidenciales, pero su grupo cuenta con cierta fuerza al interior del PAN para convertirse en un factor determinante en 2018.

El hecho de haber entrado a una negociación con la bancada priista en la Cámara Alta, sumado a que son de los mayores críticos a la dirigencia nacional blanquiazul, abre la posibilidad de que puedan operar su capital político a favor de José Antonio Meade, en caso de que éste último se convierta en el candidato presidencial priista.

La maniobra sería un duro golpe a las aspiraciones del candidato o candidata panista, no solo por los apoyos que puedan llevarse a estos personajes, sino por el golpe a la credibilidad de la tan propagada “unidad panista”.

Los cuatro coincidieron en el gabinete del sexenio de Felipe Calderón; Meade, como secretario de Energía y Hacienda; Cordero, como secretario de Hacienda y de Desarrollo Social; Lozano, en la Secretaría del Trabajo, y Gil, como subsecretario de Gobierno en Segob y como secretario Particular de Calderón.

Mientras nuevas piezas se mueven en el tablero panista, Margarita Zavala – también aspirante – aprovecha la coyuntura para pedir, nuevamente, la renuncia del dirigente nacional porque, dice, se ha convertido en un factor de división en el PAN.

La exprimera dama también hace una crítica a la falta de liderazgo en Acción Nacional debido a que al día de hoy se ha visto adelantado por otras fuerzas políticas, mientras en el PAN no hay método ni candidato de cara a los comicios del próximo año. No hay rumbo.

El tiempo comienza también a ser un factor que juega en contra del PAN. Mientras los otros partidos importantes – aún con sus diferencias internas – ya tienen cierta certidumbre en cuanto a sus candidatos o la designación de los mismos, en el PAN el proceso interno sigue siendo una incógnita.

Ricardo Anaya continúa estirando la liga, y aunque no hace públicas sus aspiraciones, es inminente su búsqueda a la candidatura de un Frente Amplio formado por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, aún pasando por encima de su propio partido.

Pero Anaya ha perdido la inercia que le dieron los resultados electorales de 2016, donde su partido conquistó 7 de las 11 gubernaturas en juego, y los resultados cosechados este año, sumado al cisma que vive el PAN, lo colocan en una situación más vulnerable a cada día que pasa. Ni su control sobre el partido ni sus posibilidades de ser candidato son tan sólidas como hace apenas unos meses.

En un papel aparentemente secundario aparecen los senadores Ernesto Ruffo y Juan Carlos Romero Hicks, y el excanciller, Luis Ernesto Derbez, quienes representan una vía alterna. Panistas de trayectoria y respetados por la militancia.

Son ellos quienes impulsan un proyecto amplio de gobierno basado los principios y los valores del PAN, y aunque no descartan la conformación de un Frente Amplio, piden privilegiar la construcción de un proyecto partidista antes que pensar en alianzas electorales. Aunque parten en principio sin posibilidades reales de ganar la candidatura, sí pueden convertirse en factor.

Rafael Moreno Valle, exgobernador de Puebla, y quien también aspira a la candidatura, se mantiene ajeno al jaloneo interno, esperando su mejor oportunidad.

Viejos conocidos

Los senadores que impulsarían la alianza con el PRI coincidieron en el gabinete del sexenio de Felipe Calderón:

>> José Antonio Meade

Secretario de Energía y Hacienda

>> Ernesto Cordero

Secretario de Hacienda y de Desarrollo Social

>> Javier Lozano

Secretario del Trabajo

>> Roberto Gil

Subsecretario de Gobierno en Segob y Secretario particular de Calderón

La garantía de las alianzas

Desde que nacieron las alianzas electorales entre el PAN y el PRD en 2010, esta coalición ha ganado siete gubernaturas, aunque en las tres primeras, hace 7 años, no hubo continuidad en el gobierno.

En 2010, la primera vez que se pusieron en práctica estas alianzas que fueron llamadas contra-natura, la coalición se alzó con el triunfo en Oaxaca con Gabino Cué; en Sinaloa con Mario López Valdés, y en Puebla con Rafael Moreno Valle. La coalición perdió en Hidalgo y Durango, aunque sus candidatos fueron competitivos.

Sin embargo, 6 años después, la coalición PAN PRD no logró retener las gubernaturas. Solo en Puebla hubo cierta continuidad con la victoria de Antonio Gali, quien solo compitió por el PAN; en Oaxaca, la coalición presentó a José Antonio Estefan Garfías, quien quedó por debajo del priista Alejandro Murat, y en Sinaloa fueron por separado y perdieron a manos del PRI.

De las cuatro alianzas que se concretaron entre PAN y PRD para las gubernaturas en 2016, 3 de ellas dieron resultados exitosos. Veracruz, con Miguel Ángel Yunes; Durango, con José Rosas Aispuro, y Carlos Joaquín Gonzáles, en Quintana Roo, estados que no habían conocido la alternancia.

En 2017, Antonio Echeverría encabezó la alianza en Nayarit, alzándose con el triunfo para concretar la alternancia por primera vez en ese estado. PAN y PRD también fueron juntos en Veracruz en donde se renovaron alcaldías y de igual forma salieron con un resultado favorable.

En contraparte, la alianza no pudo prosperar en el Estado de México y ambos partidos perdieron una oportunidad histórica de arrebatarle al PRI su principal bastión. Los números demuestran que una hipotética alianza habría ganado los comicios.

La fórmula de las coaliciones comprobó ser efectiva electoralmente, y demuestró que cuando ambos partidos compiten unidos y ganan en la mayoría de los casos. Y en donde van separados, gana el PRI.

Esta es la principal razón que esgrimen los partidarios de un Frente Amplio para la Presidencia de la República, que sería la única forma de derrotar al PRI en las urnas (¿y de frenar a López Obrador?) aunque el principal reto que tendrán por delante es que el pragmatismo de las coaliciones electorales se vea reflejado en una verdadera coalición de gobierno.

MC se suma al Frente

La Comisión Permanente del Partido Acción Nacional aprobó por unanimidad la conformación del Frente Amplio al lado del PRD y de Movimiento Ciudadano.

De esta forma, los tres partidos ya aprobaron la construcción del Frente en sus respectivos órganos y solicitarán el registro ante el Instituto Nacional Electoral, lo que les permite la posibilidad de participar en coalición en el próximo proceso electoral, aunque no están obligados a ir coaligados.

Por su parte, la Comisión Permanente y la Coordinadora Ciudadana Nacional de Movimiento Ciudadano, órganos de toma de decisión del partido, oficializaron la conformación de un Frente Ciudadano por México.

En su sesión de la tarde de ayer, dichos órganos aprobaron por unanimidad la construcción de este frente con el PAN y con el PRD rumbo a las elecciones de 2018, una coalición que poco a poco va tomando forma.

De esta forma se confirmó lo que el líder nacional del partido había adelantado unas horas antes, un frente que intentará trascender el tema electoral y que buscará formar una coalición de gobierno que mantenga su vigencia hasta 2024.

El dirigente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, confirmó que su partido se sumará al PAN y al PRD en el Frente Amplio rumbo a 2018 y que se encuentra participando en reuniones para suscribir un acuerdo entre los tres partidos que podría tener vigencia hasta 2024.

En entrevista con Carmen Aristegui la mañana de ayer, Delgado señaló que el acuerdo va más allá de tener carácter meramente electoral y que el verdadero objetivo es un cambio de régimen político en el país, independientemente de las coaliciones.

“Lo que aquí se está planteando es el proyecto de cambio de régimen. Los mexicanos tienen derecho al bienestar”, detalló.

Delgado explicó que lo busca Movimiento Ciudadano en estas negociaciones con el PRD y el PAN es la conformación de un Frente Ciudadano con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2018, por lo que en los próximos días harán la solicitud formal ante el Instituto Nacional Electoral.

La confirmación de la participación de MC llega un día después que el PRD aprobara en su Consejo Nacional la conformación del Frente Amplio Democrático, por lo que la gran coalición va tomando forma.

El dirigente de MC señaló que aunque hubo acercamientos con Morena, fue ese partido el que tomó la decisión de ir solo con el Partido del Trabajo en la elección presidencial, y dijo que el cambio que requiere México no pasa por una sola persona, en alusión a Andrés Manuel López Obrador.

“Lo que se necesita es una sacudida al país, y evitar que por las ideas de una sola persona haya claudicación de instituciones de interés público”, remarcó Delgado.

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