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Los excesos de Fuerza Única

Daniel nunca pensó que salir a comprar un pozole la noche del 15 de octubre de 2014 le costaría una golpiza y el robo de televisores, joyas, computadoras, cámaras de video y de poco más de 30 mil pesos.

“Yo creí que me iban a matar estos señores. Yo creí que me iban a matar, no sabía porqué pasaba eso, pensé que venían a robarme, a extorsionarme”, relata a Reporte Indigo, Daniel C., un vendedor de llantas del oriente de Guadalajara.

El treintañero había llegado esa noche con el recipiente del pozole en las manos y acompañado de su amigo Sergio.

Las principales quejas contra la Fuerza Única ante la CEDH son por allanamiento, cateos ilegales, lesiones y robos
"Es un modelo reactivo y represivo, la antítesis de un modelo de seguridad ciudadana, se debe de transitar hacia uno en el que se ponga al ciudadano en el centro de las políticas públicas"
Dante Haro ReyesEspecialista de la UdeG en temas de seguridad pública
"Sabemos que a algunas personas les pagan para ir a presentar quejas inexistentes en contra del personal"
Alejandro Solorio AréchigaComisario de Seguridad
Pública del Estado
http://youtu.be/ezBQrautCKY
"Creí que me iban a matar, no sabía por qué pasaba eso, pensé que venían a robarme, a extorsionarme"
Daniel C. Vendedor de llantas torturado por elementos de Fuerza Única
http://youtu.be/eZW1zXqXgxU

Daniel nunca pensó que salir a comprar un pozole la noche del 15 de octubre de 2014 le costaría una golpiza y el robo de televisores, joyas, computadoras, cámaras de video y de poco más de 30 mil pesos.

“Yo creí que me iban a matar estos señores. Yo creí que me iban a matar, no sabía porqué pasaba eso, pensé que venían a robarme, a extorsionarme”, relata a Reporte Indigo, Daniel C., un vendedor de llantas del oriente de Guadalajara.

El treintañero había llegado esa noche con el recipiente del pozole en las manos y acompañado de su amigo Sergio.

Saludó a un par de vecinos. Abrió la puerta de su casa, que lleva también a su negocio de llantas, y detrás de él entró un grupo de policías pertenecientes a la Fuerza Única, un cuerpo especial que el gobierno de Jalisco creó para combatir el crimen organizado.

La orden fue que Daniel y Sergio se hincaran. La pregunta de rigor se hizo presente, ¿dónde están las armas y la droga? 

Los hombres negaron que tuvieran algo así en un lugar repleto de llantas, rines, herramientas y aceite para autos.

A los cuestionamientos les siguieron las patadas, los golpes, los insultos, las amenazas. A Daniel le taparon la cara con una sudadera y a Sergio con una toalla. Unos 8 policías les pegaban donde cayera: costillas, cabeza, piernas, abdomen.

Arriba, en la casa de Daniel, sus tres hijos de entre 3 y 13 años de edad, escuchaban los gritos del padre y del amigo de éste. 

Un par de policías subió y empezó a saquear la casa. Televisores, joyas, computadoras, cámaras fotográficas y de video y unos 30 mil pesos componían el botín. Y para los refrescos, le quitaron unos mil 500 pesos a Daniel de la cartera.

A un par de cuadras, Miguel Ángel, hermano de Daniel, se enteró por un taxista que policías estaban en casa de su familiar. 

Corrió hacia allá y al discutir que lo que sucedía era ilegal, un oficial lo metió y corrió la misma suerte. Miguel Ángel tiene hoy una enorme bola sobre la clavícula izquierda que, con solo tocarla, hace que el hombre se estremezca de dolor.

“Cuando les digo que están golpeando a mi hermano, me golpean afuera y otro policía dice que me metan adentro, donde me acuestan y me golpean, me brincan en la espalda, me torturan”, según el relato que hizo Miguel Ángel en una entrevista al canal 8 local.

Durante tres horas, los hombres fueron golpeados por los policías. Uno de los hijos de Daniel logró grabar un video de la agresión con un teléfono celular, al cual ha tenido acceso Reporte Indigo.

Los llevan a Puente Grande

Tras la paliza, la policía se llevó al trío a la Fiscalía Central, donde fue encerrado por 72 horas. Luego los trasladaron al Reclusorio Preventivo en Puente Grande, donde estuvieron otros dos días.

“En Puente Grande un juzgado dijo que había sido una detención ilegal porque veníamos lesionados. A mi hermano le rompieron o le zafaron el brazo. El Ministerio Público dijo que traíamos lesiones de segundo grado y golpes internos”, añade Daniel.

Los afectados presentaron una denuncia ante la Visitaduría de la Fiscalía General del Estado, responsable de investigar los atropellos policiales. Se abrió una investigación sobre el caso con el número 503/14.

“Es una basura. La policía que supuestamente nos cuida, nos está robando, golpeando, torturando. Pido justicia, que se proceda contra ellos; son policías corruptos que se aprovechan del poder y dañan a personas que no tienen nada que ver con delitos. Ellos están sembrando delitos”, concluye Daniel.

Las 54 quejas en CEDHJ

Desde enero hasta octubre de 2014, unas 54 quejas se han presentado en contra de oficiales de la Fuerza Única ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ).

“Quienes presentan quejas son principalmente hombres de entre 30 y 40 años de edad”, dice Luis Arturo Jiménez, director de quejas de la CEDHJ.

“Lo que relatan es que la policía llega y hace allanamientos de morada, cateo ilegal, ataque a la propiedad privada; dañan puertas y cerraduras, lesiones y robo, y detención arbitraria. Esos son los principales conceptos de queja”. 

De acuerdo con los datos de la dirección de quejas del organismo, los municipios de la Zona Metropolitana concentran el 65 por ciento de esas quejas: Guadalajara encabeza la lista con 15; le sigue Zapopan con 12, Tlajomulco de Zúñiga y Tlaquepaque con cinco, y Tonalá con tres.

Puerto Vallarta con tres y Amatitán con dos, son los municipios del interior del estado dentro del listado de la CEDHJ por más quejas en contra de la Fuerza Única.

El cuerpo policial consta de dos brazos: la Fuerza Única Metropolitana, que con 400 efectivos arrancó en diciembre de 2013; y la Fuerza Única Regional, conformada por mil 400 policías y que entró en operaciones en julio pasado.

El 14 de octubre pasado, un día antes del caso de Daniel, en Autlán de Navarro, en el sur de Jalisco, Humberto S., un joven de 26 años de edad, fue torturado por policías de la Fuerza Única Regional.

Durante 40 minutos aproximadamente, el muchacho recibió unas 40 descargas eléctrica. 

Los gendarmes le conectaron una especie de anillos de metal en los dedos que se extendían con cables que iban directo a la batería de una de las patrullas. Y cada que se desvanecía por la electricidad, recibía golpes por parte de los uniformados.

Humberto presentó una queja ante la CEDHJ y otra denuncia en contra de sus atacantes. 

“Terminé con un esguince cervical, apenas el martes (4 de noviembre) me quitaron el collarín. Me he enterado de más casos, pero la gente no se atreve a denunciar por miedo. 

“En una unidad deportiva de una colonia ejidal llegaron los policías, los tiraron al piso y les quitaron el dinero, pero nadie ha denunciado”, dice Humberto en entrevista con Reporte Indigo. 

¿Quejas del crimen organizado? 

Ante tal panorama, el comisario de Seguridad Pública del Estado, Alejandro Solorio Aréchiga, ha declarado que algunas de las quejas han sido presentadas por el crimen organizado.

“Hay grupos que tratan de incitar porque no se les deja trabajar como antes. ¿Qué es lo que están generando estos grupos? Generan quejas y denuncias. Sabemos que a algunas personas les pagan para ir a presentar quejas inexistentes en contra del personal”, dijo el funcionario el 30 de octubre pasado.

Un día después, el 1 de noviembre de 2014, los oficiales de la Fuerza Única Metropolitana, José Alejandro Collazo Valentín, Juan Carlos Díaz Heredia y Javier Rogelio Delgado Infante, fueron enviados ante un juez penal de Jalisco, acusados del delito de extorsión a un comerciante de Tlaquepaque.

Para Dante Haro Reyes, especialista de la Universidad de Guadalajara en temas de seguridad pública, el esquema de Fuerza Única es solo reactivo y deja a un lado labores de inteligencia y de acercamiento con la ciudadanía.

“Es un modelo reactivo y represivo, es la antítesis de un modelo de seguridad ciudadana, se debe de transitar hacia un modelo en el que se ponga al ciudadano en el centro de las políticas públicas. 

“Este tipo de modelos solo contravienen a un modelo basado en las reformas constitucionales en derechos humanos, se trata de modelos dignos de un estado policial”, señala el experto. 

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