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Paz en el ‘cielo’

 

La desaparición de 12 jóvenes el pasado 26 de mayo en un bar de la zona Rosa y el asesinato de cuatro personas en el barrio de Tepito han conseguido lo inimaginable: unir a los grupos del PRD en torno al jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Desde el domingo pasado quedaron atrás las rencillas entre el bloque afín al mandatario local y quienes han sido sus rivales durante los últimos seis meses: Izquierda Democrática Nacional (IDN) de René Bejarano.

Atrás han quedado las rencillas entre los manceristas y bejaranistas, grupos antagónicos durante los últimos seis meses
No solo está en juego la percepción de que esta es una ciudad segura, sino la permanencia de los bares y discotecas irregulares que se han convertido 
en la caja chica de las delegaciones 

 

La desaparición de 12 jóvenes el pasado 26 de mayo en un bar de la zona Rosa y el asesinato de cuatro personas en el barrio de Tepito han conseguido lo inimaginable: unir a los grupos del PRD en torno al jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Desde el domingo pasado quedaron atrás las rencillas entre el bloque afín al mandatario local y quienes han sido sus rivales durante los últimos seis meses: Izquierda Democrática Nacional (IDN) de René Bejarano.

No solo está en juego la percepción de que esta es una ciudad segura, sino lo que históricamente ha sido considerado la caja chica de las jefaturas delegacionales: los giros negros.

Por eso, el domingo pasado los dirigentes de todas las tribus del sol azteca y los manceristas anunciaron la conformación de un frente para respaldar las acciones de gobierno en torno al tema de la seguridad.

El cierre de filas es simple: el DF no es rehén del crimen organizado y los sucesos que han puesto en jaque a la administración capitalina están focalizados y entre pandillas.

Es un discurso que las autoridades han tardado más de 15 días en construir y aún muestra inconsistencias. Incluso, el frente que formaron los perredistas denota mucho más la gravedad del problema.

Por eso, la estrategia es reeditar el proyecto de rehabilitación del famoso barrio de Tepito que puso en marcha Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno.

Es así como las autoridades buscan ocultar la presencia de grupos criminales en territorio chilango y dejar a un lado el tema de la revisión de bares, centros nocturnos, restaurantes y discotecas.

Máxime cuando tienen a su disposición un Instituto de Verificación Administrativa (Invea-DF) que no ha podido erradicar los giros negros y que en su nómina tienen a perredistas y experredistas.

Si estos establecimientos mercantiles no son la caja chica del PRD valdría la pena una explicación a las siguientes preguntas:¿Por qué siguen operando los after hours hasta las 10:00 horas del día si la Ley de Establecimientos Mercantiles marca que el horario de cierre es a las 3:00 horas y en casos específicos a las 5:00 horas? ¿Por qué solo después de que se registran tragedias en bares de la ciudad las autoridades detectan en un tiempo récord si son legales o ilegales?

¿Por qué el Invea-DF no ha podido clausurar todos los giros negros cuando fue creado, principalmente, para combatir la corrupción de las delegaciones en ese rubro?¿Por qué nadie tiene un informe detallado de cuántos centros nocturnos existen en el DF y cuántos de ellos son ilegales, si todas las autoridades se dicen dispuestas a erradicarlos?  

Y por último, si las líneas de investigación apuntan a que está coludida una banda del crimen organizado, que entre otros delitos, trafica con drogas dentro de los bares ¿por qué las autoridades no han cerrado filas con los empresarios presuntamente afectados? 

Las señales de alerta

Una semana después de la desaparición de los jóvenes de Tepito en el After Heaven salieron a luz aspectos básicos que denotaban la irregularidad de este lugar.

El establecimiento mercantil de la calle Lancaster abría sus puertas a las 3:00 de la madrugada y su cierre era alrededor de las 15:00 horas. En ocasiones, seguían hasta el día siguiente sin que ninguna autoridad se percatara.

Otra irregularidad estaba en el nombre. En su registro aparecía como Mamá Grande, pero se le conocía como Amsterdam o After Heaven, aunque en su fachada era anunciado como Bicentenario Restaurant-Bar.

Tenía una licencia de impacto zonal que le permitía laborar hasta las 2:00 de la madrugada; sin embargo, había ocasiones en que no cerraba en 24 horas.

Durante las primeras pesquisas –que surgieron gracias a la presión mediática de familiares de los desaparecidos– se supo de la existencia de grupos delictivos vinculados al narcomenudeo.

Reporte Indigo reveló en su edición del 31 de mayo el nombre de quienes podrían ser los responsables de este caso: La Unión, un grupo que se dedica a la venta de drogas y que opera desde las entrañas de Tepito.

Las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) también los relaciona con extorsiones a establecimientos comerciales y distribución de enervantes en otras partes de la ciudad.

La señal de alarma se encendió. Y las autoridades comenzaron a responsabilizar a los dueños de antros y anunciaron espectaculares operativos dentro del barrio Bravo.

Pero la serie de pifias en el GDF complicaron aún más este problema. Unos dicen que no existe crimen organizado, otros que sí, pero que no conocen indicios de ello, y algunos más que no son narcomenudistas, sino pandillas…

Con tanto enredo y la vulnerabilidad de los antreros, Ismael Rivera Cruces, presidente de la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos (Anidice) salió a poner en jaque a las autoridades.

En diversas entrevistas aseguró que la delincuencia organizada opera en sus establecimientos desde el 2010 y que las autoridades ya tenían conocimiento de ello y que no habían hecho nada.

Pero no mostró documentos que acreditaran sus palabras. Las autoridades minimizaron sus declaraciones y la mira del GDF dejó de apuntar a ese sector para enfocarse en un asunto de pandillas “focalizado”.

De esa forma, Ismael Rivera ya no insistió en sus declaraciones. El tema de los establecimientos mercantiles no escaló y los perredistas de todos los grupos se sumaron a la postura del GDF.

Mientras tanto, el Invea no ha lanzando un pronunciamiento fuerte, ni entregado el listado de giros que ofrecen diversión nocturna y de forma irregular, hechos que denunció el diputado Héctor Saúl Téllez.

En cambio, se registran constantes clausuras o suspensión de actividades en otros establecimientos de menor impacto y bajo argumentos simples como el hecho de no tener extintores colocados en los lugares que ellos consideran. 

El cierre de filas

En un principio, el anuncio que harían los diputados federales y locales, jefes delegacionales y dirigentes de partido afines a Miguel Ángel Mancera para darle el espaldarazo en materia de seguridad era un evento solo de ellos.

La IDN se encontraba en el mismo hotel, pero en una reunión privada. Por instrucciones de su líder, René Bejarano, llegaron al evento de los manceristas y se apoderaron del pódium. Se sumaron a la postura del GDF, y los afines a Mancera tuvieron que aceptarlos. Ambos grupos se necesitan más que nunca.

Los bejaranistas, porque tienen siete jefes delegacionales que pueden resultar afectados si el tema sigue escalando; los manceristas, porque tienen entre sus filas a otros delegados con el mismo problema, y el GDF los necesita a todos para seguir con el espejismo de que en el DF no pasa nada.

 

 

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