La urgencia de grabar conciertos

Desde que las cámaras de grabar video comenzaron a volverse accesibles para la población en general en términos de tamaño, precio y conocimiento, entonces los eventos más significantes en la vida de alguien pueden ser reproducidos una y otra vez, porque bien dicen, “recordar, es volver a vivir”.

Y ahora, los teléfonos inteligentes cuentan con esta ventaja, pues uno no tiene que llevar un cassete VHS virgen para no perderse los primeros pasos de sus hijos o alún momento no tan significante, pero que le puede significar fama viral.

"Pon esa mierda aparte"
Yeah Yeah YeahsSobre los celulares grabando el concierto, a sus fans.

Desde que las cámaras de grabar video comenzaron a volverse accesibles para la población en general en términos de tamaño, precio y conocimiento, entonces los eventos más significantes en la vida de alguien pueden ser reproducidos una y otra vez, porque bien dicen, “recordar, es volver a vivir”.

Y ahora, los teléfonos inteligentes cuentan con esta ventaja, pues uno no tiene que llevar un cassete VHS virgen para no perderse los primeros pasos de sus hijos o alún momento no tan significante, pero que le puede significar fama viral.

Esto así, el uso o abuso de los teléfonos celulares o dispositivos de grabación en otros momentos se trasladó a filmar obras de teatro, películas en el cine para lucrar con ello, momentos íntimos y por supuesto, tener en la memoria física el concierto del cantante o la agrupación musical.

Pero surgieron los detractores al respecto y los primeros fueron los fans en el mismo evento, detrás de esa persona, que bien o mal servían como micropantalla para los asistentes de menor tamaño, como distractor de un momento significante o también o luz cegadora que hacia el escenario.

Y luego vinieron ellos, los intérpretes a quienes venimos a grabar, los que espetaron con justa razón su enojo o preocupación por el qué hacen los fans detrás de sus teléfonos móviles, si no es disfrutar de esta canción con meses de composición, arreglos y sentimientos.

Una de las últimas bandas musicales que se dieron el lujo de pedir amablemente a su audiencia mexicana que (por favor) no grabaran ni tomaran fotos durante la ejecución de sus canciones fue King Crimson. Nadie reprochó esta petición, pero la urgencia de probar que uno fue testigo de la última visita de esta representativa banda del rock progresivo le ganó más al disfrute de la canción en cuestión.

Pero no se salían con la suya. Guardias y personal del inmueble pedían no-amablemente que guardaran sus celulares o se salían del evento, ya que se les repitió una y otra vez que por favor, no lo hicieran.

De hecho, la magia de admirar a una banda como Crimson reside en realidad en el pacto que mantienen los seguidores con la agrupación británica por hacer esto posible.

Si uno va a YouTube solo encontrará entre la mayoría de las opciones su música con grabaciones de audio y una imagen estática, considerando que subir un video en vivo de la banda significaría delatarse a sí mismo como un pésimo fan y eso no es muy “prog snob” que digamos.

Andrés Calamaro

El polémico Calamaro casi se molesta en escribir un ensayo del por qué la gente no debería grabar sus conciertos con sus celulares.

“Cantar para teléfonos no es lo mismo que cantar para personas”, en eso tiene razón. Continúa: “Confío en la retina y en la memoria para capturar instantes imborrables”, dijo de forma casi poética.

El punto es que el ex de Los Rodríguez explicó que ver estos dispositivos a lo alto entre su público “rompen con un clima necesario para que la intimidad sea posible”, dijo.

Por lo menos de Calamaro quedarán muchos años para que se le vean tocando una y otra vez “La Flaca” y sino, siempre quedará YouTube.

Björk

Antes de ellos, estuvo la cantante Björk a quien no se le distingue exactamente por su amabilidad a la hora de resolver algunas cuestiones, pero cuando se trata de pedir que no saquen los celulares para grabar su concierto sí ofrece de manera tranquila una explicación.

“Esto distrae a la cantante y los exhorta a por favor disfrutar ser parte de la interpretación y no preocuparse por grabarla”.

Hay algo preocupante cuando tu intérprete favorita tiene que pedirte “por favor” (sobre todo cuando no es su costumbre) que disfrutes el momento.

Kiss

Otro problema es la distribución del material. Es decir, Kiss por ejemplo, también conocida como “la banda con más mercancía en la historia”, probablemente después de The Beatles, quiere encargarse de obtener todas las regalías posibles por distribuir sus conciertos grabados por profesionales en vivo con distintas tomas de Gene Simmons sacando la lengua.

Pero si alguien más, como un fan con un teléfono lo hace, ten por seguro que será objeto de una demanda a pesar de que previamente pidieron a la gente grabar partes del concierto “para añadirlo al material oficial”. Confuso, pero, no querrás enfrentarte en un juicio contra tu banda favorita.

YYY’s

Una banda que perdió toda la elegancia y paciencia fue Yeah Yeah Yeah’s, liderada por la cantante Karen O, al poner anuncios en los teatros donde se presentan con el siguiente mensaje:

“Pon esa mierda aparte”. Al principio sí pide por favor que no mires el concierto a través de una cámara, cita literal de ello y luego explican que esto es para respetar a la persona detrás de ti y ah, sí, a Nick, Karen y Brian. “Mucho amor y muchas gracias. YYYs”.

Sus celulares hicieron enojar a Bruno Mars

Lo cual parecía imposible para el hombre que baila y canta enfundado en un traje y zapatos a la James Brown. Él solo quería que todos los acompañaran en el baile al grado que pidió a todos en pleno concierto que “pusieran sus malditos celulares abajo” pues físicamente o bailas o grabas.

Solange Knowles

Lo secreto está de moda La cantante Solange Knowles que se ganó el respeto de los melómanos a pulso y no por ser la hermana dew Beyoncé optó por hacer un concierto “súper secreto” del cual nadie podría probar lo que pasó porque los celulares estuvieron prohibidos en el Museo Guggenheim de Nueva York.

Bueno, solo ella tomó una foto, pero esta es la ventaja de ser la propia anfitriona del lugar.   

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