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Catarsis panista

En medio de la crisis por la que atraviesa el PAN, tras los malos resultados que obtuvieron el pasado 1 de julio, ya se gesta otra disputa interna para determinar quién será el próximo dirigente nacional, una decisión que marcará el rumbo del partido y definirá el papel que jugarán como oposición al gobierno entrante

[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”0_4fp3v9e5″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] Este fin de semana se celebrará una sesión ordinaria del Consejo Nacional del PAN, una cita trascendental para la definición no sólo de la renovación de la dirigencia, sino para el futuro mismo del partido.

Ricardo Anaya Cortés, quien ya regresó a la escena pública después de más de un mes de estar alejado de las actividades políticas, será uno de los protagonistas del encuentro tras su fallida candidatura presidencial y las secuelas que ésta dejó al interior de Acción Nacional.

El PAN fue derrotado por Andrés Manuel López Obrador, sin embargo Acción Nacional será la segunda fuerza política del país con 83 diputados, 24 senadores y 12 gobernadores en el país.

En la reunión de consejeros nacionales, donde se definirá la comisión que organizará el proceso de renovación de la dirigencia nacional del PAN, el grupo de Anaya estará en la lupa para que responda por la derrota electoral del panismo.

En medio de un panismo dividido y disminuido tras los recientes comicios, Anaya y sus aliados intentarán mantener el control del partido, enfrentando a diversos grupos que persiguen el mismo objetivo y que pretenden endosarle el costo del fracaso electoral del PAN.

A pesar de que tanto Anaya como el actual dirigente Damián Zepeda han señalado que no buscarán un nuevo periodo como dirigentes, el grupo del excandidato presidencial aún mantiene bajo su control una gran parte de los órganos del partido.

Hay varios panistas que aspiran a la dirigencia, pero son tres los que tienen verdaderas posibilidades: Marko Cortés, respaldado por varios del grupo de Anaya; Rafael Moreno Valle, exgobernador de Puebla; y Roberto Gil, impulsado por gobernadores como Cabeza de Vaca y Francisco Domínguez.

También han levantado la mano para dirigir el partido panistas de cuño como Carlos Medina Plascencia, Juan Carlos Romero Hicks, Ernesto Ruffo Appel, los senadores Héctor Larios, Francisco Búrquez y el diputado José Luis Preciado.

Además de tener que responder por los resultados electorales adversos, a Ricardo Anaya también le cobrarán la factura de haber impuesto sus aspiraciones por encima de todo y de todos.

Se espera también que Damián Zepeda, como presidente nacional y principal responsable de las decisiones partidistas, sea blanco de los reclamos. Sobre todo porque aún en la adversidad, se quedó con una Senaduría plurinominal y aspira a dirigir la bancada panista en la Cámara Alta.

Lo que está en juego en el PAN, más allá de quién se quede la dirigencia, es si el partido se convertirá en una oposición real al gobierno de López Obrador o busca aprovechar la interlocución.

“Estamos obligados a ser una oposición seria, constructiva, sólida, congruente y digna, pero para hacerlo debemos primero estar unidos. Podemos y debemos, es una obligación lograr los mejores entendimientos por el bien del país”, señala Marko Cortés, coordinador de los diputados federales panistas.

La convocatoria que ha dado a conocer la dirigencia nacional para el Consejo del próximo 11 y 12 de agosto establece como primer objetivo un “análisis sobre el pasado proceso electoral, de la situación política actual en México y del PAN”, espacio que estará lleno de tensión por las acusaciones cruzadas que se esperan entre los diferentes grupos

Pero el tema más importante será el inicio del proceso de la renovación de la dirigencia nacional, para lo cual se propondrá la integración de la Comisión Organizadora Nacional de la Elección del Comité Ejecutivo Nacional, la encargada del proceso de renovación.

Los nombramientos de esta Comisión son facultad de la actual dirigencia nacional, encabezada por Zepeda y serán votados por los más de 380 consejeros nacionales, la mayoría de ellos, al menos en teoría, son afines al grupo anayista.

Según fuentes panistas, Ricardo Anaya cuenta con un porcentaje cercano al 60 por ciento de los consejeros nacionales del PAN, quienes con su voto definirán el futuro del rumbo del partido. Sólo queda la duda si después del proceso electoral y con la división interna seguirán respaldando al exdirigente nacional.

La renovación se estima que podrá concretarse entre los meses de octubre y noviembre y el sistema propuesto por la actual dirigencia es el voto entre militantes, el mismo método utilizado en la elección por la dirigencia en 2015, cuando Ricardo Anaya se impuso con contundencia ante Javier Corral, hoy gobernador de Chihuahua.

El senador Ernesto Ruffo Appel, señala que uno de los cambios que se espera puedan comenzar a construirse a partir del Consejo Nacional es una modificación estatutaria que prohiba que los dirigentes partidistas se aprovechen de la estructura institucional para su propio beneficio.

“Queremos que quienes estén de funcionarios del partido, mientras esté vigente su cargo, no puedan ser candidatos, porque lo que ha pasado es que empieza a darse un conflicto de interés entre los aspirantes legítimos a candidaturas y la estructura organizacional del partido. Esas cosas han ofuscado la vida institucional”, dice.

Aún antes de la renovación, la actual dirigencia podría nombrar a los coordinadores de las fracciones parlamentarias del PAN en el Senado y la Cámara de Diputados, aunque previsiblemente tendría que negociar los nombramientos con otros grupos de poder para evitar un mayor encono.

El propio Zepeda ha alzado la mano para coordinar a los Senadores panistas en la próxima legislatura, aunque esa misma posición la podría buscar Rafael Moreno Valle en caso de no quedarse con la dirigencia nacional; los nombres de Gustavo Madero o Josefina Vázquez Mota también se apuntan en esta lista.

En San Lázaro, los hoy senadores Juan Carlos Romero Hicks, Ernesto Ruffo y Jorge Luis Preciado (quienes también han alzado la mano por la dirigencia nacional), y el exgobernador de Morelos Marco Antonio Adame, entre otros, buscarían también coordinar a los diputados blanquiazules.

Los candidatos

A pesar de que muchos militantes panistas desean convertirse en el próximo dirigente del partido, son pocos los que se perfilan como favoritos.

El candidato del Anayismo

Marko Cortés Mendoza no es incondicional de Ricardo Anaya pero tiene el respaldo de su grupo, además de una parte importante de los consejeros nacionales. Ha tejido desde el Congreso su propia red de apoyos entre los alcaldes y gobernadores panistas. Fue de los primeros en alzar la mano para postularse.

De gobernador a dirigente nacional

Se estima que después de los anayistas, el grupo del exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, sea el más fuerte al interior del PAN. Desde que ganó la gubernatura en 2010 en Puebla ha ido tejiendo una red a lo largo del país. Al interior del PAN sugieren que podría pedir la coordinación en el Senado y dejar la vía libre a los anayistas.

Va por su segundo intento

Cercano al grupo calderonista. Roberto Gil Zuarth contaría con el aval de los gobernadores de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, y de Querétaro, Francisco Domínguez. En 2010, cuando la influencia de Calderón era más fuerte en el PAN, contendió por la dirigencia nacional, aunque perdió la elección con Gustavo Madero.

La terna

Aunque muchos han levantado la mano para postularse como el próximo dirigente nacional, sólo tres militantes han sido mencionados como los favoritos.

La batalla entre los diversos grupos que buscan hacerse de la presidencia nacional del PAN ha provocado que más de seis militantes se apunten por el cargo, sin embargo, únicamente tres cuentan con posibilidades reales de triunfar

El primero de esta tercia es Marko Cortés Mendoza, coordinador de los legisladores panistas en la Cámara de Diputados. El diputado federal en la legislatura que está por terminar no es visto como un incondicional del grupo de Anaya -como sí lo es Damian Zepeda- aunque transita con ellos, de ahí que se haya mantenido como líder de la bancada en San Lázaro.

Además de ser uno de los que han hecho públicas sus aspiraciones y de contar con el respaldo de Anaya y Zepeda, tendría también el apoyo, en teoría, de un importante número de consejeros nacionales, pues fue uno de los coordinadores de la campaña de Anaya rumbo a la dirigencia panista en 2015.

Desde su posición como líder parlamentario también ha ido tejiendo su propia red de apoyo con algunos de los presidentes municipales panistas e incluso con algunos gobernadores. Tendría el aval, por ejemplo, del gobernador saliente de Veracruz, Miguel Ángel Yunes.

El exgobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, es según fuentes al interior del PAN, quien cuenta con el mayor apoyo de consejeros nacionales después del grupo de Anaya. Además tiene una importante estructura en muchos estados del país que ha venido construyendo desde que compitió por la dirigencia nacional en 2015 y posteriormente en la búsqueda de la candidatura presidencial panista.

Es de los pocos liderazgos panistas que pueden presumir de haber obtenido dividendos en los recientes comicios, pues impulsó la candidatura de su esposa, Martha Erika Alonso, quien se alzó con el triunfo por la gubernatura de Puebla.

Se sabe de manera extraoficial que busca al menos la coordinación del PAN en el Senado, por lo que podría dar su respaldo a otro candidato con posibilidades de ganar y quien se comprometa a darle el nombramiento. Un punto importante en su contra es su pasado priista, lo que no es bien visto por muchos de los militantes panistas y por algunos liderazgos históricos.

Rafael Moreno Valle es quien cuenta con el mayor apoyo de consejeros nacionales después del grupo de Ricardo Anaya

Por último, también posicionado para contender por la dirigencia, está el Senador con licencia Roberto Gil Zuarth, quien fue un hombre de toda la confianza de Felipe Calderón cuando fue presidente de la República.

De hecho, en 2010, con el respaldo del calderonismo, compitió por la dirigencia panista, aunque fue vencido por Gustavo Madero. Esta sería la segunda ocasión que busca el máximo cargo dentro de Acción Nacional.

Cuenta con el respaldo de un calderonismo en horas bajas. Es cercano a Felipe Calderón, Margarita Zavala y al Presidente del Senado Ernesto Cordero (expulsado del PAN). Y cuenta con el apoyo de otros gobernadores como Francisco García Cabeza de Vaca y Francisco Domínguez.

Acción Nacional será la segunda fuerza política del país con 83 diputados, 24 senadores y 12 gobernadores

El peso de los gobernadores

Los primeros mandatarios de las 12 entidades en donde el PAN gobernará una vez que culminen los cambios de gobierno en los estados se convertirán también en un factor de peso en las decisiones que se tomen en Acción Nacional, aunque por lo que se ha visto en las últimas semanas, no conforman un grupo uniforme ni homogéneo.

En los días previos a la elección, un grupo de 7 mandatarios panistas formaron la Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional.

De Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval; de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis; de Durango, José Rosas Aispuro Torres; de Puebla, José Antonio Gali Fayad; de Querétaro, Francisco Domínguez Servién; de Quintana Roo, Carlos Joaquín González y de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Quienes no firmaron el acuerdo fueron Javier Corral, de Chihuahua; Francisco Vega, de Baja California; Miguel Márquez, de Guanajuato, Antonio Echevarría, de Nayarit y Miguel Ángel Yunes, quien llegó al gobierno de Veracruz a través de la coalición PAN-PRD

Poco después de la jornada electoral comenzó a circular la versión de que el gobernador saliente de Guanajuato, Miguel Márquez, buscaría la dirigencia nacional del partido, una candidatura que pudo haber unificado a los mandatarios en funciones y por lo menos a dos de los tres candidatos panistas que ganaron una gubernatura. También hubiera sido un aspirante que habría transitado con el anayismo.

Sin embargo, al autodescartarse, los mandatarios estatales se han dividido en sus apoyos.

Javier Corral de Chihuahua por ejemplo ha respaldado públicamente las aspiraciones del exgobernador de Guanajuato Carlos Medina Plascencia.

Antonio Gali de Puebla y su sucesora Martha Erika Alonso están con Rafael Moreno Valle.

Miguel Márquez de Guanajuato, su sucesor Diego Sinuhé Rodríguez y Francisco Vega de Baja California -parte del panismo conservadorno se han pronunciado a favor de nadie, y podrían ofrecer su capital político a cualquiera de los tres ‘finalistas’ que se perfilan.

El gobernador de Querétaro Francisco Domínguez y de Tamaulipas Francisco Javier Cabeza de Vaca apoyan a Roberto Gil Zuarth quien aún no ha anunciado públicamente sus aspiraciones, a espera de medir sus apoyos. También ha trascendido que José Rosas Aispuro avala al Senador con licencia

Marko Cortés y el grupo de Anaya estarían respaldados por el gobernador saliente de Veracruz Miguel Ángel Yunes, por el gobernador de Nayarit Antonio Echevarría y por el gobernador electo de Yucatán, Mauricio Vila.

El Partido Acción Nacional contará con 12 estados gobernados por sus militantes, sin embargo, hasta ese grupo de personajes se encuentra dividido, pues no todos están de acuerdo con quién debe convertirse en el próximo dirigente nacional del blanquiazul

Acabar con los grupos de poder: Ruffo

Para el senador Ernesto Ruffo Appel, lo que más daño le ha hecho al PAN en los últimos años, y la principal problemática que ha llevado al panismo al resultado electoral adverso del pasado 1 de julio, es el ‘enquistamiento’ de los grupos de poder internos, quienes están más interesados en su beneficio particular que en los éxitos del partido.

El próximo Consejo Nacional deberá, por sobre todas las cosas, sentar las bases para regresar a la institucionalidad partidista

“Los grupos de poder, los grupos de intereses no dejan respirar con normalidad al partido. Todo esto sobrevino con los triunfos, con las victorias electorales de Acción Nacional. Vienen interesados más en una oportunidad para ellos mismos que en un verdadero cambio político, y luego el puesto no lo sueltan. Eso fue encerrando al partido. Los grupos están actuando por el bien propio y no por el bien público, ese es el reto del PAN”.

Es por ello, asegura el exgobernador de Baja California, que el próximo Consejo Nacional deberá, por sobre todas las cosas, sentar las bases para regresar a la institucionalidad partidista, dejando de lado las luchas internas de grupos y volviendo a dar el peso que le corresponde a la militancia.

“En el caso concreto del PAN, es dejar absolutamente los procedimientos de designación y darle el mayor peso, la mayor fortaleza al asunto democrático a través de la Asamblea de militantes, y eso es mi primer fundamento. Que las decisiones, particularmente la decisión de candidatos sean por Asamblea, no por designaciones”
Ernesto RuffoSenador

Ruffo, diputado electo y quien ha alzado la mano para dirigir al partido, apela a que sean los mismos grupos de interés quienes se den cuenta de que podrían perder su área de influencia si el partido sigue por el mismo rumbo y se va disminuyendo.

Para el senador y aspirante a la presidencia nacional de Acción Nacional, la debacle por la que atraviesa el partido se debe en buena parte a que se ha dado prioridad a los intereses personales de los militantes

“Tienen que ser muy pragmáticos para darse cuenta de que aquí, si bien tienen las razones de sus intereses en frente, lo que se está presentando hoy son las razones de México, so pena de que ellos desaparezcan con todo y partido”.

Es una oportunidad: Cortés

Aunque no niega la crisis y la división interna que reina en Acción Nacional, para el diputado Marko Cortés Mendoza, el Consejo Nacional Extraordinario del panismo, además de ser un espacio para encontrar las causas del resultado electoral, también es una oportunidad para que el partido se fortalezca de cara al reto que tienen en los próximos años.

La renovación de la presidencia nacional del PAN se decidirá entre octubre y noviembre y el método será el voto entre militantes

“Yo veo del otro lado, yo veo que hay una oportunidad, la oportunidad de que todos los panistas nos veamos realmente necesarios para enfrentar el nuevo reto que tenemos en México. Estoy segurísimo que pondremos por delante el objetivo principal de cuidar a México, pero para poder hacerlo primero tenemos que estar unidos en el PAN”.

Además de la renovación de la dirigencia nacional -cargo para el que Cortés ha levantado la mano- el coordinador de los legisladores blanquiazules espera que en el encuentro se identifiquen las suficientes coincidencias para convertirse a la vez en una oposición fuerte y una fuerza política que dé resultados en los espacios en los que gobierna.

“El PAN tendrá que asumir su dualidad de ser la primera fuerza de oposición en el país en las Cámaras y de ser gobierno en 12 estados y en más de 400 ayuntamientos.

“Además de lograr ser una verdadera oposición y contrapeso que defienda el interés de todos los mexicanos, tenemos que buscar dialogar en lo que sea positivo para México y señalar con toda fuerza en lo que no coincidamos y que sea negativo para el país”
Marko CortésDiputado Federal
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