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Muerte ‘sin previo aviso’

Ninguno de los familiares de los 150 pasajeros del avión Airbus A320 de Germanwings, que se estrelló este martes en los Alpes franceses, se esperaba la pérdida de su ser querido. La muerte fue trágica, abrupta. 

No tuvieron oportunidad para despedirse. Tampoco tienen la esperanza de volver a ver a las víctimas o vivir la agonía de la incertidumbre, como sucedió en el caso de los familiares y amigos de quienes iban a bordo del vuelo MH370 del avión Malaysia Airlines que desapareció el año pasado. Una experiencia igualmente dolorosa, claro.

Quien sufre la pérdida inesperada de un ser querido carga con la culpa de no haber podido decir adiós
https://www.youtube.com/watch?v=9EFiJQohZT4

Ninguno de los familiares de los 150 pasajeros del avión Airbus A320 de Germanwings, que se estrelló este martes en los Alpes franceses, se esperaba la pérdida de su ser querido. La muerte fue trágica, abrupta. 

No tuvieron oportunidad para despedirse. Tampoco tienen la esperanza de volver a ver a las víctimas o vivir la agonía de la incertidumbre, como sucedió en el caso de los familiares y amigos de quienes iban a bordo del vuelo MH370 del avión Malaysia Airlines que desapareció el año pasado. Una experiencia igualmente dolorosa, claro.

Independientemente de la forma en la que se haya producido la muerte, una pérdida es una pérdida. 

Pero expertos consideran que el contexto en el que una persona pierde la vida hace que la pérdida sea aún más complicada de afrontar para los allegados de las víctimas. 

A propósito de la tragedia del vuelo GWI9525 de Germanwings –de la que se ha confirmado que el copiloto, identificado como Andreas Lubitz, tenía la “voluntad de destruir el avión”, de acuerdo con las grabaciones de la caja negra– Fernando Chacón Fuertes, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, dijo a EFE que “es más fácil cuando sabes que una persona está enferma desde hace tiempo, porque te vas despidiendo”. 

“El problema es que aquí no te has despedido, no has podido decirle lo que le querías o pedirle perdón por alguna cosa. Esa sensación de no despedirse repercute muy negativamente, lo agrava y lo hace más difícil”. 

O como dijo a CNN Therese Rando, psicólogo clínico del Instituto para el Estudio y Tratamiento de Pérdida en Warwick, Rhode Island: “no solo están lidiando con la pérdida. También están luchando con un trauma personal. Afecta la capacidad de seguir adelante con el dolor y el luto, de enfocar la mente en lo que ha ocurrido. No hay ninguna advertencia, ningún tiempo para prepararse y gradualmente comenzar a asumir la idea”. 

El doctor David J. Baxter, psicoterapeuta de adolescentes, adultos, parejas, padres y familias con sede en Ottawa, Canadá, pone el ejemplo del momento en que una persona muere tras haber vivido mucho tiempo con una enfermedad. 

En este caso “hay una causa identificable (que por lo menos en algunos casos, puede ser visto como inevitable) y el sobreviviente tiene alguna oportunidad de anticipar y comenzar a aceptar la pérdida antes del evento”, escribe en su sitio Web de psicología y autoayuda Psychlinks. 

“Por otro lado”, continúa Baxter, “creo que la muerte súbita, por accidente, desgracia o malicia, trae consigo asuntos adicionales para el sobreviviente que pueden complicar el proceso de duelo por años —los ‘qué hubiera sido si’”, lo que no hace más que agudizar el duelo de quien sufre la pérdida de un ser querido. 

Para Chacón Fuertes, es sano para quienes enfrentan el dolor de la muerte de un ser querido “no enredar en la tristeza lógica de estos momentos otras emociones, como la culpa”. 

Explica que es común que el allegado a la víctima se haga preguntas con respuestas claras, como “¿y si no le hubiera dejado ir?'”.

“Si supieras que iba a morir, no le hubieras dejado ir pero no lo sabías, con lo que no tiene sentido cargar con culpas poco racionales y que hacen aumentar la carga de la pérdida y la tristeza y puede llevar a un duelo más complicado”, asegura Chacón Fuertes. 

Es más fácil decirlo que hacerlo, claro, por lo que será indispensable que los sobrevivientes se apoyen de un profesional de la salud que los encamine durante un proceso de duelo que es estrictamente personal.

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