La revolución 
universitaria

La educación es un derecho universal, pero poder acceder a una educación gratuita y de calidad es una realidad muy lejana aún… o al menos eso creíamos. Profesores de Harvard, Stanford y Columbia –por mencionar algunas universidades–, están impartiendo su conocimiento de forma gratuita, poniéndolo al alcance de quien quiera tomarlo.

Los altos costos en la educación están obligando a los jóvenes a buscar otras alternativas para obtener conocimiento

La educación es un derecho universal, pero poder acceder a una educación gratuita y de calidad es una realidad muy lejana aún… o al menos eso creíamos. Profesores de Harvard, Stanford y Columbia –por mencionar algunas universidades–, están impartiendo su conocimiento de forma gratuita, poniéndolo al alcance de quien quiera tomarlo.

En el otoño de 2011, Stanford –la universidad situada en el corazón de Silicon Valley– abrió tres cursos para cualquier persona que tuviera conexión a Internet. Las clases y tareas (las mismas que se impartían presencialmente en el campus) se subirían y autocalificarían en línea cada semana.

Los exámenes parciales y los finales tendrían estrictas fechas de entrega. Es decir, se trataría a todos –matriculados y no matriculados– por igual. La universidad no daría los créditos a los estudiantes no matriculados, pero sí se les otorgaría un certificado de que realizaron el curso a aquellos que lo terminaran.

Sebastian Thrun y Peter Norvig impartían una de estas tres clases, CS221: Introduction to Artificial Intelligence, un curso que empezó como un experimento con el que pensaban atraer mil estudiantes y terminaron con más de 160 mil alumnos inscritos provenientes de 190 países.

Quienes lo tomaron no estaban adquiriendo conocimiento de cualquiera, Thrun es nada menos que el gurú en Inteligencia Artificial que lideró al equipo de Google que desarrolló el auto que no necesita conductor y que fue presentado hace unos meses. Y Norvig es el Director de Investigación de Google.

De ahí surgió Udacity, una Web que pretende democratizar la educación. Thrun, junto con los expertos con quienes creó el proyecto, comparte la visión de revolucionar el campo educativo.

El sitio tiene más de 100 mil estudiantes inscritos en los 14 cursos enfocados en ciencias computacionales. Al igual que en los demás proyectos, las lecciones son gratuitas y solo se cobra una cuota si quieres obtener un certificado al final.

La iniciativa de Thrun y Norvig abrió el camino para proyectos como Coursera, una página –creada por otros dos académicos de ciencias informáticas de Stanford– que inició ofreciendo solo cursos de esa universidad y ahora incluye a más de 30 instituciones, entre las que se encuentran Columbia, Brown y Princeton.

MIT y Harvard no podían quedarse fuera del movimiento. MITx es el programa que el Instituto Tecnológico de Massachusetts presentó para ponerse a la par de las demás instituciones. Se trata de un portafolio de sus cursos que estará disponible para cualquiera. Registrarse y tomar las clases será gratis, pero para obtener un certificado se cobrará una cuota simbólica.

De este proyecto deriva edX, una plataforma creada por el MIT en conjunto con Harvard y que tiene las mismas características que los demás sitios. Berkeley y la Universidad de Texas son los nuevos socios en este consorcio que anunció que ya son más de 120 las universidades que han manifestado su interés en el programa.

Lo novedoso de edX es que los certificados serán gratuitos solo durante los cursos del semestre de otoño 2012.

¿Quién inició la revolución?

Sal Khan es un pionero en la educación digital. Podríamos decir que es el padre de esta revolución, pues desde 2004 concibió y empezó a gestar lo que después se convertiría en Khan Academy. Este sitio, que actualmente cuenta con una librería de más de 3 mil 400 videos, comenzó impartiendo conocimientos básicos de nivel primaria a preparatoria, pero actualmente cuenta con materias más avanzadas.

Khan creó el precedente para que más personas en el mundo tuvieran acceso a educación de buena calidad sin tener que gastar un solo centavo. En 2011, Sal Khan ofreció una conferencia para TED en donde Bill Gates llamó a la academia “el futuro de la educación”.

Profesionista sin gastar un peso

Los altos costos en la educación están obligando a los jóvenes a buscar otras alternativas para obtener conocimiento.

Los créditos educativos han ayudado a que más personas puedan tener acceso a un título universitario, pero en Estados Unidos ya son un problema económico. Hace un par de meses, el Consejo para la Educación Económica reveló que la deuda estudiantil de ese país rebasa el billón de dólares y que un tercio de los universitarios abandonan los estudios con deuda y sin un título.

En una época en la que casi un tercio de los ingresos de los jóvenes entre 18 y 24 años está destinado a pagar deudas, la mayoría referentes a los préstamos educativos, los sitios que ofrecen cursos gratuitos aparecen como una opción para tener la educación. Sin embargo, aún no ofrecen el reconocimiento oficial.

Según un grupo de expertos en el tema, liderados por el autor y académico Vivek Wadhwa, en una década la mayor parte de la educación profesional deberá ser gratuita. Wadhwa tiene una fe inquebrantable en el poder de la tecnología, cree que en los próximos 10 años los cursos en línea revolucionarán la educación superior y reducirán casi a cero los costos para los estudiantes.

Las opciones en México

Aunque todos estos sitios están disponibles a nivel global, y algunos de ellos tienen traducciones a muchos idiomas realizadas por los mismos usuarios, México tiene sus propias iniciativas.

El Centro Virtual de Aprendizaje que pertenece a la Dirección de Educación para el Desarrollo, dentro de la Universidad Tec Virtual del Sistema Tecnológico de Monterrey, tiene alojados más de 150 cursos en línea. La mayoría son gratuitos.

Quien quiera tomar uno solo tiene que registrarse para  obtener una matrícula y una contraseña, requisito para acceder al material. Siete de los cursos –los que se imparten de forma tutorada– sí otorgan reconocimientos, pero tienen un costo.

“Actualmente estamos trabajando con un socio en el extranjero, en donde hemos desarrollado un modelo en el cual sus participantes acceden a un curso, contestan un examen en línea y al obtener un promedio igual o superior a 70, se les expide una constancia de participación”, señaló Marisol Rodríguez Ontiveros, de la Dirección de Educación para el Desarrollo.

La Universidad Nacional de Educación a Distancia y el portal Universia también tienen un sitio que pretende poner al alcance de todos los conocimientos que la universidad genera. El proyecto llamado OpenCourseWare cuenta con la participación de la Fundación William and Flora Hewlett, la Fundación Andrew W. Mellon y el Instituto Tecnológico de 
Massachusetts (MIT).

Sin embargo, se describen en su página como una iniciativa editorial electrónica y no como un servicio de educación a distancia, por lo que no existe interacción entre alumnos y profesores y no otorga reconocimientos o acreditaciones.

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