¿A nosotros qué?

“Ya no creo en el amor”, “Estoy en depresión total”, “El amor no existe”, “El 2017 es mucho más irrespetuoso que el 2016. Cancelen la vida, ya no hay futuro”, son tan solo un ejemplo de las publicaciones que inundan Internet tras el anuncio de la separación de los actores Chris Pratt y Anna Faris, quienes estuvieron casados durante ocho años y tienen un hijo –Jack– que cumplirá cinco años de edad el 25 de agosto.

Fanáticos, curiosos y hasta morbosos se han dado a la tarea de especular acerca de esta ruptura que, como muchas otras, ha dado la vuelta al mundo.

“Las celebridades simbolizan nuestras ilimitadas fantasías (...) cuando se termina una relación amorosa de una pareja de celebridades, toda nuestra idealización y fantasías se caen por completo”
Katherine SchaflerPsicóloga

“Ya no creo en el amor”, “Estoy en depresión total”, “El amor no existe”, “El 2017 es mucho más irrespetuoso que el 2016. Cancelen la vida, ya no hay futuro”, son tan solo un ejemplo de las publicaciones que inundan Internet tras el anuncio de la separación de los actores Chris Pratt y Anna Faris, quienes estuvieron casados durante ocho años y tienen un hijo –Jack– que cumplirá cinco años de edad el 25 de agosto.

Fanáticos, curiosos y hasta morbosos se han dado a la tarea de especular acerca de esta ruptura que, como muchas otras, ha dado la vuelta al mundo.

Entre las versiones más fuertes están el supuesto affair entre Pratt y Jennifer Lawrence (con quien trabajó en “Passengers”), y el hecho de que Chris es ahora mucho más reconocido que Faris en la industria de Hollywood, dado a que ha protagonizado diversas cintas, entre ellas blockbusters como “Guardianes de la Galaxia” y “Jurassic World”.

Pero sin caer en el vaivén sensacionalista, ¿por qué nos afectan las rupturas amorosas de las celebridades?

Para Katherine Schafler, psicóloga de Nueva York, todo está relacionado con nuestros deseos y necesidades más profundas. “Nos unimos a las celebridades porque ellas simbolizan nuestros deseos más profundos de tener poder, ser el centro de atención, de igual manera queremos tener acceso a sus recursos y al éxito social que tienen al ser queridos por millones de personas”.

El gusto y el deseo de tener la vida que llevan las figuras públicas nos llevan a “necesitar ver lo impresionante que son sus hogares, nos gusta escuchar cuánto dinero ganan y definitivamente deseamos ver lo asombrosas que son sus relaciones personales”, señala Schafler.

De hecho, la terapeuta incluso asegura que “las celebridades simbolizan nuestras ilimitadas fantasías”. Razón por la que cuando se termina una relación amorosa de una pareja de celebridades, toda nuestra idealización y fantasías se caen por completo.

Aunque no seamos fans

Lo más impresionante de este fenómeno entre las personas “comunes y corrientes” y las figuras públicas es que no necesitamos ser precisamente fanáticas de las mismas para admirar –y desear– sus vidas.

“Cuando las celebridades no cumplen nuestras expectativas, nos aferramos a ellas, simplemente porque son celebridades”, agrega la especialista. Un ejemplo claro es que podríamos no desear tener una relación con un actor –o actriz, según sea el caso– que sabemos que suele ser infiel o lleva una vida de vicios y hasta violencia, pero de todos modos idealizamos lo que se podría tener con él/ella como pareja, por el simple hecho de que sale en la TV.

“Nos recuerda la verdad de que los seres humanos son limitados (…) Estamos limitados en la cantidad de control que tenemos sobre nuestras vidas, sobre cuánto tiempo vivimos y sobre lo que otras personas nos hacen”, dice Katherine.

Y cuando se termina una relación “de ensueño” como la que tuvieron Brad Pitt y Angelina Jolie, o el mismo Pratt con Faris , nos recuerda que cualquiera puede tener el corazón roto y que los artistas también lloran.

“Nos guste o no, las celebridades forman parte de nuestra cosmovisión y están fuertemente integradas en nuestra cultura”, indica Schafler. “Es normal que nos duela cuando nuestras visiones del mundo estén abolladas o dañadas”, agrega.

El amor en los tiempos de Hollywood

Entre las rupturas más controversiales de los últimos años –después de la de Tom Cruise y Nicole Kidman– están:

>> Chris Pratt y Anna Faris

Matrimonio de ocho años y un hijo

>> Brad Pitt y Angelina Jolie

Pareja durante 11 años (dos 
de matrimonio) y seis hijos

>> Ben Affleck y Jennifer Garner

Matrimonio de 12 años y tres hijos

>> Gwen Stefani y Gavin Rossdale

Matrimonio de 13 años y tres hijos

>> Liev Schreiber y Naomi Watts

Matrimonio de 11 años y dos hijos

>> Kourtney Kardashian y Scott Disick

>> Pareja durante nueve años y tres hijos

>> Emma Stone y Andrew Garfield

Cuatro años juntos y no tuvieron hijos

¿Cuántos más?

Además de la separación de Pratt y Faris, esta semana también anunciaron su ruptura la actriz Amber Heard y el CEO de Tesla Motors y SpaceX, Elon Musk.

Se especula que Musk terminó la relación de un año de manera abrupta, por la supuesta conducta errática de Amber.

Heard es abiertamente bisexual y estuvo casada con el actor Johnny Depp, de quien se divorció alegando violencia doméstica.

Musk se divorció de su segunda esposa, Talulah Riley, en 2016 y tuvo seis hijos (sobreviven cinco) en su primer matrimonio, con Justine Wilson.

Fuentes allegadas a Amber Heard señalaron que la actriz está devastada tras su rompimiento con Musk.

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