Noche de fuego: ¿una aburrida película mexicana sobre la violencia de género?

Querido, lector: Mi opinión vertida en La Cinemágora y en este artículo no representa la perspectiva del medio

Es posible que Tatiana Huezo sea una de las creadoras más talentosas de México. Si bien cuenta con la nacionalidad salvadoreña, no es ajena en ningún sentido a la violenta realidad que sufren, sobretodo, las mujeres en situaciones vulnerables. Eso se confirma en su primera película de ficción, Noche de Fuego, que se estrena este jueves 16 de septiembre en salas mexicanas.

Y es que Tatiana Huezo Sánchez llamó la atención de la crítica y el público con su primera producción El lugar más pequeño, un documental sobre la guerra civil en El Salvador que ha sido premiado internacionalmente.

En México, su documental Tempestad se consolidó como fuerte emblema de las mujeres que han sido víctimas de la corrupción, la violencia y el abuso en sus diferentes formas.

¿DE QUÉ VA?:

En un pueblo ubicado en la Sierra de México, tres jóvenes toman las casas de los que han huido, se disfrazan de mujeres cuando nadie mira y tienen un escondite para estar a salvo de quienes se las llevarían; pero los ecos oscuros de la violencia se convierten en una amenaza ineludible.

UN MENSAJE QUE SE DESPERDICIA

Mi curiosidad por conocer a Tatiana Huezo en una faceta fuera del documental era grande. Más porque Tempestad me pareció uno de esos pocos largometrajes que consiguen llevarte a otras partes de México sin sesgo alguno y con una mirada imparcial.

Sin embargo, al terminar de ver Noche de Fuego quedé decepcionado. Mi primera impresión fue la de: “la historia tenía potencial”. Y es que Huezo nos presenta a su protagonista, Ana, como una niña que sin mucho esfuerzo empatiza con el público.

En su personalidad, Ana es intrépida, juguetona e inteligente. Su crecimiento en la Sierra está permeado por la violencia, casi imperciptible para ella, en la forma cómo la tratan los adultos.

Ana y su entorno están delineados de forma tan verosímil que se entiende por qué Huezo conoce a cabalidad centenas de historias de mujeres de distintas partes de México.

Pero, con todo y eso, Tatiana Huezo nos entrega una película sin guion, sin chiste, sin interés. No es una sorpresa que por momentos Noche de Fuego se sienta más bien como un documental que como una ficción.

La intención de la directora por evidenciar la violencia de género se difumina en montones de minutos enfocados a retratarnos la vida común en la que el crimen organizado está presente sólo en segundos. Sí, segundos.

Si bien el interés se produce a partir de un conflicto, en Noche de Fuego no lo hay. Sí, los narcos aparecen. Sí, están armados y son amenazadores. Pero todo eso queda fuera para mostrarnos de manera anecdótica, y poética claro está, la infancia y adolescencia de Ana.

Entonces, el mensaje acerca de la violencia de género y su impacto en las niñas termina por diluirse en la belleza de la fotografía así como en metáforas que acaban por ahogar el interés a media cinta.

Un mensaje, políticamente correcto o no, llega exitosamente al público cuando hay de por medio un guion sólido que sostenga el interés del espectador y, además, consiga transgredir su realidad.

Sin embargo, cuando el mensaje se presenta sin ningún pretexto en particular se convierte en una propaganda grosera y, en ocasiones, absurda.

Por esta razón es que la incursión de Huezo en la ficción es errática. Noche de Fuego encaja más como una bonita propaganda sin estructura que cierra con un final predecible desde el inicio y que da nombre al largometraje.

Hay que decir que el tema de la violencia de género es delicado; pero, tomarlo como motivo para una película no garantiza que sea efectivo e interesante.

Noche de Fuego es emotiva porque es una ventana ficticia a la triste y cruda realidad que las mujeres enfrentan a manos de hombres violentos y crueles. Pero, sin duda es la producción más floja de Tatiana Huezo. La cineasta pudo haber aprovechado las miles de historias que se esconden en las entrañas de nuestro país.

Recomendación: Una película obligada para los mexicanos, pero sin trascendencia.

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