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Sin ropa, sin razón

Se llama “Dating naked” y su premisa no sorprendió a nadie. Es el reality show más reciente de VH1, y si no fuera porque sus participantes están completamente desnudos todo el tiempo, sería un programa de citas como cualquiera.

El formato es sencillo: un hombre y una mujer van a tres citas con parejas distintas –una de las citas es entre ellos– y al final deciden con cuál “quedarse”, por lo menos lo que dure la grabación. En cada reunión hacen actividades –aún desnudos– como correr dentro de una pelota gigante o pintarse el cuerpo. 

La fórmula de los desnudos también es utilizada en las series de ficción
https://www.youtube.com/watch?v=oXJ6mKuKsb4&list=UUCCjc1piE1mIrhcE3ejENeA

Se llama “Dating naked” y su premisa no sorprendió a nadie. Es el reality show más reciente de VH1, y si no fuera porque sus participantes están completamente desnudos todo el tiempo, sería un programa de citas como cualquiera.

El formato es sencillo: un hombre y una mujer van a tres citas con parejas distintas –una de las citas es entre ellos– y al final deciden con cuál “quedarse”, por lo menos lo que dure la grabación. En cada reunión hacen actividades –aún desnudos– como correr dentro de una pelota gigante o pintarse el cuerpo. 

Pero esta no es la primera emisión que pide a sus concursantes revelar todos los detalles de su anatomía. Discovery Channel comenzó la tendencia el año pasado, con “Naked and afraid”, un programa estilo “Survivor” en el que dos concursantes –un hombre y una mujer– deben sobrevivir 21 días en un ambiente aislado sin siquiera estar protegidos por un poco de tela. 

En su estreno, “Naked and afraid” atrajo a más de 4 millones de televidentes y se convirtió en el mejor estreno del canal en varios años. 

Con los datos de rating por delante, surgieron otras propuestas parecidas: “Buying naked” –sobre la venta de bienes raíces en una colonia nudista–, “Naked Vegas” y se dice que Fox está considerando un programa de citas “al desnudo”.  Incluso la TV holandesa ha caído, con “Adam zkt Eva” –“Adam buscando a Eva”, en español.

Y a pesar de que sus creadores insisten en llamarlos “experimentos sociales”, la audiencia conoce bien el truco que este tipo de programas han usado por años. El sexo vendía en los expuestos baños de “Big brother”, y el sexo vende hoy, en una isla desierta.

Un 100 en honestidad

Sabemos que los reality shows no son precisamente honestos –tienen guionistas e historias predeterminadas– pero, irónicamente, la búsqueda descarada de ratings podría ser su contacto más cercano con la realidad. 

Después de todo, estos programas podrán ser una muestra exagerada de las tendencias sociales, pero esto no excluye el hecho de que están guiados por las preferencias de la audiencia, y es imposible separarlos de ellas. 

Aunque sea más sencillo negarlo y decir que los productores “están locos” o “ya no se les ocurre nada que inventar”, Kim Kardashian no existiría sin seguidores, “Big brother” no hubiera tenido éxito si no hubiera algo voyeurista en nosotros, y “The bachelor” no sería una realidad si no amáramos odiar a sus concursantes. 

Hasta los concursos de talento se apoyan en nuestro fetiche por las historias de fracaso –evidenciado por la cantidad de resultados que aparecen al buscar audiciones de “American Idol” en Youtube– y de éxito inesperado –¿recuerdas a Susan Boyle?

 Si programas como “Dating naked” y “Naked and afraid” buscan ratings presentando a sus participantes sin ropa, pueden justificar la decisión como “Game of thrones” o “Nip/Tuck”, series célebres no solo por sus historias, sino por su aproximación “quitada de la pena” a la desnudez.

El factor escándalo atrae, y otros elementos de la trama, atrapan. Los reality shows solo son culpables de buscar el éxito fácil usando fórmulas comprobadas.

Pero quizá lo que lo hace más descarado es que ni siquiera intentan disfrazarlo de un intento de terminar con los tabúes y alcanzar un nuevo respeto por la anatomía humana, como podría ser el caso de las series o películas. 

Los programas de realidad no enseñan sin darle importancia, como si no fuera relevante, sino que censuran las imágenes, lo que finalmente solo dirige la atención a ellas. 

Desnudos ‘con causa’

¿Hasta qué punto el desnudo es solo una forma de atraer consumidores? Para muchos actores que, finalmente, son los que muestran su cuerpo, tiene que haber algo más allá. 

Lena Dunham se hizo célebre defendiendo sus apariciones sin ropa en la serie que creó, “Girls”, asegurando que no existen mujeres con un cuerpo parecido a ella que lo expongan en los medios, y que es importante poner ese ejemplo. 

Como ella, histriones como Kate Winslet, Sienna Miller y Jason Segel muestran piel sin pena, y contribuyen a una normalización de la figura humana en los medios. 

Pero los casos que más llaman la atención no son los de estos veteranos de la desnudez en pantalla, sino los de actores que alguna vez se negaron a hacerlo. 

Recordemos el debut sin ropa de Scarlett Johansson en el filme “Under the skin”, cuyas imágenes filtradas provocaron críticas a la actriz, que sin retoques lucía imperfecta –y, sin embargo, espectacular.

Y quizá, desde ese punto de vista, los realities al desnudo tengan algo que aportar: al exponer cuerpos que no tienen entrenadores privados, nutriólogos y Photoshop a su alcance, podrían cambiar la percepción de lo que es un buen cuerpo, y favorecer la autoimagen de millones de personas influenciadas por dos décadas de irrealidad. 

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