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‘No los mataron por ser hijos de periodista’

Estadística fría que se suma a la de miles de víctimas de la violencia en México, situación que no ha disminuido pero que sí ha dejado de ser tema del gobierno de Enrique Peña Nieto y por ende, ha desaparecido de la agenda de la mayoría de los medios de comunicación.

Estadística fría que se suma a la de miles de víctimas de la violencia en México, situación que no ha disminuido pero que sí ha dejado de ser tema del gobierno de Enrique Peña Nieto y por ende, ha desaparecido de la agenda de la mayoría de los medios de comunicación.

Las autoridades no han negado que el crimen sea parte de la tendencia de la última década, cuando el Banco Mundial registró que poco más de 38% de jóvenes han sido víctimas de homicidios en México. Lo que sí hicieron de inmediato fue tratar de deslindar el crimen de la actividad periodística de los padres. El vocero de la Fiscalía de Chihuahua, Carlos González, fue el primero. Pero nunca explicó en qué basaba sus dichos. Aunque el trabajo de la madre de los jóvenes asesinados trajo a colación el tema de una posible venganza, las autoridades lo descartaron.

Tras la orden de Peña Nieto de que la Procuraduría General de la República investigara los homicidios, ésta también deslindó la labor periodística del doble crimen.

Sorprende la celeridad de los resultados de las investigaciones, considerando que México ocupa el octavo lugar en casos de impunidad en crímenes y agresiones contra periodistas.

Como afirmó, no sin un toque de ironía, el director del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) Mike O’Connor a esta columnista, “las autoridades fueron tan eficaces que, en esta etapa inicial de lainvestigación, ya saben quienes no fueron, pero no quienes sí fueron”.

El asesinato sucedió horas después de la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa en el mundo.

Y México no tiene nada que celebrar.

El CPJ asegura que entre diciembre de 2006 y diciembre de 2012, al menos 14 periodistas fueron asesinados en represalia directa por su labor. Hace un par de semanas, la oficina en México de Artículo 19, una organización internacional cuyo mandato es la defensa y promoción de la libertad de expresión, también recibió una carta con amenazas.

A un año del asesinato de la periodista Regina Martínez, en Veracruz, que sigue impune, y un par de días antes del de los jóvenes en Chihuahua, un comunicador fue baleado mientras comía en un restaurante en el mismo estado.

No lo dirán muchos medios, pero sucede que las agresiones contra periodistas se han duplicado en los cuatro meses de gobierno de Peña Nieto, asegura la CDHDF.

Al margen de los dichos de las autoridades sobre quienes no mataron a los dos hermanos, desde el 2000 hasta hoy, 84 periodistas han sido asesinados en México, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Y los culpables siguen impunes…

Desde 2012, México se mantiene como uno de los países más violentos en cuanto a asesinatos a periodistas, solo por debajo de Siria, Somalia y Pakistán, de acuerdo con la Relatoría para la Libertad de Expresión de la CDHDF. Y 53% de las agresiones contra periodistas en 2011 fueron cometidas por alguna autoridad, según la misma fuente.

Mientras la mayoría de los casos de comunicadores asesinados se encuentre empantanado en la impunidad, las autoridades carecen de autoridad moral para descartar culpables en el caso de los jóvenes asesinados a fines de la semana pasada. Es así de simple y sencillo, y así de trágico.

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