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Los de arriba y los de abajo

Aunque el nuevo coordinador de la bancada panista en el Senado, Jorge Luis Preciado, no tiene la culpa de que Gustavo Madero lo haya designado para el cargo, sí tiene la culpa de haber aceptado el dedazo.

No porque el jefe del partido le pida a un senador que se aviente a un precipicio, el senador tiene la obligación de obedecerlo.

Aunque el nuevo coordinador de la bancada panista en el Senado, Jorge Luis Preciado, no tiene la culpa de que Gustavo Madero lo haya designado para el cargo, sí tiene la culpa de haber aceptado el dedazo.

No porque el jefe del partido le pida a un senador que se aviente a un precipicio, el senador tiene la obligación de obedecerlo.

Y mucho menos cuando Gustavo Madero anda diciendo que su decisión fue buena porque Jorge Luis Preciado “viene de abajo”, dando a entender que el presidente del PAN optó por Preciado porque según Madero le asiste el derecho que supuestamente es privilegio de “los de arriba”.

Por lo pronto, el senador Jorge Luis Preciado fue recibido con toda clase de burlas y caras largas de sus colegas del Senado.

La de Luisa María Calderón Hinojosa fue la más larga de todas.

Trapos sucios al sol

Uno de los primeros señalamientos que tendrá que desahogar el presidente Gustavo Madero es la acusación que le hiciera Juan José Rodríguez Prats de haber recibido cuatro millones de pesos de manos de Emmanuel Nivón en Chiapas por la candidatura a la gubenatura.

El señalamiento de Rodríguez Prats lo hizo de viva voz y delante de 40 miembros del CEN del PAN que se reunieron el pasado lunes.

Por su parte, Madero le reviró a Rodríguez Prats amenazándolo con denunciarlo.

Y esto es solo para empezar, porque además de su relación con Juan José Rojas Cardona, sus adversarios dicen que también tendrá que explicar la razón de su amistad con el diputado coahuilense Guillermo Anaya y con el duranguense Rodolfo Dorador.

Se les fue

No deja de ser sorprendente el decomiso que le hicieron al exsecretario de finanzas de Andrés Granier por 100 millones de pesos en efectivo.

Y es que una cantidad como la que le decomisaron a José Saiz Pineda alcanza como para comprar unos 5 mil trajes de 20 mil pesos, o 10 mil pantalones de a 10 mil, o hasta 20 mil pares de zapatos con valor de 5 mil.

También alcanzaría para beberse unas 311 botellas de Inglenook 1941 con el exgobernador de Tabasco, para que nos cuente en dónde anda su amigo.

¿Saldrá de nuevo el exgobernador de Tabasco a explicar que nunca se dio cuenta de lo que hacía su tesorero porque se la pasaron las copas?

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