El poder de arrobar

Toda sacudida provoca cambios. El 19 de septiembre es fecha emblemática en México. El sismo de 1985 transformó el país en todos sus ámbitos, dio muestra al mundo de la solidaridad, unión y fuerza de un pueblo que a pesar del dolor sabe mantenerse sólido en la tragedia. Y aunque la tierra tembló al grado […]

Toda sacudida provoca cambios. El 19 de septiembre es fecha emblemática en México. El sismo de 1985 transformó el país en todos sus ámbitos, dio muestra al mundo de la solidaridad, unión y fuerza de un pueblo que a pesar del dolor sabe mantenerse sólido en la tragedia.

Y aunque la tierra tembló al grado de romper corazones, nacieron cuerpos de auxilio como los de Protección Civil, protocolos de seguridad que hoy son serios y utilitarios. Ese fenómeno natural fue el –a través del desencanto- motivo de organización de un pueblo contra los abusos de poder.

Esa tremenda sacudida partió al PRI que apenas tres años después tuvo una escisión para dar nacimiento a la primer fuerza política de izquierda que se volvió realmente rentable en las boletas: el PRD.

Nacieron liderazgos –después cuestionados- como el de René Bejarano, que defendió a cientos de personas que se quedaron sin hogar y de eso conformó una de las más poderosas estructuras políticas para cruzar boletas en las elecciones.

Ahora estamos nuevamente en el estrujante movimiento de la tierra que nos tira para ponernos en pie. Las calles de la Ciudad de México y de los municipios afectados en Morelos, Puebla y también Guerrero están llenas de personas que sólo están pensando en ayudar al prójimo, en ver que esté con vida, en buscar a toda medida que se quede en este mundo.

Ahora la juventud es paliativo de la ignorancia. La Constitución y las leyes están al alcance del teléfono celular que todos cargan. Twitter se ha convertido en el volcán de las protestas que pasan de lo virtual a lo real en cuestión de segundos, esa red social es un rotomartillo gigante que derrumba ya cualquier sólida estructura que quiera mantener las cosas en el status quo.

La exigencia de que los partidos entreguen al menos el 20 por ciento de los 15 mil millones que deben de ser destinados para la elección y los partidos en el 2018. ¿Se imagina usted esta propuesta en 1985 ó 1986?.

No habría prosperado. Ni siquiera podría haber sido de conocimiento de todos. El cambio de aquel mítico 1985 es la base de lo que en estos días será imparable.

Hoy, los inquilinos de las banquetas que dejó el temblor hablan de quitarle dinero a los partidos para dárselo al pueblo, a los daminficados. Hoy se ponen gafetes para identificarse y tener acceso a la ayuda oficial, se mandan por whatsapp videos y ligas de información para poder realizar oficios y enviarlos a la Secretaría de Gobernación, al Fondo Nacional de Desastres (Fonden).

“Arroban” a sus delegados y otras autoridades, se cuidan unos con otros. Postean, registran la desgracia en Instagram. ¿Qué pasará con toda esa muchedumbre desairada por un sistema político anquilosado?

Si el temblor del 85 dio pie a la creación de organizaciones de vecinos, inició el desmembramiento del Partido Revolucionario Institucional y el nacimiento del PRD. ¿Qué va a pasar ahora que los puentes de comunicación cibernética son indestructibles e infinitos?

Toda sacudida es una transformación, una metamorfosis, como la Franz Kafka, pero ahora Gregor, convertido en un enorme insecto, podría ser el papel que juegue el sistema político mexicano.

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