Cristina deja obscuridad

Tasas elevadas de inflación, saqueos violentos en las calles y apagones en las principales ciudades del país. Un panorama que parecía ser exclusivo de Venezuela pero que ahora también se encuentra en Argentina.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inicia su penúltimo año de gestión con el descontento de millones de personas que se quedaron sin luz durante varios días en medio de la peor ola de calor en cuatro décadas.

Pero la crisis energética es solo la punta del iceberg del caos que vive la nación rioplatense. 

3.6
Por ciento fue el nivel de aprobación del gobierno de Cristina Fernández en 2013

Tasas elevadas de inflación, saqueos violentos en las calles y apagones en las principales ciudades del país. Un panorama que parecía ser exclusivo de Venezuela pero que ahora también se encuentra en Argentina.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inicia su penúltimo año de gestión con el descontento de millones de personas que se quedaron sin luz durante varios días en medio de la peor ola de calor en cuatro décadas.

Pero la crisis energética es solo la punta del iceberg del caos que vive la nación rioplatense. 

El índice de inflación fue de al menos 10 por ciento en 2103, según cifras gubernamentales; el país se ubicó en el lugar 106 de 177 en el Índice de Percepción de Corrupción 2013 elaborado por Transparencia Internacional, y cerró con la tasa más alta de consumo de cocaína de América del Sur (2.7 por ciento de la población).

“El estallido policial y la emergencia energética ponen en evidencia el deterioro de la vida social avalado desde las máximas responsabilidades del Estado”, escribió el viernes el periodista Daniel Larriqueta en el diario argentino La Nación.

Un año de inestabilidad

La cirugía a la que fue sometida debido a un coágulo en el cerebro fue solo uno de los problemas que Cristina afrontó en 2013.

La política fiscal de la mandataria causó que miles de transportistas sindicalizados protestaran varias veces para exigir un aumento de sueldo y menos impuestos, lo que provocó desabasto de combustible y carencia de transporte en al menos 20 ciudades del país, informó en diciembre CNN en Español.

Cristina también sufrió un duro golpe político en octubre pasado, cuando su exjefe de Gabinete y actual diputado por Buenos Aires, Sergio Massa, arrasó en las elecciones legislativas y le arrebató el poder absoluto que tenía en el Congreso.

Tras su enfermedad y la derrota en los comicios, la presidenta peronista anunció que en el 2015 se retiraría de la escena política, mensaje totalmente opuesto al de las voces que aseguraban que buscaría una segunda reelección.

“No hay ninguna posibilidad de ‘Cristina 2015’ para ningún cargo electivo”, sentenció el pasado 26 de diciembre en una entrevista con Télam, la agencia estatal informativa de Argentina.

Sin plata

Durante el último año, el Gobierno argentino y sus ciudadanos han sufrido de escases económica.

En su informe del 2013, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revela que Argentina perdió en el último año el 20 por ciento de sus reservas internacionales.

Además, la Cepal y el Fondo Monetario Internacional (FMI) estiman que este año el Producto Interno Bruto (PIB) de Argentina solo crecerá entre 2.6 y 2.8 por ciento, la segunda tasa más baja de Latinoamérica, superada únicamente por Venezuela.

A esto se suma el caos social que ha generado la estrechez económica. En diciembre pasado, los dueños de tiendas de abarrotes y supermercados de 20 provincias argentinas se quedaron con los anaqueles vacíos ante la ola de saqueos propiciada por la huelga de una semana de la Policía Provincial.

La neurosis causó daños incuantificables que los comerciantes no han podido reparar. 

Luego llegaron los apagones en las principales ciudades del país en las últimas dos semanas de diciembre, cuando el Estado no pudo responder a la gran demanda de energía eléctrica ante la ola de calor que rebasó los 40 grados de temperatura.

“La gente se siente abandonada, no sabe si el corte es preventivo ni cuánto va a durar. Tenemos un Gobierno que en vez de construir soluciones, siempre busca responsables”, declaró el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, a El País.

Y mientras a Argentina se le acaba el dinero, a Cristina se le termina la popularidad.

Una encuesta realizada en diciembre por la consultora Management & Fit reveló que la peronista terminó el año con un nivel de aprobación de apenas 30.6 por ciento.

Ahora los argentinos están en busca de un nuevo líder con el empuje de los mejores tiempos de Cristina y que sane la economía enferma del país. Pero las figuras fuertes aún no aparecen.

“Para ajustar sin que todo salte por el aire como un resorte descontrolado, hace falta un gobierno con la fuerza suficiente para dominar el potro social encabritado. Ahí, si se permite, podría abrirse un signo de interrogación”, comentó el viernes Julio Blanck, columnista de El Clarín.

 

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