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Tantas multas ¿para qué?

Desde la crisis global de 2008, instituciones financieras han pagado más de 100 mil millones de dólares en multas a reguladores alrededor del mundo.  Pero difícilmente se puede decir que los bancos han sido disuadidos de continuar con prácticas ilegales.

Ahora, los reguladores y el Departamento de Justicia de Estados Unidos buscan que el nuevo escándalo de Wall Street siente un precedente y represente un cambio cultural en el mundo financiero.

925
millones de dólares es el monto con el que los reguladores sancionaron a Citigroup por colusión, la cifra más alta jamás impuesta por violar la Ley Sherman, estatuto antimonopolio
A diferencia de otras sanciones, es la primera vez que los bancos aceptan los cargos criminales. Esto representa un gran antecedente
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Desde la crisis global de 2008, instituciones financieras han pagado más de 100 mil millones de dólares en multas a reguladores alrededor del mundo.  Pero difícilmente se puede decir que los bancos han sido disuadidos de continuar con prácticas ilegales.

Ahora, los reguladores y el Departamento de Justicia de Estados Unidos buscan que el nuevo escándalo de Wall Street siente un precedente y represente un cambio cultural en el mundo financiero.

Cinco de los mayores bancos globales se declararon criminalmente culpables de una serie de cargos que incluyen la colusión y la manipulación de los tipos de cambio y las tasas de interés.  El pago conjunto de las multas alcanza los 5.6 mil millones de dólares, a cuenta del Departamento de Justicia y de la Reserva Federal, principalmente. 

Citigroup, JP Morgan Chase, Barclays y el Royal Bank of Scotland conspiraron para manipular el precio del dólar y del euro, de acuerdo al Departamento de Justicia.

Por su parte, UBS fue declarado culpable de cargos de fraude relacionados con la manipulación de tasas de interés. El banco suizo recibió inmunidad en la investigación de manipulación de divisas porque fue la primera institución en cooperar con las autoridades.

La diferencia respecto a escándalos previos yace en que se acabó con la práctica de los bancos de abstenerse de aceptar o negar algún comportamiento indebido. En este caso, la aceptación de cargos criminales representa un paso hacia delante en el mejoramiento de las prácticas de la industria, coincidieron analistas.

Además, el escándalo estalló en el corazón de Wall Street en las unidades principales de los bancos. Anteriormente, las malas prácticas se limitaban en gran medida a las subsidiarias poco controlados de las grandes instituciones.

Barclays, banco cuya matriz se ubica en Londres, pagó la multa más alta con 2.4 mil millones de dólares. La institución realizó acuerdos adicionales con el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York, con la Comisión Federal de Intercambio de Futuros de Materias Primas de Estados Unidos (CFTC por sus siglas en inglés) y con la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido.  Parte del acuerdo incluyó el despido de ocho operadores de la unidad de divisas del banco.

Citigroup fue la segunda institución más castigada de los cinco bancos. El grupo pagó 1.2 mil millones de dólares, incluyendo 925 millones por violar la Ley Sherman, la mayor cantidad pagada por romper el estatuto antimonopolio que debutó con la escisión de Standard Oil.

Deutsche Bank y HSBC continúan bajo investigación. Analistas esperan que los reguladores anuncien multas adicionales en los próximos días.

La última serie de sanciones ocurrió después de que en noviembre pasado varios de los bancos afectados llegaron a un acuerdo con reguladores para pagar 4.25 mil millones de dólares y así poner fin a investigaciones respecto a la manipulación de divisas.

Modus Operandi

El mercado de divisas es el más grande del mundo financiero, no obstante, resulta ser de los menos regulados. Diariamente, alrededor de cinco billones de dólares cambian de manos.

Controlar un mercado tan inmenso es más fácil si se limita la competencia y se concentra el servicio en unos cuantos operadores.

Para ponerse de acuerdo, los empleados de los bancos castigados se reunían en salas de chat online. Ahí, se alineaban posturas de compra y venta, además de que se ejercían transacciones en tiempos estipulados con el fin de influir en el precio. Los operadores construían grandes posiciones y las liberaban en momentos específicos.

En una de las salas de chat,  los operadores se hacían llamar “el cártel”, donde podían leerse expresiones como “si no estás haciendo trampa, entonces no lo estás intentado”.

No aprenden la lección

La manipulación de divisas se convirtió en una práctica cotidiana para los operadores.  A pesar de que la industria bancaria estaba enfrentando el escándalo de manipulación de tasas Libor, no se observó un cambio de conducta hacia dentro de las instituciones.

Todos los bancos involucrados en este escándalo ya habían pagado multas en el 2012 y el 2013 por la manipulación de tasas Libor.  En conjunto, estas instituciones pagaron 3.3 mil millones de dólares en multas.

La alta dirección de esos bancos prometió un cambio profundo en la cultura de la industria financiera. Se prometió erradicar las prácticas ilegales y hacer de la ética el eje rector del día a día de sus operadores.

Sin embargo, el escándalo por el cual hoy se pagan 5.6 mil millones de dólares, se fraguó exactamente al mismo tiempo que cuando el escándalo Libor se volvió un asunto público.

A pesar de ello, la industria continúa en negación. Antony Hopkins, director general de Barclays, dijo que las malas prácticas se debían únicamente a unas cuántas manzanas podridas, no a un comportamiento generalizado de toda la firma.

Jamie Dimon, director general de JP Morgan Chase, refirió que la conducta de un grupo de empleados o de un solo empleado se refleja negativamente en el resto de la compañía. 

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