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El legado político del TLCAN

Más allá del potencial colapso del sector exportador y de la pérdida de casi un millón de empleos, la cancelación del acuerdo comercial representaría el fin del ancla institucional que ha garantizado una política de apertura económica en el último cuarto de siglo

“Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro”
CicerónPolítico romano

Para Luis Rubio, el presidente del CIDAC, la terminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) tendría consecuencias que van más allá de la coyuntura económica inmediata.

Tal como lo supone el discurso del gobierno mexicano, el sector exportador, que representa el 38.2 por ciento del producto interno bruto (PIB), quedaría protegido en gran medida por la figura de Nación Más Favorecida de la Organización Mundial del Comercio.

Sin embargo, Rubio argumenta que el verdadero riesgo de la cancelación del TLCAN yace en la erosión de la marca país, no en la caída temporal de las exportaciones manufactureras mexicanas.

Desde su punto de vista, el TLCAN representa un certificado del gobierno estadounidense que avala el compromiso de México con el régimen de liberalización económica. Es decir, garantiza la seguridad jurídica de la inversión extranjera e incentiva a que se preservan “las reglas del juego”.

En ese sentido, el legado del TLCAN trasciende al desarrollo industrial que derivó del marco legal que promovió la integración vertical y las economías de escala en las cadenas de valor de América del Norte, hoy considerada como la región más competitiva del mundo. El acuerdo comercial ha significado un empuje institucional para fortalecer la disciplina interna y homologar las prácticas de la economía mexicana, al menos las del sector exportador, a los regímenes liberales y meritocráticos de sus socios de América del Norte.

“El riesgo de la terminación del TLC  no se apreciaría, al menos no en el inicio, en el comercio exterior, particularmente en las exportaciones, sino en la capacidad de atraer inversiones del exterior y en la preservación de la confianza interna”, escribió Luis Rubio la semana pasada en su página personal.

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Del PIB sería la contracción de la economía mexicana en caso de que se cancele el TLCAN, de acuerdo a un escenario pesimista planteado por la agencia Moody’s

TLCAN: neutralizando a AMLO

Para bien o para mal, el TLCAN ha significado un blindaje político para un modelo económico que ha privilegiado la apertura comercial y financiera, así como la estabilidad macroeconómica.

Luis Rubio expresa que el acuerdo comercial constituye un límite a un viraje radical en materia de política económica interna. En pocas palabras, sugiere que su terminación representaría una carta abierta para una modificación de fondo en la apuesta de desarrollo del país.

Hoy, ese cambio lo encarna Andrés Manuel López Obrador, el candidato antisistema por excelencia y el puntero en la mayoría de las encuestas de cara al 2018. En muchos sentidos, la elección del 2018 es referido como un referéndum de facto al denominado modelo neoliberal que ha regido a la economía mexicana en las últimas tres décadas.

Siguiendo la tesis de Rubio, el futuro del TLCAN definirá en gran medida el margen de maniobra político que tendrá López Obrador para realizar reformas de fondo al sistema económico.

A pesar de que los artífices del TLCAN argumentan que este acuerdo es el único motor económico del país, existe una creciente sensación de que el modelo de liberalización ha llegado a su límite. El déficit de este régimen en materia de crecimiento, pobreza y desigualdad quedó reflejado en una encuesta realizada por el centro de investigación Pew Research Center, que encontró que sólo el 6 por ciento de los mexicanos están satisfechos con la manera en que funciona la democracia en el país. Es el nivel de satisfacción más bajo a nivel internacional.

No obstante, los defensores del TLCAN sugieren que el hecho de que México haya crecido a una tasa anual promedio de 2.3 por ciento en las últimas tres décadas y a que el 85 por ciento de la población gane hasta tres salarios mínimos al día ocurren a pesar del acuerdo, no debido a él.

En comparecencia frente al Congreso, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, dijo que la cancelación del TLCAN no significa que “es el fin del mundo”. Rubio, quien preside el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales y es miembro de la Comisión Trilateral, no está 100 por ciento del acuerdo. A su entender, el fin del TLCAN tendría consecuencias gravísimas. Para empezar, dejaría de existir la mayor fuente de certidumbre de la economía mexicana, aquella que neutraliza la posibilidad de que se instaure un gobierno con “una filosofía distinta a la liberalización”.

“El riesgo de la terminación del TLC no se apreciaría, al menos no en el inicio, en el comercio exterior, particularmente en las exportaciones, sino en la capacidad de atraer inversiones del exterior y en la preservación de la confianza interna”
Luis RubioPresidente del CIDAC
El verdadero riesgo de la cancelación del TLCAN yace en la erosión de la marca país, no en la caída temporal de las exportaciones manufactureras mexicanas, según Luis Rubio
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Es la probabilidad de que se cancele el TLCAN, de acuerdo a Brian Coulton, economista en jefe de Fitch

Fin del TLCAN: un escenario probable

De acuerdo a Brian Coulton, economista en jefe de la agencia calificadora Fitch, existe una probabilidad de al menos 30 por ciento de que el TLCAN sea derogado. La estimación se suma a la percepción de Herminio Blanco, uno de los negociadores originales del TLCAN, y de Robert Zoellick, exrepresentante comercial de Estados Unidos, de que el acuerdo comercial cuenta con una probabilidad de supervivencia del 50 por ciento.Las demandas radicales de la administración de Donald Trump de elevar el contenido regional y estadounidense de las exportaciones de México y Canadá, así como la cláusula de terminación automática del tratado  y el desmantelamiento de los mecanismos de resolución de disputas del capítulo 19 colocan un velo de incertidumbre sobre el futuro del TLCAN.

En el último mes, el peso ha sido la divisa emergente que más se ha depreciado frente al dólar. El consenso de analistas lo atribuye a la creciente posibilidad de que colapsen las negociaciones para rediseñar el TLCAN.

Moisés Kalach, el empresario que coordina el “cuarto de junto” del Consejo Coordinador Empresarial que asesora al gobierno mexicano, aseguró que las discusiones han llegado a un punto de inflexión en el que se sabrá si Estados Unidos de verdad quiere negociar o no.

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