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El dragón pisa en falso

En los últimos años, las dos economías más grandes del mundo se enfrentan en una guerra para ganar América Latina.

Tanto China como Estados Unidos están interesados en convertirse el país con mayor influencia sobre los latinos.

Los métodos para conseguir esto son muy variados, pero generalmente se enfocan en ayudas económicas, préstamos y tratados comerciales atractivos.

2,400
millones de dólares es lo que ha recibido el gobierno de México en préstamos por parte de China en los últimos nueve años
Hasta hace poco, la lucha por latinoamérica parecía estar ganada por China
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En los últimos años, las dos economías más grandes del mundo se enfrentan en una guerra para ganar América Latina.

Tanto China como Estados Unidos están interesados en convertirse el país con mayor influencia sobre los latinos.

Los métodos para conseguir esto son muy variados, pero generalmente se enfocan en ayudas económicas, préstamos y tratados comerciales atractivos.

Aunque ambas naciones han negado que exista alguna competencia por influenciar la región, la evidencia apunta a lo contrario. Los países latinos pasaron de pedir dinero a organismo internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, a depender de la generosidad de estos gigantes económicos.

Por ejemplo, el 2010 fue el año en el que la región ha obtenido una mayor cantidad de dinero en préstamos en la última década. Solamente los préstamos que otorgó China fueron de 37 mil millones de dólares, cifra que es mayor a la suma total de préstamos para la región que hicieron el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Exportación de los Estados Unidos en el mismo año.

En la otra esquina, Estados Unidos consolida su presencia a través de tratados comerciales que permiten a los latinos a acceder al mayor mercado del mundo donde se encuentran de las mejores fuentes de tecnología.

Revés chino

Hasta hace poco, la lucha por Latinoamérica parecía estar ganada por China. Sin embargo, los problemas económicos, tanto en el país asiático como en los de sus aliados latinos, parecen revertir la balanza.

La semana pasada se dio a conocer que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en China del 2014 fue tan sólo de 7.4 por ciento. Esta tasa es la más baja que ha tenido el país en casi 25 años. La complicada situación económica dificultará que el Gobierno otorgue préstamos en los próximos años.

La primera probada de esta nueva realidad se vio hace unas semanas cuando el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acudió a China para pedir dinero. A pesar de los problemas que enfrenta Maduro por la caída de los precios internacionales del petróleo, China se mostró impasible y se negó a otorgar cualquier ayuda económica que no fuera la reestructuración de créditos previamente otorgados.

Anteriormente las negociaciones hubieran salido de otra manera. Venezuela es el país que más dinero ha recibido de China y se considera como su mayor aliado ideológico al lado de Cuba en la región. En los últimos 9 años, Venezuela ha recibido más de 50 mil millones de dólares en préstamos.

En comparación, el siguiente país que más ayuda asiática ha recibido es Argentina con 14.1 mil millones de dólares.

Pero estos aliados de China, junto con Cuba, no han aprovechado las oportunidades de estos préstamos. Ninguno de estos países cumplió con sus planes de reformas y proyectos de inversión y comparten una situación económico crítica.

¿Quién más?

Otro de los grandes interesados por influir en América Latina es Rusia, pero es difícil que esta nación pueda representar un actor importante en los próximos años.

La caída libre en la que se encuentra su economía desde que inició el conflicto en Ucrania el año pasado parece no tener fin.

La sanciones económicas impuestas por Occidente y lidereadas por Estados Unidos han representado un problema más grave del que originalmente calcularon las autoridades rusas.

A esto se le debe añadir que Rusia es uno de los principales países afectados por la caída de los precios del petróleo, ya que alrededor del 13 por ciento del PIB ruso está ligado a las exportaciones de crudo.

El vuelo del águila

La incapacidad de apoyar de la misma manera que antes a sus aliados no es el único problema de China. En lo últimos meses, el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, ha promovido cambios profundos en su política frente a Latinoamérica.

La acción más llamativa ha sido su acercamiento con Cuba, quien hasta el momento ha sido el líder moral del sentimiento anti-estadounidense en la región. Esta apertura al diálogo es el mayor acercamiento diplomático sostenido por los dos países en los últimos 35 años.

Además, Obama promueve un cambio de discurso en la guerra contra las drogas. Todo parece indicar que el nuevo enfoque de esta lucha será proteger los derechos humanos de las poblaciones afectadas por el narcotráfico y no sólo acabar con las drogas.

De acuerdo con la revista The Economist, Estados Unidos tendrá su mayor reto en abril cuando se celebre la Cumbre de las Américas en Panamá. La reunión de este año será la primera que tendrá como invitado al mandatario cubano Raúl Castro, y esperan que Obama se concentre en abordar temas de democracia y derechos humanos.

Como uno de los países que se encuentra mejor en el aspecto económico, Estados Unidos cuenta con una oportunidad única de ganarle terreno a China en Latinoamérica.

 

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